Tierra y Tecnología nº 41 | Texto | Ruth Hernández Paredes, geóloga y presidenta del SIA-España; Juan Gil Montes, geólogo y presidente de la Asociación Amigos de la Vía de la Plata-Camino de Santiago de Cáceres; Antonio Dávila Montero, presidente de la Asociación Amigos del Camino Real de Guadalupe; José Antonio Montero y María José Prieto, ingenieros, técnicos forestales, Asociación Geovilluercas. Fotografías | VV.AA.
Como continuación al artículo publicado en el nº 38 del segundo semestre de 2010 de esta revista, en el que se hizo una introducción al proyecto de carácter mundial denominado Sendero Internacional de los Apalaches (SIA), se describe en este nuevo artículo, de forma general, las zonas por las que discurrirá el futuro Sendero en España y Portugal.
El Sendero Internacional de los Apalaches (SIA), entre España y Portugal, recorrerá el mayor número de lugares de interés geológico, histórico y cultural, siguiendo el territorio hercínico con “relieve apalachense”. En la Península Ibérica, la única zona que cumple estos requisitos es el llamado Macizo o Escudo Ibérico o Hespérico (plegado durante la orogenia hercínica o varisca, hace 300 millones de años).
El proyecto del SIA se centrará en establecer una senda o itinerario hispano-portugués que se extenderá de un extremo a otro del Macizo Ibérico siguiendo la dirección hercínica SE-NO, desde Asturias hasta Córdoba, pasando por el norte de Portugal y Las Villuercas.
De sureste a noroeste, el futuro Sendero Internacional de los Apalaches comenzaría por el “Camino Mozárabe” que va desde Córdoba hasta Mérida, para, desde Medellín, pasar a la zona de Las Villuercas, Trujillo y Cáceres, siguiendo el Camino de Cáceres a Alcántara, Puente Romano de Alcántara-Idanha a Velha-Monsanto- PenamacorCaria-Belmonte, y por la Sierra de la Estrella hasta Viseu, después a Braga y Santiago de Compostela, completándose por Galicia y Asturias para enlazar con el SIA francés y el SIA inglés.
El futuro sendero atravesará dos geoparques (Las Villuercas y Naturtejo), dos parques naturales (Tajo Internacional y la Serra da Estrela), y el Parque Nacional de Monfragüe.
Podremos observar vestigios romanos en Córdoba, Medellín, Puente de Alcántara, Idanha a Velha, Centum Cellas y Braga. Visitar aldeas históricas como Guadalupe, Trujillo, Cáceres, Monsanto, Belmonte, etc., teniendo siempre presente a lo largo del sendero nuestro impresionante “relieve apalachense” orientado según la dirección hercínica hacia Santiago de Compostela.
Camino Real de Guadalupe
Antes de entrar en la descripción de la zona central del SIA en la zona de Las VilluercasIbores-Jara, único lugar en el mundo, junto a la cordillera de los Apalaches en Norteámerica (de la que nos separan unos 6.000 km), donde se puede observar el relieve apalachense en su plenitud, describiremos el Camino Real de Guadalupe, que nos lleva desde Ávila, Segovia, Madrid, San Lorenzo del Escorial, Toledo o Guadalajara al corazón de Las Villuercas, la ciudad de Guadalupe, Patrimonio de la Humanidad.
La Asociación de Amigos del Camino Real de Guadalupe ha rescatado del olvido el Viejo y Real Camino de peregrinación que usaban los peregrinos para visitar a la Virgen de Guadalupe en la Edad Media desde Madrid, Toledo, Guadalajara, Segovia y Ávila en el centro de la Península Ibérica.
El Camino Real de Guadalupe (CRG) accede a la cordillera de Las Villuercas por el puerto de Arrebatacapas en la primera de las sierras que componen el conjunto, Sierra de Altamira, para descender al valle del río Gualija por las apreturas, portillas o cluses que forma el relieve apalachense y que permiten ascender al puerto de la Cereceda en la segunda sierra, de La Palomera.
