La Comisión Europea ha propuesto una nueva normativa destinada a reforzar la cooperación europea en materia de protección civil, con el fin de dar una respuesta más eficiente a la gestión de catástrofes. Básicamente, la propuesta permitirá pasar del actual sistema de coordinación a otro en el que la asistencia se planifique previamente y en el que la prestación pueda garantizarse allá donde se produzca la catástrofe. Para ello, se creará un Centro Europeo de Respuesta de Emergencias, que proporcionará un servicio permanente, a fin de lograr una coordinación más eficaz y mejorar el mecanismo de asistencia.

Una importante novedad es que la nueva normativa va más allá de la política de protección civil y pone en valor la importancia de la prevención y gestión de riesgos. Los principales objetivos en esta materia se refieren a mejorar el conocimiento sobre los riesgos, facilitar el intercambio de información y el desarrollo de buenas prácticas, promover la evaluación y cartografía de riesgos, establecer y actualizar permanentemente una prospectiva sobre las principales amenazas teniendo en cuenta el impacto futuro del cambio climático, así como promover el desarrollo de planes de gestión de riesgos y el aumento de la concienciación y educación pública.

La Unión Europea tiene dos instrumentos principales a su disposición para proporcionar una primera respuesta a las catástrofes: la ayuda humanitaria y la protección civil El Tratado de Lisboa establece que “La Unión fomentará la cooperación entre los Estados miembros con el fin de mejorar la eficacia de los sistemas de prevención de las catástrofes naturales o de origen humano y de protección civil frente a ellas.

En octubre de 2010 la Comisión presentó el informe “Una mejor reacción europea en caso de catástrofe: el papel de la protección civil y de la ayuda humanitaria“, en el que resumía su visión de una respuesta más amplia y eficaz de la UE ante las catástrofes. La propuesta de la nueva normativa está basada en estas ideas.