Rafael Jordá Bordehore

TIERRA Y TECNOLOGÍA Nº 59 | DOI: https://dx.doi.org/10.21028/rjb.2022.02.24 Autor: Rafael Jordá Bordehore. Licenciado en Ciencias Geológicas y Doctor en Geología e Ingeniería Geológica por la UCM. Ha desarrollado su actividad profesional en España, Ecuador, Panamá y Perú, compaginando con proyectos de cooperación y emergencia en los territorios liberados del Sahara Occidental, Bosnia y Herzegovina, Ecuador, Gambia, Haití y Tanzania. Colegiado nº 6002, rafael_jorda@hotmail.com


El pasado 15 de febrero la Geoda de Pulpí y Mina Rica de Pilar de Jaravía (donde se localiza la geoda) fueron declarados Monumento Natural por la Junta de Andalucía. Una figura de protección que se suma a la de Bien de Interés Cultural del que ya disponían las minas de Pilar de Jaravía desde el año 2004.

Dos figuras de protección, una de carácter natural y otra cultural que se complementan en este caso a la perfección. Geología y Minería, patrimonio geológico y minero. Si bien es cierto que los mineros no buscaron la geoda ni dieron con ella (fueron miembros del Grupo de Mineralogista de Madrid en 1999 quienes la encontraron), gracias a su esfuerzo con los muchos metros de galerías excavadas, hoy podemos disfrutar de la mayor geoda conocida del mundo. Así es como lo cuentan los guías de la visita, ya que, aunque Naica posea cristales más grandes, técnicamente no puede considerarse una geoda. Polémicas aparte, la mejicana no se visita, y la andaluza, la disfrutan miles de turistas al año.

El Colegio de Geólogos, 3 días antes de la declaración, organizó una visita a la geoda y la mina, con una calidad y calidez de recorrido guiado que nos impresionó. La visión de las galerías, pozos interiores, cámaras, etc., pero sobre todo, las explicaciones de los guías, casi nos hacen olvidar que habíamos viajado para ver la geoda, casi.

Miembros del ICOG dentro de la Mina Rica junto con los geólogos del Ayuntamiento de Pulpí. Fotografía: Yolanda García

Acceder, aunque sea un minuto y medio cuerpo, al interior de esta maravilla geológica, te hipnotiza de tal forma, que parece que te traslada a otro tiempo u otro planeta (y eso que soy geólogo). Para mí, podría ser comparable con estar junto a las tortugas gigantes de las Islas Galápagos. Cuando dejas de estar junto a las tortugas, como con la geoda, te cuesta creer que de verdad existen y que las has visto.

Sonrisa de fascinación de similares características en la geoda de Pulpí y junto a una tortuga gigante en las Islas Galápagos

Volviendo a la mina, tras un período de auge económico iniciado en la segunda mitad del siglo XIX, gracias a la extracción de hierro, plomo y plata, que llevó incluso a la construcción de un ferrocarril (aún en uso, aunque para transporte de personas), el cierre de la Mina Rica a mediados del siglo siguiente, llevó a un declive tanto económico como demográfico, tantas veces visto en las comarcas mineras de la región y del resto de España. Pulpí se reinventó, aprovechando los muchos recursos disponibles y ofreciendo en los últimos años a los turistas sus playas, su clima y la gastronomía, muy vinculada al mar y de gran calidad.

En 2018 y tras años de mucho esfuerzo, volvió a abrir la mina y con ella las visitas a la geoda, volviéndose a beneficiar los ricos recursos geológicos. Salvando las distancias y con el máximo respeto a los antiguos mineros, hoy en día los trabajadores vuelven a descender todos los días a la mina. Ya no se extrae mineral, sino emociones.

Además de la visita física, y de los numerosos atractivos turísticos naturales y culturales de Pulpí, cabe destacar los otros productos vinculados a la geoda, como son la visita virtual en el castillo de San Juan de Los Terreros (recomendable realizar después de la visita a la geoda real) y la sala negra en el Espacio Escénico de Pulpí. Sin duda una visita a esta localidad, da para varios días de no parar de ver y disfrutar de su rico patrimonio.

Ejemplares de minerales fluorescentes en la sala negra de Pulpí. Fotografía: Ester Boixereu

Quiero terminar este artículo recordando y agradeciendo a aquellos que se adentraron en la mina y por los que hoy podemos disfrutar de ella: desde los mineros, al Grupo Mineralogista de Madrid, a los investigadores preocupados por su conservación, el ayuntamiento, los técnicos responsables de su recuperación y los guías y geólogos que actualmente trabajan en ella. Gracias a todos ellos, Pulpí vuelve a tener mina y geoda, y ambas son, sinceramente, un MONUMENTO.

Nota: para más información de las visitas y que ver en la zona: http://www.geodapulpi.es/