Fue en la Edad Media cuando comienzan a transitar por estas latitudes peregrinos a Guadalupe, siendo ellos los primeros divulgadores de estos parajes, si bien es verdad que ninguno utiliza el término “apalachense” ya que para esa época, siglo XV, es cuando Colón llega a la costa americana y, al pisar tierra, llama a esa isla Guadalupe. Quizás hubiera sido, como dicen los geólogos expertos en la zona, Juan Gil y Magín Murillo, más adecuado denominarlo en vez de relieve apalachense, relieve villuerquino como término más apropiado a la historia.
Según palabras del profesor Manuel Criado del Val, doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Asociación Internacional de Caminería, en el I Congreso de Caminos Peregrinos a Guadalupe (abril de 2009), celebrado en el monasterio de Guadalupe, el hombre crea sus primeras sendas, veredas o trochas para ir a cazar o pescar, pero no diseña caminos más específicos hasta que le surgen otros motivos como:
- Marchar a una guerra o conquista de territorios (caminos hacia cualquier dirección ya que son principalmente económicos y guerreros).
- Traslado de ganados para aprovechar pastos de invierno y verano, trashumancia, (caminos en dirección norte-sur).
- Y de peregrinar a un lugar santo (caminos con un punto final determinado, Santiago, Roma, santos lugares, Guadalupe, La Meca, etc.).
Por tanto, son estos peregrinos que vienen al monasterio de la Virgen de Guadalupe en la Edad Media, y entre los que se encuentran reyes, nobles, clérigos, mendigos y viajeros ilustres, los primeros en visitar, observar y describir estas sierras que componen Las Villuercas y sus relieves apalachenses, a través de sus escritos y de los que referenciamos a continuación algunos de ellos:
- Viaje a España, de Jerónimo Münzer (1495). “Yendo de Salamanca a Sevilla, hacia el mediodía se presentan unas altísimas montañas, de siete u ocho leguas de longitud. Montañas, repito, guarida de fieras, con valles abruptos, llenas de precipicios, en medio de las cuales está situado el Monasterio de Guadalupe”.
- David perseguido, de Cristóbal Lozano (1618-1662), en el que relata que peregrinó a Guadalupe desde Oropesa por el hospital del Obispo: “De uno en otro collado discurre fatigado, subiéndose en los hombros de las peñas, por fin divisa acaso algunas señas de humilde choza, cafa o alquería, más en vano porfía porque las sierras donde está son tales que no hay sino guaridas de animales”.
- El vago italiano, de Norberto Caímo (28 de diciembre de 1755). Describe el viaje a Guadalupe desde Puente del Arzobispo por Burguilla y Villar del Pedroso, en el que relata su entrada a Las Villuercas por Arrebatacapas: “Pero el camino cómodo no duró más de una legua, acabada la cual fue necesario que las mulas treparan por un empinado monte, todavía blanqueado de nieve, para luego descender a un sombrío valle, dejando a la derecha una aldehuela y cruzando pequeños arroyos, ora por tupidas florestas con mil escondrijos de diferentes animales”.
- Viaje por España, de Antonio Ponz (1771). En su Carta III dice: “A la izquierda saliendo del Villar se ve Carrascalejo y a la derecha está Valdelacasa, lugares cortos. Al cabo de una llanura entre encinas y sembrados se empiezan a subir los altos cerros de la cordillera de Guadalupe. El primero y segundo son muy elevados y fragosos entre los cuales hay un terreno interrumpido de lomas y frondosos aunque estrechos valles, que parece convidan a hacer allí muchas poblaciones. Toda la tierra está vestida de carrascas, madroños, romeros, y otros géneros de arbustos inútiles en aquella soledad”. En su Carta IV dice: “Amigo, sin embargo de la aspereza y soledad de estas encumbradas sierras estoy resuelto a atravesarlas otra vez de oriente a poniente, ya que las tengo andadas desde norte a mediodía y me mueve a ello cierta curiosidad que diré luego, y el saber que hay algunos sitios muy bellos por donde ahora pienso encaminarme”.
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Por tierras de España y Portugal, de Miguel de Unamuno (1911). “Emprendí esta peregrinación artística apenas terminé mi curso universitario, con la triste impresión que dejan siempre unos exámenes, buscando unos días de reposo y de baño en naturaleza para poder volver con renovadas fuerzas a la roca sisifeana que me cupo en suerte. Y hoy llevo, en el relicario de mis recuerdos, un recuerdo más, un recuerdo perfumado y fresco, el de la bravía verdura de Guadalupe, resguardada del mundo mundanal por severas crestas, sobre las cuales trazan las águilas sus aéreas espirales. Es una lástima que la ramplonería de la rutina española lleve a tantas gentes a pueblecillos triviales, de una lindeza de cromo que encanta a los merceros enriquecidos, y hasta les asuste pasar incomodidades para ir a gozar de visiones que están fuera del tiempo.”
