Hoy, en TVE-1 han emitido, en el longevo “Informe Semanal” un reportaje sobre el mundo de las aguas envasadas. Aparte del típico contenido sobre este tema ¿que tipos de aguas se embotellan? ¿tienen propiedades terapéuticas? y las típicas entrevistas a empresarios del agua y dietistas, llamaba la atención lo que ya vienen siendo unos nuevos invitados a este mercado: sumilleres de agua y clientela “exquisita”. Como dijo uno de los entrevistados, el beber una botella de agua de Tasmania o de Sudáfrica, aparte de que te cobren un ojo de la cara, resulta puro esnobismo. Resulta realmente patético, que en Madrid, donde el agua del grifo proviene de las “cristalinas y puras rocas graníticas de la abrupta y natural Sierra”(como diría un vendedor de tónicos milagrosos) la gente en un restaurante consuma agua de Tasmania o de cualquier rincón del globo. Pero, bueno, sarna con gusto…

¿Donde arranca este esnobismo consumista? Existen famosos como una famosa cantante de origen italiano que exigía una determinada marca francesa en su camerino, al igual que rockeros ilustres… y la lista es larga. Equipos deportivos son esponsorizados por determinadas marcas, por lo que se hacen conocidas a nuestros ojos. Y si lo hacen los famosos… Pero claro, ¿como en un restaurante de élite y caché van a poner las marcas que podemos encontrar en cualquier Hiper? ¡eso es para chiringuitos!

No debe llevarse la gente a engaño. La única diferencia entre el agua embotellada y la de una fuente en el campo es, básicamente, legislativa.

No debe llevarse la gente a engaño. La única diferencia entre el agua embotellada y la de una fuente en el campo es, básicamente, legislativa. La etiqueta de “diferente” es una etiqueta legal, una declaración y su publicación en el BOE. Muchas poblaciones en España, y 12 millones de habitantes, emplean el agua subterránea como abastecimiento. Se puede dar la situación que un sondeo abastezca a la población y en el mismo acuífero, otro se embotelle. La mayoría de las aguas minerales naturales son bicarbonatadas cálcicas, como cualquier agua que proviene de un acuífero carbonatado. Cierto es que se embotellan aguas con Germanio, o provenientes de icebergs arrancados de la Antártida, pero lo habitual es que se embotelle el agua influenciada por la litología que forma el acuífero del entorno. ¿Alguien quiere beber aguas de origen volcánico? Pues nada, en Canarias todas tienen ese origen; no hace falta importarlas de Oceanía.

Hace años, creo recordar que el agua potable de una población del Maresme presentaba contenidos en Manganeso e hierro y alguna autoridad municipal dijo que funcionaba como una Viagra natural.

El merchandising hace mucho. Hace años, creo recordar que el agua potable de una población del Maresme presentaba contenidos en Manganeso e hierro y alguna autoridad municipal dijo que funcionaba como una Viagra natural; a partir de entonces daban chupitos de Agua de esa población en los bares de diseño. También saltó el “escandalo” que en Reino Unido se vendía como agua embotellada, por parte de una multinacional, el agua del grifo.¿pero alguien lo notó al beberla?

La botella nueva del Emperador. Cuando alguien te dice que puedes tomar algo exclusivo y excluyente, a lo que pocos tienen acceso, acabas haciendo el triste papel del Emperador del cuento de Andersen. Puedes acabar haciendo el ridículo aunque no te apercibas, o tal vez sí, cuando te traigan la cuenta!!

P.D.: El esnobismo es algo inherente al ser humano. Se aplica en el agua embotellada, como en las artes, tanto pintura, literatura, música o cine (ya se sabe, ¿quien no conoce a alguien que diga: “cine de hollywood a mi no, yo solo veo a Lars Von Trier, cine iraní y a un director andorrano que es la monda”? Sin embargo acabamos siendo pasto de falsos sastres como en el cuento, que nos engañan, nos roban y se rien de nosotros. Nos lo merecemos por snobs.