Autor: David Navarro Vázquez. Geólogo | Es sorprendente la alarma causada por determinadas investigaciones geológicas, en España y más concretamente en Aragón, origen de estas reflexiones. Surgen protestas antes de comenzar y sin siquiera conocer como se desarrollarán esos procesos de prospección. Nos ponemos la venda antes de tener la herida y lo más chocante, sin saber si vamos a herirnos. ¿Ya no nos acordamos, en Teruel, de las cementeras que iban a instalarse en la provincia? se dijo de todo ¿y en qué han quedado?, pues en agua de borrajas. Ya nos daríamos con un canto en los dientes si acabara el montaje de la de Andorra, que al 90% de su terminación quedó paralizada y sin visos de puesta en marcha.
Bueno, pues ahora toca ponerse en contra de los yacimientos de gas no convencionales, así denominados por estar asociados a rocas impermeables. Hasta la fecha se habían desechado precisamente por esa característica física, su impermeabilidad. Pero para eso se investiga, para desarrollar nuevas tecnologías, metodologías y aplicaciones, no solo para llenar los informes con las siglas I+D+i. Casualmente, son el tipo de yacimientos existentes en Vaca Muerta, investigados por Repsol y que expropió la presidenta argentina a principios del año pasado.
Hace unas décadas, se hablaba en los foros internacionales de la escasez de minerales metálicos y de los previsibles conflictos por su escasez. Bastó con dedicar recursos a su investigación y crecer las reservas de forma exponencial. Hoy día, en la cordillera andina, desde Centroamérica a Patagonia, la minería metálica está en todo su esplendor. De ahí el crecimiento de esos países y en particular de Chile y Perú, donde tantos geólogos españoles están desarrollando su actividad.
Y hace menos, escasamente unas decenas de años, los Estados Unidos se plantearon que, ante el agotamiento de sus yacimientos petrolíferos y la creciente dependencia de Oriente Medio, tenían que propiciar nuevas alternativas. Una podía ser, tratar de extraer el gas contenido en las pizarras negras, en la misma “roca madre”, rocas con un elevado contenido en materia orgánica, origen de los hidrocarburos. En los yacimientos convencionales se extrae el petróleo y el gas de la “roca almacén”, permeable, a la que han llegado procedentes de la roca madre. Pues bien, los hidrocarburos no convencionales se extraen directamente de las pizarras, venciendo su impermeabilidad. En USA se han invertido ingentes sumas y en pocos años se ha convertido en la nación con mayores reservas de gas, de tal modo que tiene cubiertas sus necesidades para todo este siglo.
Pero en esta vieja Europa, en ciertas regiones de España, con la negativa hemos topado. Aquí no se pueden hacer esas investigaciones porque pueden contaminar los acuíferos, provocar desastres ecológicos, etc., etc. y Dios sabe qué males nos pueden acarrear.
En primer lugar, como ya se ha expresado en otras ocasiones, las investigaciones mineras son harto complicadas y solo un escaso porcentaje acaba en éxito. En caso positivo sería una bendición, como ya se dijo también con respecto al petróleo de Canarias. Y en este tema concreto, únicamente después de multitud de estudios estrato-sedimentológicos, tectónicos, análisis petrográficos, miles de metros de perfiles geofísicos y de perforaciones costosísimas y todo ello integrado en una amplia campaña a nivel nacional o regional, podrían existir ciertas posibilidades de éxito. De otro modo, como en la lotería. Hasta cierto punto es normal que se tema lo desconocido, lo anormal es la desconfianza generalizada hacia las investigaciones mineras. En esta sociedad avanzada no podemos abarcar todos los campos del conocimiento y tendremos que confiar en los respectivos profesionales que conocen el tema.
En segundo lugar, los técnicos del sector, geólogos e ingenieros de minas no tenemos absolutamente ningún interés en contaminar acuíferos ni en destruir el medio ambiente; como los médicos o los arquitectos, por ejemplo, no lo tienen en dejar de salvar una vida o en que se derrumbe su edificio. Accidentes puede haberlos en cualquier campo de actividad, pero es lo que todos tratamos de evitar. En el caso que nos ocupa, si somos capaces de perforar verticalmente 2.000 y hasta 3.000 m. y más de profundidad y a partir de ese punto lanzar sondeos horizontales de cientos de metros que permitan permeabilizar la roca, ¿cómo no vamos a ser capaces de sellar los acuíferos que se atraviesen? En el caso de que existan, claro. Normalmente, los acuíferos se encuentran en los estratos más superficiales y solo en casos excepcionales pueden encontrarse a varios cientos e incluso a mil metros de profundidad; pero el gas, por el condicionamiento geotérmico de su génesis, siempre estará muy por debajo. Respecto al medio ambiente, ¿qué afección va a producir una plataforma de sondeos y posteriormente, en caso de éxito, una estructura de extracción y una red de conducciones subterráneas que conduzcan el gas a los centros de consumo?
Por último el terrible “fracking”. No es ni más ni menos que la fracturación de la roca impermeable y que contiene el gas en pequeños poros sin conexión. Para extraerlo hemos de conectarlos, lo que se consigue mediante una fracturación de la misma, introduciendo agua a presión, arena para que una vez abiertas las fracturas no se cierren y otros componentes para mantener la fluidez y la circulación por las tuberías, evitar corrosiones, etc. Según los detractores un cóctel muy peligroso para el entorno. Para el que suscribe, una novedosa técnica de extracción de gas capaz de descubrir yacimientos hasta ahora ignorados y como todas, progresivamente mejorable.
Y lo dicho, creo que ni los profesionales del sector en España ni los de EE UU, país pionero, tienen aviesas intenciones medioambientales, simplemente pretenden buscar nuevas fuentes de energía de las que tan necesitados estamos.
PD. Existe abundantísima información geológica al respecto en las webs americanas y sobre todo canadienses. Sobre formaciones geológicas favorables, metodologías, analíticas, protocolos de investigación, sobre los componentes utilizados en el “fracking”, etc., etc. También documentales y variada literatura sobre ellos.
Esta opinión se escribió para el Heraldo de Aragón y dirigido a un público en general.