Tierra y Tecnología nº 53 | Autor: Ferran Colombo. Catedrático de Estratigrafía y Sedimentología. Facultad de Ciencias de la Tierra. Universidad de Barcelona. Colegiado nº 5.386


Hace más de cincuenta años que llenamos de significado la palabra Estratigrafía. Hasta ese momento era una más de las palabras-concepto que estábamos aprendiendo en la antigua Facultad de Ciencias de la Universidad de Barcelona donde habíamos ingresado en septiembre de 1967 para estudiar la carrera de Ciencias Naturales, sección Geología. En aquella época la separación entre Geología y Biología era un tanto difusa ya que durante los primeros años cursábamos asignaturas comunes como Zoología y Botánica y los estudiantes de Geología y de Biología estábamos mezclados. Eran cursos claramente compartidos después del primero que era común para las carreras de Ciencias.

Introdujo los avances y novedades de: Estratigrafía, Paleomagnetismo y la Sedimentología, palabra y concepto que no existía en castellano en aquella época. Introdujo, también, la Geología Marina en la comunidad científica española

El curso tercero claramente ya más decantado hacia la Geología supuso una novedad para nosotros con asignaturas como Geodinámica (Cartografía Geológica), Cristalografía, Mineralogía y sobre todo Estratigrafía. Ésta última impartida por un profesor de mediana edad que traía ideas muy frescas y muy concretas de lo que debía ser la materia y como debería ser enseñada. El profesor fue Oriol Riba Arderiu (1923-2011) que procedente de la Universidad de Zaragoza llegó a Barcelona y fundó el Departamento de Estratigrafía y Geología Histórica en 1968 del que fue “alma mater” y director hasta su jubilación forzosa en 1988.

El horizonte “pedagógico” de la época era un tanto curioso. Tuvimos profesores famosos por su absentismo y mala puntualidad a la hora de las clases, profesores que utilizaban apuntes que amarilleaban con los años y en los que hasta las cintas de “cel·lo” se desprendían por su antigüedad. También había profesores que nunca innovaron nada y se limitaban a repetir los apuntes mecánicamente. En las anotaciones al margen unos apuntes cyclostilados se indicaba el lugar exacto en el que el profesor se permitía un rasgo de humor contando un chiste malísimo, siempre el mismo, conocido por los estudiantes generación tras generación. En ese contexto la aparición del profesor Riba fue una especie de milagro. Se preparaba las clases concienzudamente y elaboraba un “guion” para no olvidar ningún concepto ni explicación complementaria. Lo denominaba su “partitura” que al igual que los músicos de una orquesta en concierto, tenía siempre a mano, aunque casi nunca lo consultara. Procuraba estar al día de las últimas novedades y así fue como nos introdujo los avances y novedades de: Estratigrafía, Paleomagnetismo y la Sedimentología, palabra y concepto que no existía en castellano en aquella época. Introdujo, también, la Geología Marina en la comunidad científica española, que últimamente está teniendo un desarrollo espectacular. Tuvo un especial interés en llevar a los estudiantes periódicamente al campo tanto a los Pirineos como a la Ibérica para mostrarnos sobre el terreno diversos aspectos estratigráficos y sedimentológicos de indudable interés científico y estudiados por él mismo (Figura 1). Su experiencia en el campo de la exploración petrolífera para diversas compañías y otros trabajos geológicos aplicados se manifestó en su aplicación docente.  Uno de sus rasgos más característicos era que durante la clase, al explicar por primera vez algún nombre concreto, casi siempre ligado a un nuevo concepto o acepción científica, ampliaba la explicación atendiendo a la etimología de la palabra que podía tener un origen griego o latino. También podría tener su origen en francés, alemán o inglés, lenguas en las que se expresaba más que correctamente. Esta particularidad le venía de una muy buena formación académica durante el bachillerato y sobre todo del gran ambiente literario que se vivió en su casa materna, dado que era hijo de Clementina Arderiu y de Carles Riba. Ambos poetas son muy reconocidos en el ámbito de la cultura catalana y española.

