Las graves inundaciones en Navarra que produjo el rio Cidacos que además causaron el fallecimiento de una persona, vuelve a poner en tela de juicio la situación de la prevención por este tipo de riesgos en España.
Los meteorólogos han dicho, para este caso, que “la capacidad predictiva es valorable a una escala provincial, pero no existen, a día de hoy, un sistema capaz de predecir los datos en una localización tan exacta y con una intensidad cuantificada” pero reconociendo esa incapacidad también han dicho “en Navarra no se recordaban episodios similares como los de la crecida del Cidacos a su paso por Tafalla, aunque sí hablando “en términos geológicos”.
Es decir, no hay manera de predecir episodios como el ocurrido, pero sabemos por la geología, que se pueden producir y también sabemos gracias a la geología, su magnitud y su recurrencia (zonas inundables, calados y velocidades).
España dispone de un amplio plan de prevención de inundaciones a escala nacional gestionado por las Confederaciones Hidrográficas, gracias a los Mapas del Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables, SNCZI.
Los mapas, que permitirián a los ayuntamientos en riesgo cumplir con la ley del suelo e incluir los mapas de riesgos por inundaciones en sus PGOUs y evitar que sus ciudadanos tengan, año tras año, que sufrir en sus carnes el resultado de estos eventos; está claro que no se usan. El sistema de prevención nacional se completa con dos sistemas instrumentales monitorizados: Los aforos y pluviómetros de las estaciones del Sistema Automático de Información Hidrológica que se encuentra en las páginas web de las confederaciones hidrográficas; y los pluviómetros de la AEMET.
La combinación y el monitoreo de estos dos sistemas junto con la red de radares meteorológicos y los modelos numéricos predictivos, por sí mismos deberían servir para dar alertas tempranas en cabecera.
El río Cidacos circula por la zona media de Navarra, hasta su desembocadura en el río Aragón. Los 258 km2 de su cuenca oscilan entre los 1.156 y los 380 m de altitud a la salida de la cuenca en Olite. La pendiente media de la cuenca es del 18%. La cuenca está equipada con 4 estaciones automáticas de aforo (Carrascal, Getadar, Tafalla y San Martín Unx), de toma de variables metereológicas de paso diezminutal. También cuenta con otras cuatro estaciones manuales (Oloriz, Barsoain, Lerga y Olite) que ofrecen datos de temperatura y precipitación diaria. Aguas arriba de Tafalla están la estación de Oloriz y Barasoain, ambas manuales. De las automáticas, Carrascal y Getadar están en las divisorias de cuenca, pero debieron mandar datos cada diez minutos a la central del SAIH.
Respecto a los pluviómetros de la AEMET, la red se gestiona conjuntamente desde Gobierno de Navarra mediante un acuerdo de colaboración que se firmó en 1999. La red manual funciona con voluntarios. La automática se ha ido instalando en distintos ámbitos de la geografía para conocer mejor la meteorología de la Comunidad Foral, por lo que es más habitual encontrar estas estaciones lejos de núcleos habitados.
El pluviómetro más cercano a Tafalla es el de Olite/Erriberri (Municipio: Olite/Erriberri), es decir aguas debajo de Tafalla.
Con esta información automática que es posible recopilar en tiempo real, hay que calcular el tiempo que tarda la posible crecida (que indica la estación de aforo) en llegar al punto de la cuenca al que se quiera advertir del peligro. Esto se podría hacer solicitando a las Confederaciones los hidrogramas de crecida, o si ellas mismas emplean su sistema de transformación precipitación/escorrentía con modelos numéricos, que se usa por ejemplo para las crecidas del eje principal del Ebro y, por lo tanto, sería posible anunciar a las personas en una determinada zona de riesgo de la inmediatez de una crecida. Los usuarios de una aplicación de móvil podrían recibir la alerta en tiempo real.
En los últimos años y en julio (2017, 2018 y 2019) Tafalla viene sufriendo inundaciones graves. El municipio tiene una normativa urbanística del año 1994 que no contempla el peligro de las inundaciones. Se está redactando un PGOM desde el 2017 y en la memoria que hay en su web se dice: d) En contacto con la Confederación Hidrográfica del Ebro, se estudiará la validez de los estudios de inundabilidad de que dispone la Confederación, ajustando –cuando sea preciso- las previsiones del PUM de modo que se cumplan las condiciones previstas en el POT (Plan de Ordenación Territorial de las Zonas Medias de Navarra) para las áreas de riesgo alto, medio y bajo.
El editor de Meteored ha dicho que “Las zonas más nuevas del pueblo están construidas sobre una gran llanura de inundación y, además, la cartografía oficial ya señalaba que el riesgo de avenida era elevado en aquellas calles”
Los costes asociados a las inundaciones son inmensos, ¿no sería mejor gastar algo en prevención?
Se sabe, por tanto, que el problema está ahí y se sabe también que hay que hacer:
- Mejorar el sistema de alerta temprana con más estaciones automáticas y personal para que las atiendan desde las bases de recepción de datos
- Diseñar una aplicación para móvil con el sistema de alertas para la salvaguarda de los ciudadanos
- Hacer PGOUs que incluyan mapas de riesgo de inundaciones a las escalas adecuadas y que apliquen a rajatabla la imposibilidad de poner en riesgo bienes o personas aun a costa de perder suelo urbano.
- Adoptar una política de seguros que responda al riesgo real
- Aplicar una política de indemnizaciones por expropiaciones en situaciones consolidadas
- Invertir en medidas naturales de retención de agua en el territorio aguas arriba de la zona con peligro de inundación en la línea de la Directiva Europea de Inundaciones y los diferentes planes nacionales.
La tecnología nos puede ayudar, pero mucho más nos ayudará la política de prevención. En el siglo XXI, España no puede permitirse seguir mirando para otro lado en esta lacra repetitiva que son las inundaciones catastróficas.