Rogelio Meléndez Tercero

TIERRA Y TECNOLOGÍA Nº 60 | Autor: Rogelio Meléndez Tercero. Geólogo. Colegiado nº 601


En el momento de escribir este artículo soy un geólogo, “jubilata”, pero como corresponde a estas edades y situación tengo un largo historial vinculado con la geología, por la que sentí afición desde que tenía 15 años. Parte de ese historial está vinculado a mi afán por dar a conocer a la sociedad en general el conocimiento racional y científico de nuestro mundo y otra buena parte a mi vida laboral. Fue justamente trabajando en una mina de carbón, de las pocas que aún estaban en funcionamiento en León, cuando uno de los trabajadores comentó que yo era “un médico de piedras”. Creo que es una definición bastante acertada, pero la profesión de geólogo y sobre todo los estudios necesarios pare serlo dan para mucho, muchísimo más. Es lo que pretendo mostrar al escribir este artículo, recogiendo esencialmente mi experiencia personal.

Lo haré empleando un lenguaje comprensible y fiándome básicamente de mis recuerdos. Cualquier geólogo tiene una idea bastante acertada de lo que da de sí la geología, pero este artículo está redactado para que sea de fácil comprensión del público en general. Por ello es un artículo de escasa extensión. ”Lo bueno si breve, dos veces bueno”.

Fig.1.- Geólogo analizando labores de la infraestructura minera, realizada según todos los datos conocidos por los romanos. Túnel del complejo aurífero del entorno de Castropodame y Paradasolana, en El Bierzo (León).

Las ramas del árbol de la Ciencia

La que en mis tiempos se llamaba carrera de geólogo o licenciatura en Ciencias Geológicas, se cimentaba en unos estudios previos a la universidad. Aún conservo algunas de las enciclopedias, que eran en la práctica el único libro de texto que año tras año se estudiaba en la escuela de mi pueblo. Un pueblo muy diminuto que ya ni siquiera tiene escuela alguna. En esas enciclopedias ya se impartía la asignatura de Ciencias de la Naturaleza y en esa asignatura ya había unas nociones muy básicas (pero muy útiles) para entender la Geología. Por otra parte había otras asignaturas (aritmética, geometría, física, geografía…), que tienen estrecha vinculación con la geología y es más que son esenciales para una buena formación geológica. Era la enseñanza primaria.

Fig.2.- Los conocimientos para ser geólogo (a), se empiezan a adquirir desde la infancia y se amplían y ramifican al seguir estudiando.

Durante lo que entonces se llamaba el bachillerato y el COU (7 años en total) esa interconexión y ese apoyo mutuo entre las diversas ramas del conocimiento científico, como es de dominio público se incrementó mucho más. De este modo al llegar a la universidad ya se disponía de un cúmulo de conocimientos considerable que servía de base de sustentación para las enseñanzas de la universidad; pero que también servía para que en función de la iniciativa personal y del afán de aprender se pudiese saber no sólo geología, si no además otros conocimientos que tienen relación con la misma. Son numerosos y a modo de ejemplo cabría citar a la topografía, la cartografía, la astronomía y otros varios.

Esas ramas del conocimiento debidamente explotadas pueden servir para que los geólogos puedan tener su hueco en el mundo laboral y profesional, sin tener que dedicarse exclusivamente a tareas consideradas (teóricamente) estrictamente geológicas. En mi caso, debo reconocer que la topografía fue una labor que a lo largo de mi vida profesional me ocupó posiblemente más tiempo que la geología estricta. No obstante, yo siempre busqué y traté de aprovechar al máximo la interconexión entre topografía y geología. Lo habitual es que cualquier estudio geológico requiera una base cartográfica y topográfica, motivo por el cual el conocimiento de la topografía me fue de gran utilidad para el desempeño de mi labor como geólogo. En la facultad de geología la enseñanza estricta de la topografía no se contemplaba como tal (si la cartografía), pero el afán de saber es esencial y me permitió realizar a lo largo de muchos años, numerosas labores de topografía, algunas muy complejas.

Aunque el público en general relaciona la profesión de geólogo, con la explotación de minas lo cierto es que el campo es mucho más amplio

No conozco (aunque quizá si lo hubo), algún otro caso de un geólogo que se dedicase de modo habitual a realizar labores de topógrafo, pero sin duda debe haber muchos otros casos en los que se dieron situaciones similares, aunque en otras ramas del conocimiento humano. Sin duda uno de los más famosos es el del astronauta Pedro Duque o el de H. Schmitt que viajó hasta la superficie lunar a bordo del Apolo 17.  

Aunque el público en general relaciona la profesión de geólogo, con la explotación de minas lo cierto es que el campo es mucho más amplio, como he señalado. Hablaré a continuación de algunas facetas, sólo algunas, que supongo son las que más inadvertidas pasan para la sociedad.

Explotación de aguas subterráneas

Aunque muchas personas ni siquiera se lo imaginan, hace ya muchas décadas que, entre la formación de un geólogo, figura la localización y el aprovechamiento racional de un bien tan necesario como el agua y más en concreto el agua subterránea. La Hidrogeología es una parte importante de la formación de un geólogo.