Figura 1: El profesor Oriol Riba explicando los arrecifes jurásicos en Jabaloyas, (Teruel) en una salida de campo. Acompañado por Alberto Saez, a la izquierda de la imagen y, en el centro, por Ferran Colombo.

Cuando terminó la guerra Civil Española en 1939, Oriol Riba junto a sus padres y el resto de la familia se exiliaron y radicaron en las inmediaciones de Paris. Cuando los ejércitos alemanes invadieron Francia y la obligaron a capitular, los miembros de la Gestapo fueron a detener a los refugiados españoles localizados cerca de París. El oficial de la Gestapo que fue a detener a Carles Riba fue recibido por éste que, en idioma alemán, le comentó que él mismo no tenía nada de político y que casualmente estaba traduciendo un texto de Goethe. Como que el oficial alemán tenía, probablemente, gustos literarios similares, decidió dejarlo libre. La familia Riba viajó rápidamente hasta Burdeos, para instalarse después en la zona de Montpellier bajo la administración del gobierno de Vichy Allí, Oriol Riba terminó el bachillerato en 1941 con un expediente excelente. Luego, la familia volvió a Barcelona mientras que el padre quedó en Francia, y posteriormente éste también volvió a Barcelona de una manera poco convencional. Pero esa es otra historia.

Con la reanudación de las actividades universitarias se volvieron a impartir cursos de Ciencias Naturales en la Universidad de Barcelona. Oriol Riba fue un alumno destacado en la carrera de Ciencias Naturales, Sección Geología (1944-1949). Se licenció en 1949 y empezó los trabajos de campo de su Tesis Doctoral titulada “Estudio geológico de la Sierra de Albarracín”. Fue un trabajo muy arduo ya que realizó un mapa geológico que abarcaba una extensión de casi cinco hojas del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:50.000. No pudo completar la sexta hoja tal como pretendía, ya que en aquel momento no se disponía del mapa topográfico correspondiente. Para tener una idea clara de la dificultad del trabajo de campo hay que considerar que al no disponer de la foto aérea (documento militar restringido) tuvo que recorrer todos los caminos de esa extensísima zona tanto a pie como con la ayuda de una minúscula motocicleta. Eso le supuso un trabajo de casi 300 días de campo en un tiempo de escasez y penurias generalizadas. La defensa de la tesis Doctoral la realizó a mediados de los 50 en la Universidad Central de Madrid (Complutense) y fue publicada con el mismo título por el Instituto “Lucas Mallada” del CSIC en 1959.

Acuñó el concepto de «Discordancia Progresiva», a partir de sus estudios sobre la geometría de los niveles de conglomerados en el Prepirineo de Lleida

A parte de sus clases de Ciencias Naturales a los alumnos de bachillerato en Barcelona y otros trabajos puntuales, fue contratado por el Instituto de Edafología, Ecología y Biología Vegetal del CSIC en su sede central en Madrid poco después de acabar la carrera. Posteriormente trabajó para la compañía alemana Deilmann, asociada con la Compañía de Investigaciones y Prospecciones Petrolíferas (CIEPSA) con sede en Vitoria, en trabajos de prospección petrolífera en la Sierra de la Demanda y regiones limítrofes. En esa época (1950-1960), las cartografías geológicas detalladas en las que estuvo involucrado le permitieron percatarse de que en la zona existían diversos abanicos de capas, con buzamientos diferentes, desarrollados en unas unidades geológicas detríticas sin discontinuidades estratigráficas claras. Fue el inicio del concepto de “Discordancia progresiva” que fue elaborando en los años siguientes (Figura 2). Posteriormente también estuvo involucrado en la exploración geológica del Sahara Español contratado por la compañía Fina Ibérica y por CIEPSA. Cuando se planteaba la concesión de la independencia a las provincias africanas de Fernando Poo y Rio Muni (Guinea Ecuatorial), fue encargado de la exploración de aquellos territorios con objetivos petroleros. Descubrió la roca madre (paper shale) del petróleo del Yacimiento Gigante de Angola en su extensión hacia el Golfo de Guinea, pero sus evaluadores no valoraron sus hallazgos adecuadamente. Así, nunca se iniciaron los trabajos de exploración y prospección petrolífera que él mismo había propuesto en su Informe final. Qué buen vasallo si hubiera buen señor.

