El ayuntamiento de Ávila, con su alcalde, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, a la cabeza, se ha interesado por las técnicas de ‘siembra y cosecha’ de agua como posible solución para paliar los problemas de abastecimiento que padece la ciudad. Y lo ha hecho asistiendo al geoforo sobre esta materia organizado por el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos en su sede en Madrid.
Sánchez Cabrera ha asegurado que la capital avulense padece importantes problemas de abastecimiento en la temporada estival que hasta ahora han podido ser solventados “gracias a la reducción del consumo de agua por parte de los ciudadanos”.
No obstante, el alcalde de Ávila ha asegurado que próximamente se constituirá una comisión de expertos para analizar todas las soluciones posibles, “incluyendo estos métodos tradicionales de captura de agua”.
La siembra y cosecha de agua se lleva realizando en zonas de España, Latinoamérica y norte de África desde hace muchos siglos. De hecho, la acequia de careo de El Espino, en la Alpujarra, está considerado como el sistema de recarga de acuíferos más antiguo de Europa.
Técnicas ancestrales
“Se trata de técnicas desarrolladas por el hombre para aprovechar el agua de la lluvia y de escorrentía para abastecer a los acuíferos subterráneos y contar, de esta forma, con reservas de agua para las épocas de sequía”, ha explicado el hidrogeólogo Sergio Martos, científico titular del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).
Los sistemas de ‘siembra y cosecha’ de agua se llevan usando en zonas de Latinoamérica, España y el norte de África desde hace más de mil años
Este experto señala que las acequias de careo son muy habituales en Sierra Nevada. Se trata de canales construidos en las cimas de las montañas para llevar el agua del deshielo, a través de las laderas, hasta una serie de puntos de infiltración en acuíferos conocidos como ‘simas’.
“Estos sistemas ayudan a regular el caudal de los ríos durante todo el año, evitando los picos que se producen durante el deshielo y manteniendo un nivel de agua estable”, detalla Martos. Otros sistemas similares son los bofedales, que recogen la descarga de manantiales a gran altitud en la cordillera de los Andes y conducen el agua hacia zonas de cultivo, donde unos canales de irrigación logran que se aumente la zona cultivable.
En los Andes también se utilizan las zanjas de infiltración, excavaciones de unos cinco metros de largo por 50 centímetros de ancho y 30 de profundidad que se realizan con el fin de reducir la escorrentía de agua superficial y aumentar la infiltración hacia los acuíferos. De forma similar operan las qochas de Perú y Ecuador: depresiones naturales del terreno hacia las que se lleva el agua y que, al no estar impermeabilizadas, filtran el agua hacia los acuíferos que posteriormente descargan en manantiales y arroyos aguas abajo.
“Todos estos métodos tienen en común que se realizan en zonas con pocas precipitaciones anuales y con suelos poco permeables”, apunta Martos. “Son sistemas ancestrales, muy resilientes, que en algunos casos llevan funcionando más de mil años y que han demostrado su validez como herramientas de adaptación al cambio climático”, añade este experto en hidrogeología.
Abandono institucional
Sin embargo, Martos denuncia la poca atención que se presta en España a la gestión de las aguas subterráneas. “Tradicionalmente la gestión del agua ha estado en manos de expertos en aguas superficiales y la solución para el abastecimiento siempre ha sido la misma: construir embalses”, se queja este geólogo.
“Sin embargo, cuando hay sequías graves todos los ojos se vuelven hacia las aguas subterráneas y se excavan pozos de forma precipitada y sin realizar estudios geológicos serios”, denuncia el científico del IGME.
Para concluir, Ester Boixereu, vocal del Colegio de Geólogos y coordinadora del geoforo, muestra su esperanza en que los nuevos modelos de gestión del agua basados en la naturaleza que está impulsando la Unión Europea, y que el ICOG apoya, permitan un mayor uso de las técnicas tradicionales de siembra y cosecha del agua y “faciliten una gestión más eficiente y rigurosa de los recursos hidrográficos subterráneos de España”.