UNA VISITA MUY RECOMENDABLE

El Museo de Geología de la Universidad de Oviedo, una combinación de rigor y divulgación.

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Manuel Gutiérrez Claverol

 Artículo en La Nueva España de 11 de diciembre de 2021

Manuel Gutiérrez Claverol

UNA VISITA MUY RECOMENDABLE. El Museo de Geología de la Universidad de Oviedo, una combinación de rigor y divulgación. Llevo con enorme orgullo haber sido director del Museo de Geología, uno de los cuatro radicados en Oviedo –junto al Arqueológico, Bellas Artes y el de la Iglesia– pero bastante desconocido por la mayoría de sus habitantes, no por desdén sino más bien por falta de información. Háganme caso, no dejen pasar la ocasión de quedar obnubilados con tal cúmulo de muestras inorgánicas, de enorme hermosura, que ofrece la Naturaleza, por fortuna acopiadas en la mencionada litoteca, una combinatoria de rigor analítico y divulgación. Esta infraestructura museística, ubicada en la Facultad de Geología en Llamaquique, es heredera del “Gabinete de Historia Natural”, fundado en 1846; se encontraba en el hoy extinto palacio de Cueto, anexo al edificio histórico de nuestra Universidad, en la plaza de Porlier y, por desgracia, sucumbió con los aciagos acontecimientos de 1934, todo un despropósito sin atenuantes. Las primitivas fuentes documentales para conocer los entresijos de aquella interesante selección geobiológica se deben a Pascual Madoz quien la alude en su “Diccionario” (1849) y a los profesores universitarios Felipe Naranjo, en la inauguración del curso académico (1851), y Fermín Canella, en su “Historia de la Universidad de Oviedo” (1873).No es de extrañar que en una región de tan magna riqueza geológica existiese un afán por reunir fósiles, minerales o rocas. Tal costumbre coleccionista, muy arraigada entre la gente culta, se remonta al siglo XVIII, siendo un personaje prototípico de la ilustración, el V conde de Toreno, el más distinguido por su afición a los objetos geológicos y ser el iniciador de los estudios petrológicos regionales. De idéntico modo, Gaspar Melchor de Jovellanos mostró reiteradamente en sus escritos sus preferencias hacia el mundo naturalista.Retomando el asunto que nos ocupa, la inauguración del moderno Museo de Geología tuvo lugar en el año 2001, en la festividad de San Alberto Magno –un polímata de la ciencia medieval, conmemorado anualmente por los científicos–, y fue reformado en 2017 para configurar su distribución actual. Hoy día cuenta con 41 unidades expositivas consistentes en vitrinas, algunas singularmente iluminadas, conteniendo una amplia colección de materiales de índole geológica, principalmente de procedencia asturiana: meteoritos, rocas (sedimentarias, metamórficas, plutónicas y volcánicas), fósiles (invertebrados y vertebrados, flora carbonífera e icnitas), estructuras sedimentarias y tectónicas, gemas y minerales (con especial dedicación a la fluorita, el mineral asturiano más universal), combustibles fósiles (carbón de nuestras cuencas mineras y petróleo de la plataforma continental), una sorprendente vitrina de fluorescencia con minerales emitiendo luz en un ambiente de oscuridad, multitud de didácticos gráficos explicativos, etc. etc. Asimismo, están almacenadas más de 20.000 muestras en armarios metálicos no expuestos al público. Uno de los ejemplares más llamativos son un grupo de meteoritos, ocupando el sitio de honor un aerolito caído en Cangas de Onís, el 6 de diciembre de 1866, que permaneció un tiempo en el Gabinete de Historia Natural, librándose del incendio destructor de tan histórica colección .Cuenta igualmente, desde 2013, con un Jardín Geológico, situado en el exterior del museo, donde se exponen grandes bloques rocosos, de diferente cronología, representativos de la estratigrafía de la Cordillera Cantábrica. Los visitantes mayoritarios corresponden a escolares de diferentes centros de enseñanza, le siguen los universitarios y el resto del público en general. Se puede acceder libremente u organizar visitas guiadas, para ello hay que formar grupos de 10 a 16 personas y concertar la cita. Es de lamentar que aún no se haya logrado crear una galería museográfica de mayor magnitud abarcando otras áreas científicas, hasta constituir un auténtico “Museo de Ciencias Naturales”. Así lo ha señalado mi colega y amigo Luis Rodríguez Terente –máximo responsable y artífice de la excelente labor organizativa del Museo de Geología ovetense–, en una conferencia impartida en el RIDEA a comienzos de este mes, siguiendo el ejemplo impuesto por otras universidades españolas, verbigracia Santiago de Compostela o Zaragoza.Y no echen la recomendación en saco roto, es una visita inexcusable de la que no se arrepentirán. ¡Ah! se me olvidaba decir que además ¡es gratis!

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