La educación es una herramienta imprescindible a la hora de formar buenos profesionales. Sin embargo, en muchas ocasiones el trabajo en las aulas es, aunque esencial y necesario, insuficiente para comprender muchos de los términos que se tratan en las Geociencias.
Por ello existen las rutas geológicas o georutas, realizadas normalmente en las llamadas salidas de campo. Una georuta es un camino previamente diseñado para explicar uno o varios conceptos geológicos en plena naturaleza. Esta metodología de trabajo ayuda a entender, de una manera alternativa pero complementaria, el panorama geológico y el mensaje que encierra y nos aporta el paisaje.
Durante estos recorridos, los estudiantes y –cuando son de más amplio alcance–, los ciudadanos en general, tienen la oportunidad de observar formaciones y litologías, además de aprender sobre cualquier subdisciplina relacionada directamente con la geología y geociencias, como pueden ser la mineralogía, petrología, tectónica, o la paleontología. Todos estos conocimientos adquiridos en el campo son necesarios para entender cada proceso que se imparte en las clases.
Además de todo esto, las georutas ayudan a desarrollar las habilidades orientativas y cartográficas enseñando a plasmar nuestro entorno en los llamados mapas y cortes geológicos: herramientas imprescindibles para entender, a pequeña y gran escala (Fig.1), la geología de la zona de trabajo (Fig.2). Éstos son esenciales para la comprensión del tiempo geológico, de los conjuntos geológicos y de los procesos que afectan y forman el entorno que nos rodea (Ruban y Dmitry, 2016).
Situación actual
Con objeto de disponer de una visión global y rigurosa acerca de cuál es el estado-del-arte sobre esta conexión entre geología y educación, enfocada a comprender mejor el panorama actual, se ha realizado un análisis exhaustivo utilizando la base de datos Web of Science (WoS). Uno de los resultados más relevantes que se refleja en dicho análisis es que España se encuentra, con 46 publicaciones/registros, justo detrás de EEUU (246) y UK (89), como tercer país que más publicaciones realiza sobre el conjunto (Fig.3), siendo además el español el cuarto idioma con más registros (33 publicaciones) sobre esta temática. Sin embargo —y aunque el número de trabajos realizados aumenta de forma notable desde 1997 hasta 2015 en una tendencia creciente desde 36 a 65 publicaciones—, se ha visto reducido en el último año 2016 (40 registros).
Dentro de las áreas de investigación contempladas oficialmente en dicha base de datos, donde podemos informarnos sobre esta relación con la educación, el área de la WoS de Geología con 352 publicaciones de un total de 954 se encuentra en segundo lugar tras el área de Investigación Educativa (556 registros), siendo Revue de Paleobiologie, Computers Geosciences (27) y Journal of the Geological Society of India las tres revistas que encabezan la lista de fuentes con mayor número de artículos relacionando estos dos conceptos (geología y educación), con 40, 27 y 16 registros respectivamente.
Si acotamos más los criterios de análisis en la base de datos y nos centramos en el importantísimo papel que están jugando los geoparques, cruzando como criterios de análisis los términos geoparques y la educación, observamos que los países que más apoyan esta relación son China, Alemania e Italia con 9, 3 y 3 registros respectivamente (Fig.3), de un total, mucho más reducido, de tan solo 43 publicaciones. En este caso, la Geología constituye la primera área, siendo las áreas de Ciencias Sociales y la de Ciencias Ambientales, las que ocupan el segundo y tercer puesto, en correspondencia con las implicaciones de los geoparques en el ámbito de la sostenibilidad y como motores de desarrollo territorial. En este caso, las dos revistas con mayor número de publicaciones relativas a esta conexión geoparques-educación son Journal of Geological Society of Korea y Geoheritage.
Geolodia, georutas y geoparques
Iniciativas como el Geolodía, las georutas, o los geoparques ayudan a fomentar el uso de rutas geológicas como medios de aprendizaje alternativo, tanto para entendidos en la materia como familias o curiosos que desean pasar un día en el campo y aprender sobre el entorno y el paisaje. Según un estudio realizado por Lewis T.O. Cheung para la revista Geoheritage en 2016, las principales motivaciones de los visitantes a la hora de visitar un geoparque o de participar en un Geolodía son la búsqueda de nuevas experiencias, el disfrute personal, la interacción social y romper la rutina.
Los Geolodías se diseñaron para incentivar tanto la profesión de geólogo como para fomentar las geociencias. Estos eventos se realizan en lugares de interés geológico, y consisten en salidas de campo, normalmente sin ningún tipo de coste o con un coste mínimo, en las que expertos en la materia enseñan a los visitantes cuál es la metodología de trabajo de los geólogos y cómo entender el paisaje que les rodea. Además de todo esto, de acuerdo con las consideraciones que la Sociedad Geológica de España indica en su web concreta sobre este tema, los geolodías ayudan a visibilizar la importancia y la necesidad de protección de la geodiversidad (Carcavilla et al., 2008) del patrimonio geológico y del medio ambiente.
