TIERRA Y TECNOLOGÍA Nº 47 | DOI: https://dx.doi.org/10.21028/eph.2016.02.11 Autor: Enrique Pampliega. Relaciones Publicas de Tierra y Tecnología (nº 1 año 1991)
Esta primavera, Tierra y Tecnología, la revista del Colegio de Geólogos cumple 25 años. Es tiempo de mirar atrás y hacer un breve recorrido por aquellos primeros meses de 1991 cuando la Junta de Gobierno del momento decidió acometer el proyecto.
En aquellas fechas, uno de los objetivos más relevantes de la Junta de Gobierno era la creación de la revista de la institución. Se editaba un boletín en blanco y negro de orden interno, pero se quería una revista a color con amplia distribución en empresas y administraciones públicas relacionadas con la profesión. La consecución de este objetivo no era baladí. Al alto coste de edición se sumaba el de distribución y todo ello en un entorno económico de ajuste colegial que, si bien, despegaba de una situación anterior compleja, la prudencia decía que el objetivo debería esperar tiempos mejores. Aun así, se decidió explorar distintas posibilidades.
Tras contactar con varias empresas llegó una oferta novedosa, la editorial Balance, que ya realizaba las publicaciones de otros colegios profesionales nos propuso hacer una revista en color, las condiciones, el Colegio solo se encargaría de elaborar la mitad de los artículos y de la otra mitad, artículos de fondo, se encargarían ellos (el nº 1 de la revista solo tenía numeradas las 34 primeras páginas, este es el motivo), así como de la explotación publicitaria de la revista. Tras analizar con detenimiento la propuesta, que encajaba en las disponibilidades dinerarias del momento, se decidió aceptar, ahora bien, se acordó hacer todo lo posible por tener el control total de la revista en próximos números, algo que se consiguió con el siguiente número (el Colegio aportaba todos los artículos), para tener el control total en su número 3. Volvamos a la primavera de 1991.
Una vez se tomó la decisión de hacer la revista, había que darle un nombre. No fueron pocas las reuniones de la Junta de Gobierno en las que se comentaba este tema, tema de capital importancia. Tras mucho tira y afloja, propuestas y contrapropuestas, se decidió por Tierra y Tecnología. Geología o Tierra ya existían, pero se consideraba necesario poner uno de los dos luego, dado que en aquel momento el Instituto Geológico de España se denominaba “Instituto Tecnológico y Geominero de España”, se añadió a la Tierra, la tecnología. Para dejar claro el contenido de la revista a los no geólogos se añadió: Revista de Actualidad e Información Geológica. Ya teníamos nombre, ahora, el logo.
La creación del logo fue algo más sencillo, primero se acordó que debía ser el nombre de la revista, Tierra y Tecnología, pero, de algún modo, había que incluir el martillo de geólogo. Se realizaron varios bocetos para, definitivamente, recurrir a una empresa de diseño. Tras varias reuniones con los creativos se aceptó el logo que incluía el martillo de geólogo cuyo mango, semejaba ser una gota de agua. Esto último fue aportación de los vocales de hidrogeología y medio ambiente del momento.
Por último, a los “mandos” de la revista había que poner un director. La responsabilidad recayó en Manuel Rolandí Sánchez-Solís que dirigió la revista hasta su número 13 (año 1996).
Ahora os dejo con el primer editorial de Tierra y Tecnología y … ¿Cuál fue tu primer número de Tierra y Tecnología? ¿Qué artículo recuerdas como el más impactante?
Editorial
Plantearse la fundación de una revista dedicada a la actualidad y divulgación de la ciencia de la Tierra, por excelencia, la Geología, y a las distintas tecnologías que se aplican en este estudio puede ser equivalente a platearse el concepto mismo de la Geología, y esa es una labor que, cuando menos, se presenta como apasionante, a pesar de sus múltiples dificultades, o, quizás, precisamente por ellas.
De cualquier manera, parece que es el momento adecuado para la aparición de una revista como TIERRA Y TECNOLOGÍA, cuyo propósito fundamental, y dentro de nuestras posibilidades, es mejorar el panorama actual de nuestra profesión, siendo un foro abierto en el que se muestre el presente del ejercicio de la Geología, se analice y se estudie su pasado, y se discuta y se prepare su futuro.
En definitiva, entendemos que nuestra misión será la de hacer un esfuerzo divulgativo para reflejar y ampliar el número y la importancia social de los que ejercen esta actividad en nuestro país, buscando el mayor número de impresiones y criterios al respecto, y pretendiendo que estas sean las más plurales, lo más diversas y lo más nuevas posibles.
La mayor parte de los países europeos de parecido nivel de desarrollo que el nuestro, cuentan ya desde hace muchos años con revistas similares, al igual que otros colectivos profesionales de nuestro propio país. Y este vacío actual de nuestro grupo profesional es precisamente el que queremos cubrir con la revista TIERRA Y TECNOLOGÍA, que se considera heredera de la revista EL GEÓLOGO, la cual, durante muchos años, sirvió eficaz y brillantemente como órgano de expresión de nuestro colectivo, y que, desgraciadamente, debió de suspenderse por motivos puramente económicos, en un momento en que la precaria situación financiera del Colegio lo hacía del todo necesario.
Con todos estos precedentes, y como prueba de las intenciones expuestas, sale a la luz este primer número de TIERRA Y TECNOLOGÍA, en el cual, y para alcanzar nuestros propios fines, contamos con un amplio comité de Redacción y detrás de él con el propio COLEGIO DE GEÓLOGOS y el colectivo en sí.
Los compañeros que, desde este primer número dedicado al Medio Ambiente en nuestro país mantenemos una cita periódica con nuestro colectivo, aportan experiencia y, sobre todo, ilusión, propia de quienes hacen algo que les apasiona y en lo que creen.
No deseamos ponernos más limitaciones que las que nos pongan; nuestros colaboradores serán libres con respecto a nosotros y lo más libres que puedan con respecto a sí mismos y al tiempo al que estén inscritas sus vidas y sus actividades. Queremos alejarnos de todos los dogmas y, por supuesto, no tenemos la soberbia de querer usar otros.
Partiendo de esta amplitud de criterios, será absolutamente imposible que tengamos un solo concepto de la Geología. Trataremos de llegar, por tanto, a una conjunción de opiniones, investigaciones y análisis o síntesis de la mayor diversidad y pluralidad posible, en la que el principal punto de contacto sea la Geología.
Confiamos en que nuestros lectores no sólo profesionales de la Geología, sino todas aquellas personas interesadas en ella, hallen en las páginas de esta revista un nuevo y significativo reencuentro con su actualidad profesional y científica, y que sean benévolos a la hora de juzgar una labor que ha supuesto un gran esfuerzo por parte de todos los que han participado en que este proyecto común sea una realidad.