Es importante señalar esta circunstancia, porque considero que es penoso y lamentable, que en pleno siglo XXI y en país que se supone del mundo desarrollado como es España, aún esté muy extendida la creencia de que es posible buscar agua en el subsuelo como se hacía en la Edad Media e incluso en siglos anteriores. La llegada de Internet que permite el acceso a la información al público en general también facilita la proliferación de bulos y teorías que se pueden considerar simples creencias, porque no tienen base científica alguna. Los médicos luchan contra la pseudociencia llamada homeopatía, los físicos contra quienes dicen que la Tierra es plana y los geólogos contra los quienes creen detectar misteriosas corrientes de agua subterránea gracias por lo visto a unos misteriosos poderes.

Por fortuna parece que cada vez es más frecuente que desde las administraciones públicas, se soliciten estudios hidrogeológicos del terreno, que se basan en análisis científicos y no en simples creencias. Los métodos geológicos para buscar agua subterránea se plantean de modo racional y científico, partiendo de observaciones y de datos medibles y concretos (datos numéricos). Se trata sencillamente de resolver problemas de índole físico-matemática. Son eso si problemas muy complicados y que requieren no sólo tener datos de partida concretos y fiables, si no además dominar una serie de conceptos que a menudo la sociedad ignora por completo, como la porosidad, la permeabilidad, la transmisividad, el gradiente hidráulico….

Es importante señalar que ya desde el siglo XIX se han realizado de modo sistemático estudios para determinar de modo matemático los efectos que provoca en el subsuelo la extracción de agua subterránea (cono de descensos), aunque gran parte de la sociedad desconoce por completo un concepto tan simple como el citado cono de descensos.

Análisis de riesgos naturales

Son numerosos los riesgos naturales que tienen directa relación con la geología. Cabe señalar entre otros la prevención de inundaciones, el análisis de la estabilidad de los taludes de una carrera o la estimación del riesgo de sufrir desastres naturales diversos, como terremotos, por ejemplo.

Por lo que concierne a la estabilidad de taludes, una de las labores del geólogo es determinar de modo físico-matemático la estabilidad de un talud, es decir definir, pero con números si una ladera esta formada por roca “sana” es decir roca firme y con garantías de estabilidad o por el contrario roca o terreno “descompuesto” que a la más mínima puede caerse por ejemplo sobre una carretera. Aquí si actúa el geólogo como un “médico de piedras”.

Por otra parte la evaluación de riesgos por inundaciones es un campo en el que también la geología desempeña una labor importante. Seguramente muchas personas al pasar por una carretera habrán considerado que algunas de las obras de drenaje están sobredimensionadas, es decir que las hacen demasiado amplias para el caudal de agua que han de evacuar. Quienes así piensan ignoran que hay estudios matemáticos que calculan la probabilidad de que durante un período de tiempo concreto, se pueda producir un desbordamiento de un río o un arroyo y causar graves daños en las zonas colindantes.

Protección del patrimonio arquitectónico histórico

El patrimonio monumental tiene una estrecha vinculación con la geología. Son numerosos los monumentos que tras siglos de ser construidos necesitan labores de conservación e incluso de reconstrucción de partes dañadas. La geología permite localizar las canteras de las que se extrajeron hace siglos materiales para la edificación de catedrales y otros monumentos antiguos y de este modo optimizar la restauración de las partes dañadas.

El análisis detallado de la composición de las rocas es esencial para estudiar y poner remedio a problemas que afectan a las rocas de viejos monumentos.

Otros varios campos

La protección del medio ambiente, tan esencial a estas alturas de la Historia también en un campo donde se aplican las enseñanzas de la geología. La gestión de residuos y el diseño y construcción de vertederos para evitar la contaminación son un ejemplo. En esta misma línea cabe señalar que desde hace años son geólogos los encargados de controlar la contaminación que eventualmente puede tener su origen en cementerios.

Fig.3.- Detalle de un sector de la Hoja 158 (Ponferrada) del Mapa Geologico de España a escala 1;50.000, 2 serie, MAGNA (de Guzmán del Pino, J.L, Velando Muñoz, F., Pérez-Estaun, A. y Rodríguez Fernández, LR., 1982). En el mismo se distinguen nitidamente los diferentes tipos de terrenos.

En realidad en la mayoría de los trabajos técnicos que tienen relación con el terreno, sea el trazado de una carretera o la construcción de un embalse, es preciso utilizar conocimientos geológicos. Los mapas de carreteras son conocidos por cualquier persona, pero gran parte de la sociedad ignora que desde el siglo XIX se han venido realizando en España ( y en otros países desarrollados) mapas geológicos es decir planos que diferencian los distintos tipos de rocas que hay en una zona. Ver figura 3. Hoy en día cualquier parte del territorio español dispone de su o sus correspondientes mapas geológicos, que en muchos casos se pueden consultar a través de la red.

Al margen de todos los campos citados, hay otro más que es muy importante y que tiene bastante relación con algunas de las preguntas más esenciales que los humanos hemos formulado desde hace milenios. Me refiero a una serie de cuestiones que tienen que ver con nuestros orígenes o con el origen del mundo que conocemos. Las diversas religiones han ofrecido y siguen ofreciendo una serie de respuestas a esos interrogantes que durante siglos han sido la “explicaciones” que han tranquilizado a los humanos.

Fig.4.- Libro de Richard E. Leakey sobre los orígenes de la especie humana.

La geología se ha ocupado y se sigue ocupando de explicar cuál es el origen de nuestro planeta y cuál es el origen de la humanidad. No se trata de ocupar el lugar de las creencias, pero si de ofrecer una explicación racional a cuestiones que desde hace milenios han llamado la atención de millones de personas.