Para diseñar una ruta de este tipo se deben tener en cuenta varios factores determinantes a la hora de realizar la actividad en las mejores condiciones posibles. Por una parte, las estaciones del año, al igual que la meteorología, pueden influir tanto de manera positiva como negativa según la zona donde preparemos el recorrido. Si estamos trabajando en un área donde el clima suele ser árido y seco, no debemos realizar una georuta en días de verano o muy calurosos. Por el contrario, si nos encontramos en una zona de alta montaña debemos evitar el invierno y los días en los que la nieve pueda ser un problema para observar la geodiversidad y el patrimonio geológico con claridad.
La accesibilidad es, también, un factor muy importante para las georutas. La ruta en cuestión debe ser lo más accesible posible, entendiendo como tal que cualquier persona pueda llegar con facilidad al punto de entrada del recorrido (otros aspectos ligados con la importancia de proporcionar accesibilidad a personas con necesidades especiales se abordarán más adelante).
También es importante destacar que dicho camino esté en buenas condiciones y no sea muy escarpado o difícil de realizar, ya que estás actividades se preparan para todo tipo de público. Para preparar un itinerario geológico, normalmente se realiza una organización por paradas de interés o se preparan una serie de paneles informativos que irán situándose puntos determinados del recorrido. Si los recorridos son largos, se deben realizar una o dos paradas de descanso para que el trayecto se haga lo más ameno posible.
Como se indica en la página oficial de geoparques del IGME, un geoparque “es un territorio que presenta un patrimonio geológico notable y que lleva a cabo un proyecto de desarrollo basado en su promoción turística, de manera que debe tener unos objetivos económicos y de desarrollo claros” (Fig.4). Para que un territorio pueda ser denominado geoparque existen fundamentalmente tres principios básicos.
El primero es observar que la zona presente un patrimonio geológico que pueda ser utilizado como objetivo turístico principal (ver Foro Español de Geoparques). El segundo es la puesta en marcha de iniciativas de geoconservación y divulgación, y el tercero sería una valoración sobre los beneficios podría aportar el proyecto a los sectores socioeconómicos y culturales del área en cuestión (Farsani et al., 2011).
Actualmente, España cuenta con 11 geoparques repartidos por todo el país:
- Geoparque Natural de las Sierras Subbéticas de Córdoba.
- Geoparque Natural del Cabo de Gata en Almería.
- Geoparque de Cataluña Central en Barcelona.
- Geoparque de Sobrarbe en Huesca.
- Geoparque de la Costa Vasca de Guipúzcoa.
- Geoparque del Maestrazgo en Teruel.
- Geoparque Sierra Norte de Sevilla.
- Geoparque Villuercas-Ibores-Jara de Cáceres.
- Geoparque de Molina y el Alto Tajo en Guadalajara.
- Geoparque del Hierro en Las Islas Canarias.
- Geoparque de Lanzarote y Archipielago Chinijo (Fig.4).
Además, programas como los realizados por la International Association for Geoscience Diversity (IAGD), Changemakers o Ciencia sin Barreras (García-Frank, et al. 2014) ayudan a la integración en este tipo de turismo a personas con distinto tipo de discapacidad que normalmente no podrían tener acceso a estas actividades. La accesibilidad y la facilidad del recorrido son puntos fundamentales en el diseño de toda georuta, por lo que la adaptación de estos recorridos, sin dañar de ninguna forma el patrimonio geológico, para que personas con necesidades especiales puedan realizarlos es un avance destacable que debemos tener en cuenta y que, afortunadamente, va contando con iniciativas en las que España está también siendo pionera.
Referencias
- Carcavilla, L., Durán, J.J., y López-Martínez, J. 2008. Geodiversidad: concepto y relación con el patrimonio geológico. Geo-Temas, 10, 1299-1303. VII Congreso Geológico de España. Las Palmas de Gran Canaria.
- Cheung, Lewis T. O. (2016). Travel Motivations on their Willingness to pay for Accredited Geo-guided Tours. Geoheritage, 8, 201 – 209.
- Farsani, Neda Torabi Coelho Celeste Costa Carlos. (2011). Geotourism and Geoparks as Novel Strategies for Socio-economic Development in Rural Areas.
International Journal Of Tourism Research ,13, 68 -81. - García-Frank, A., Pérez Barroso, R., Espín Forjan, B., Benito Manjón, P., de Pablo Gutiérrez, L., Gómez-Heras, M., Sarmiento, G.N., Canales Fernández, Mª L., González Acebrón, L., Muñoz García, MªB., García Hernández, R., Hontecillas, D., Ureta Gil, Mª S., Madrid del Moral, B. (2014) Divulgación de la Geología: nuevas estrategias educativas para alumnos con necesidades educativas especiales por discapacidad intelectual. Divulgación de la Geología. Nuevas estrategias educativas.
- Ruban, Dmitry A. (2016). Representation of geologic time in the global geopark network: A web-page study. Tourism Management Perspectives, 20, 204 – 208.
Tierra y Tecnología nº 49 | Autor: Enrique Martínez. Geólogo. Universidad Rey Juan Carlos. C/ Ramón de Aguinaga, 18 – 4ª planta. 28028 Madrid. | http://dx.doi.org/10.21028/emm.2017.02.07