- Los frailes y sus conventos, su historia, su descripción, sus tradiciones, sus costumbres y su importancia, de Víctor Balaguer (1851). En el “Paisaje del Camino de Guadalupe” dice: “Mirad, aquí tiene su principio una cordillera áspera y dura que en ondas de piedra va creciendo progresivamente hasta llegar a aquellos cerros que podéis ver a lo lejos delinearse sombríos sobre el azul del horizonte, son Las Villuercas.
¿Os admira el aspecto salvaje del sitio? ¿teméis acaso internaros por esas sinuosidades?… No retrocedías, no, el camino es agreste, pero pintoresco. Seguid la angosta senda que se abre ante vuestros pasos y que os conducirá al Puerto de la Cerecera (Cereceda), único que en el espacio de muchas leguas aportilla la montaña en que está situado. Algo borrado está el sendero, las malezas lo alfombran, lo obstruyen los peñascos enormes que hace rodar la tempestad de las vertientes laterales, pero en cambio os será grata la caminata si amais las asperezas de las lomas y cañadas, si os placen las perspectivas que despliegan tesoros de virgen y robusta vejetación, si os gusta ver saltar de peña en peña con su murmurio meláncolico transparentes arroyos que arrastran su corriente por entre madroños y carrascas, brezos y quejigos, y cuyas aguas dan vida y florescencia a las moradas viudas y a las silvestres perpetuinas que hacen brillar orgullosas a los rayos del sol sus frondosos ramilletes de oro.
¿Véis sobre la cumbre de aquel frondoso cerro, dominado por otros inumerables que se hallan plantados de viñas, olivos, castañares y huertas, aquel grupo de casas desiguales por la montuosidad del terreno y declive de las calles?
Pues es Guadalupe, la villa universalmente célebre”.
Zona central del SIA en España:
Villuercas-Ibores-Jara
Actualmente, la asociación del SIAE está trabajando en esta zona, donde el recorrido propuesto está basado en los siguientes puntos:
- Puesto que el relieve apalachense de Las Villuercas es la mejor representación del mismo en la Península Ibérica, el Sendero debería recorrer en profundidad la zona.
- Pasará por la mayor parte de poblaciones posible, lo que sin duda traerá desarrollo a las mismas, aprovechando la infraestructura turística ya creada.
- Que el Sendero pase por zonas de gran importancia no solo geológica, sino también cultural, etnográfica, natural y paisajística.
- Crear un Sendero con identidad propia aunque se apoye en algunos senderos ya existentes.
El futuro trazado del SIA en la comarca pasaría por las siguientes poblaciones: Fresnedoso de Ibor, Robledollano, Roturas de Cabañas, Solana, Berzocana, Logrosán, Cañamero, Guadalupe,
Navezuelas, Navalvillar de Ibor, Castañar de Ibor, Despoblado de La Avellaneda, Peraleda de San Román, Navatrasierra, La Calera, Alía y Puerto Rey. En las figuras 5 a 8 se pueden ver algunos de los paisajes de la zona.
Agradecimientos
A todos los socios del SIA, gracias por vuestra confianza y apoyo. También a nuestros acompañantes en las rutas: Israel, Ainhoa, Pedro, María, Yolanda, Marisé, Rocío, Adela, Katia y Rodrigo.
Enlaces de Interés
International Appalachian Trail: www.iat-sia.com
Sendero Internacional de los Apalaches: senderointernacionaldelosapalachesblogspot.com.es
Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/find.do?q=siae
Asociación Amigos del Camino Real de Guadalupe: www.acrg.es
Museo de Logrosán: museodelogrosan.blogspot.com.es
Monumento Natural Cueva de Castañar de Ibor: extremambiente.gobex.es/index.php?option=com_content&view=article&id=176&Itemid=404
Centro ZEPA “Sierra de las Villuercas y Valle del Guadarranque”: zepavilluercasibores.blogspot.com.es