Figura 2: Modelo genético para explicar las discordancias sintectónicas (1) en un frente orogénico activo con el desarrollo secuencias sintectónicas (5) hoy día conocidas como estratos de crecimiento (según Riba 1976).

Obtuvo una cátedra de Geología General (1960) en la Universidad de Zaragoza que desempeñó durante casi nueve años. En aquella época exploró el territorio aragonés más cercano y descubrió los “Paleocanales de Caspe”. También estuvo involucrado en el estudio geológico de la Depresión del Ebro que él mismo denominó “Cuenca del Ebro”, concepto geológico de amplia difusión. Propuso las bases del estudio estratigráfico de esa zona estableciendo las grandes unidades estratigráficas que se utilizan actualmente. A lo largo de los trabajos de campo hizo un estudio detallado de la geometría de los niveles conglomeráticos que aparecen en la zona pre-pirenaica de la provincia de Lérida, concretamente en los alrededores de la población de Sant Llorenç dels Morunys. Actualmente esa zona constituye la localidad-tipo del concepto de “Discordancia Progresiva” que ha tenido una amplia difusión a nivel mundial.

Fue uno de los primeros geólogos que trabajó como tal en toda España y muy inquieto ya que estudió diversos problemas geológicos y en todos hizo aportaciones muy significativas.

Fue el mejor profesor que tuvimos y el que nos abrió grandes perspectivas tanto en el aprendizaje del oficio de geólogo como en nuestras posibilidades de desarrollo profesional

Sus investigaciones y trabajos sobre filología aplicada a la Geología se plasmaron en 1997 con la publicación del “Diccionari de Geologia” (Institut d’Estudis Catalans i Enciclopèdia Catalana S.A.) que abarca 24.000 términos sin incluir ni los fósiles ni los minerales.

En sus últimos años trabajó en temas de Geología Urbana donde también realizó estudios pioneros, concretamente en el territorio de la ciudad de Barcelona y zonas limítrofes (Figura 3). Empezó con su Tesis de Licenciatura (Tesina) realizando el “Estudio geológico de las colinas paleozoicas de la ciudad de Barcelona” en 1949, y terminó en 2009 con el trabajo titulado “Barcelona: la Ciutat Vella i el Poblenou. Assaig de geologia urbana” (Institut d’Estudis Catalans i Reial Acadèmia de Ciencies i Arts de Barcelona) del que tuve el honor de ser su colaborador. Hay que tener en cuenta que empezó a publicar en 1949, continuó ininterrumpidamente hasta 2009 y su última publicación geológica ya “post mortem” apareció en 2013. Más de sesenta años publicando trabajos geológicos. Es difícil pensar en una continuidad tan larga de publicaciones científicas para los que actualmente estamos todavía en activo. Su idea de las publicaciones científicas era que valía la pena publicar los resultados tan solo cuando el tema en general o los aspectos concretos pudieran tener un interés para la comunidad científica. Nada que ver con la “publicacionitis” que nos invade actualmente. Comúnmente sus publicaciones significan una “señal” mientras que la mayoría de las publicaciones actuales adolecen de pertenecer al “ruido basal” general.

Figura 3: Portada del libro “Geología de Barcelona”

Fue, con mucho el mejor profesor que tuvimos y el que nos abrió grandes perspectivas tanto en el aprendizaje del oficio de geólogo como en nuestras posibilidades de desarrollo profesional. Fue una figura de gran importancia en la investigación geológica, en la enseñanza de la Geología en general y de la Estratigrafía en particular. Le recordaremos siempre.