Yacimientos de hidrocarburos

En España, existe una infraestructura gasista importante, en los últimos años los gasoductos han llegado a cualquier rincón de la península. Incluso se han habilitando almacenes geológicos subterráneos para el gas de importación, caso del proyecto Castor en las costas de Castellón.

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Autor: David Navarro Vázquez | Los hidrocarburos son viejos conocidos desde los tiempos de bachillerato. Nos quedábamos encantados con los nombres de metano, etano, propano, butano, etc.; sonaba bien aquella cadencia. Son los hidrocarburos saturados, constituidos por moléculas de carbono-hidrógeno. El metano, el primero de la serie, esta formado por un átomo de carbono y cuatro de hidrógeno (CH4), el etano es el segundo (CH3-CH3), el tercero el propano, etc., etc.

El metano está presente en nuestro entorno y se produce por descomposición anaerobia de materia orgánica, bien por causas naturales o antropogénicas. Aproximadamente un 45% son naturales (zonas pantanosas, basureros, emisiones oceánicas, etc.) y el otro 55% antropogénicas, debidas al desarrollo humano (actividades energéticas, agro-ganaderas, etc.). Se origina y se ha originado en todas las épocas geológicas, desde el Cámbrico (Paleozoico) hasta la actualidad.

Es pues un hidrocarburo muy común y es el constituyente mayoritario del comercialmente denominado gas natural. Se le conoce con diversos nombres: biogás, gas de los pantanos, gas grisú, gas de pizarra, shale-gas, gas convencional, no-convencional, gas-ciudad, etc. Siempre es, aproximadamente, el mismo: metano en más de un 90% de su volumen, el resto etano, propano, etc. A partir de ahora nos referiremos a él como gas, simplemente. Sus propiedades son bien conocidas, alto poder calorífico (9-11.000 kcal/m3) y combustión relativamente limpia, comparada con otros hidrocarburos y con el carbón. De ahí su amplia utilización, interviniendo en el “mix energético español” con un 25%.

En España, existe una infraestructura gasista importante, en los últimos años los gasoductos han llegado a cualquier rincón de la península. Incluso se han habilitando almacenes geológicos subterráneos para el gas de importación, caso del proyecto Castor en las costas de Castellón. Anualmente nuestro consumo es de unos 35.800 Mm3, de los que no llegamos a producir ni el 1 %. Somos totalmente dependientes del exterior, principalmente de Argelia, con más de un 40%. Y Europa, se encuentra con el mismo problema, dependiendo del gas ruso, del de medio-oriente o del norteafricano. Y esta situación ¿debe mantenerse así? ¿Hay otras posibilidades? Por supuesto que las hay. Del mismo modo se encontraban USA y Canadá hace un par de décadas, pero investigaron, siguen haciéndolo y en pocos años han pasado a ser autosuficientes.

Se da la circunstancia que la geología, como todas disciplinas científicas, es global. Existen pocos particularismos geológicos. En Texas, Montana o Alberta (Canadá), por ejemplo, existen las mismas rocas que en Europa. Entonces, cabe preguntarnos ¿tendremos en el subsuelo europeo y español hidrocarburos? “A priori” la contestación es afirmativa. Las rocas productoras de hidrocarburos (rocas madre) son similares en todo el planeta Tierra, las mismas están en USA, en China, Brasil o Argentina, en Polonia o España, etc. Entonces ¿por qué unos países son productores y otros no? Una de las razones es que cuando comenzó la exploración petrolífera, en determinadas áreas los yacimientos se encontraban muy superficiales; los primeros descubrimientos del coronel Drake, en 1858 en Pensilvania, fueron a unos 20 m. Otra razón, es que eran estructuras geológicas muy sencillas. Por supuesto, desde entonces la dificultad ha ido en aumento y hoy día la investigación es tremendamente compleja. Otra causa muy condicionante, determinados países dedicaron y dedican enormes recursos a la exploración. En lo que respecta a España, en los años 60 y 80 hubieron investigaciones, pero fueron muy insuficientes. Somos de los países desarrollados con menor densidad de investigaciones por unidad de superficie. En una de las áreas, actualmente en re-investigación, cual es el Maestrazgo, apenas se realizaron media decena de sondeos.

¿Qué cambia en la actualidad? Cambia el enfoque de la investigación. Hasta hace unas décadas, únicamente se beneficiaban los hidrocarburos denominados convencionales. Su investigación es compleja porque deben darse una serie de condicionantes encadenados. Existencia de una roca-madre; de una roca-almacén porosa y permeable; se ha debido producir la migración de una a otra y por último que la “almacén” este sellada o que ella misma constituya una trampa geológica. El nuevo enfoque trata de obtener el petróleo o gas directamente de la “roca madre”, por lo que se amplían las posibilidades, las áreas de investigación y se simplifica la metodología. Ya no necesitamos rocas-almacén ni trampas geológicas. Vamos a extraer directamente el petróleo o el gas desde su mismo origen.

Por el contrario, la dificultad de extracción es muchísimo mayor. Las rocas-madre deben encontrarse en un entorno geológico tal que la materia orgánica contenida en ellas haya madurado y transformado en hidrocarburo. Esa situación se produce por incremento de temperatura con la profundidad, usualmente miles de metros, así que hay que perforarlos y dado que la roca es impermeable, fracturarla para que libere el gas o petróleo en ella contenido. Es la técnica de la fracturación hidráulica de la que tanto se habla y que ha revolucionado el mundo de la energía en USA y Canadá.

De las estadísticas europeas y mundiales se desprende que estamos ante un consumo creciente de gas y las mismas tendencias indican las proyecciones a veinte años. Según los expertos no existe alternativa a corto plazo. El gas que consumimos proviene, tanto de campos convencionales (Rusia, Azerbaiyán, Oriente Medio, N de África, etc.) como de los nuevos no-convencionales (de USA y Canadá, a los que pronto se incorporarán los de Australia, y en Europa, los de Polonia). Y si de su uso se derivan emisiones a la atmósfera, ésta no tiene fronteras, las sufriremos todos por igual, seamos europeos, asiáticos o americanos. Y si por fin, los europeos nos decidimos a investigar y a explotar nuestros potenciales yacimientos, nuestras prácticas de extracción no serán peores que las norteamericanas y seguramente, mejor que las de Rusia o Argelia, etc. Así que de no extraerlo aquí, lo tendremos que importar, como de hecho lo hacemos, pues lo necesitan las centrales de ciclo-combinado, numerosas industrias y los consumos domésticos de áreas urbanas. En España, la factura de los productos energéticos importados fue en 2012, de 61.948 M€, de la que un 25% aproximadamente corresponde a gas y el asunto es que tenemos que seguir con ese porcentaje que aporta al ¨mix nacional”, hasta que pueda ser sustituido por las deseables energías renovables, que están cerca, pero aún tardarán unos 20-30 años en ser eficientes y rentables por sí mismas.