Hasta 2015 Messi falló diez penaltis en el Gol Norte del Camp Nou mientras que solo uno de los que tiró en el Gol Sur fue errado. ¿Hay una explicación científica más allá de malas rachas, suerte u otro tipo de factores?

El geólogo especialista en geotécnica y vocal del Colegio de Geólogos de Cataluña Albert Ventayol sugiere, con sentido del humor, que una posible respuesta esté en las peculiaridades del terreno sobre el que se asienta el Camp Nou. Así lo explica en un artículo publicado en el número 52 de la revista del Colegio de Geólogos ‘Tierra & Tecnología’.

“El Gol Norte se asienta sobre pizarras, calizas y otras rocas duras de la edad paleozoica, recubiertas por sedimentos cuaternarios, mientras que en el Gol Sur el sustrato es precuaternario y está formado por arcillas azuladas mucho más recientes”, explica el geólogo.

Esta información se recopiló en los trabajos de ampliación del Espai Barça, donde se realizaron más de 60 sondeos y estudios geofísicos y geotécnicos sobre la geología del Camp Nou. “La pesadilla de Messi es el sustrato profundo paleozoico”, bromea el geólogo. “A Messi le sienta mejor jugar sobre terrenos arcillosos”.

Arcillas blaugranas

El Camp Nou, construido entre 1955 y 1957, se emplaza en la zona de influencia de la Riera Blanca, una histórica riera que nace en la vertiente marítima de la sierra de Collserola y desemboca en el delta del Llobregat. Según Albert, una zona de “gran complejidad geológica” dentro de la ciudad de Barcelona.

La antigua vaguada se rellenó con tierras para disponer de una superficie llana. Por debajo de estos terrenos se combinan arcillas rojizas, duras y de poco espesor, junto con arcillas azuladas de importante espesor en la zona del Gol Sur. “Hasta el subsuelo del Camp Nou es blaugrana”, apunta el experto.

La investigación geológica para la ampliación del estadio se llevó a cabo en plena temporada de Liga. Los trabajos duraron varios meses. “El día anterior al partido había que dejarlo todo limpio y retirar las máquinas fuera del recinto”. Después del partido había que volver a colocar las máquinas, labor que llevaba horas de trabajo. “Lo único que teníamos prohibido era pisar el césped”, finaliza el experto.