Breve historia de la Geología

El libro de Antonio Durán, recoge en la dimensión humana de los científicos de la Tierra el desarrollo del conocimiento en Geología desde la “Edad de Piedra” hasta la “Geología Planetaria”.

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Autor: Antonio Durán López. Fueyo Editores, 2017. 350 págs. Edición Especial para el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos.

La historia del pensamiento en Geología o en las Ciencias de la Tierra, sus materiales y de sus procesos, a través de sus protagonistas, resulta imprescindible como criterio básico para la ordenación del conocimiento para la programación de su aprendizaje, y así lo recoge en Lombardi (1997), “el conocimiento histórico puede desarrollar en los estudiantes el pensamiento crítico así como introducirlos en el arduo problema de la interpretación tanto de textos como de hechos”.

El libro de Antonio Durán, recoge en la dimensión humana de los científicos de la Tierra el desarrollo del conocimiento en Geología desde la “Edad de Piedra” hasta la “Geología Planetaria”

La Geología como ciencia entiende del conocimiento de los materiales y de los procesos geológicos, su descripción, representación gráfica y usos. Desde el inicio del conocimiento sobre los materiales naturales, sus propiedades mecánicas, ópticas, magnéticas, han definido sus usos y aplicaciones, su comportamiento y el de sus “análogos sintéticos”, y han abierto la puerta al fascinante mundo de la “mecánica ondulatoria (ondas mecánicas y electromagnéticas)” aplicada al conocimiento de la estructura de los minerales y la geoquímica de las rocas. En cuanto a los procesos, y sobre todo a partir  de   los   Principios   de   Geología   de   Charles   Lyell   (1830),   los modelos conceptuales, físicos, físico-químicos, han supuesto el fin de los mitos en las Ciencias de la Tierra, “Lyell. El fin de los mitos geológicos.” Virgili (2003).

El libro de Antonio Durán, recoge en la dimensión humana de los científicos de la Tierra el desarrollo del conocimiento en Geología desde la “Edad de Piedra” hasta la “Geología Planetaria”. Usando la nomenclatura de la sociedad de la información del comunicólogo canadiense Mc Luhan (1911-80), desde la etapa de “aldea tribal”, hace 30.000 años; a la “aldea cósmica ó galaxia Marconi”, actual; pasando por el hombre alfabético, hace 3000años; y la “galaxia Gutenberg (imprenta)”, hace 500 años. La geología de la búsqueda de materias primas líticas y metálicas por el hombre prehistórico, para sus instrumentos de uso común, características de la etapa de la historia de la comunicación llamada “aldea tribal”. La abstracción del conocimiento geológico de la cultura clásica griega y romana, llena de simbolismo y mitología, que pretendían explicar a través de las veleidades de los dioses el incomprensible comportamiento del planeta.

Desde la Edad Media hasta el Renacimiento, el mágico pensamiento alquimista, que aúna lo mítico y lo práctico, y las propiedades astrológicas y curativa de rocas y minerales, con la búsqueda de la “piedra filosofal”, que usando el fuego el “atanor”, horno de los alquimistas, “transmutaba” cualquier metal en oro. Tuve ocasión de convivir con el primer decano de la Facultad de Geología de Madrid: José Luis Amorós (1920-2001) en los años 80´del siglo pasado, el me imbuyó el gusto por la historia del pensamiento en Geología. En aquel momento, hace más de treinta y cinco años, el corregía su edición facsímil de la obra de Andrés Manuel del Río1985, de los “Elementos de Oritognosia… dispuestos según los principios de A.G. Werner, 1795- 1805”. Le recuerdo por la misma época comentando el facsímil del “Lapidario de Alfonso X el Sabio” (ediciones Edilan), donde él abordaba, las constelaciones, las piedras y minerales y sus aplicaciones en medicina, alquimia, magia… Siguió hasta su fallecimiento trabajando en sobre pensamiento e historia de la Geología.

El Renacimiento, con la vuelta al pensamiento clásico, junto con la invención de la imprenta para difundir con rapidez el conocimiento, y la observación y experimentación como método científico, nos llevan a la Enciclopedia, y a su resultado más sorprendente la Ilustración. Las Revolución Industrial, la búsqueda del “carbón de piedra” anima a los científicos en el desarrollo de la Geología, como muy bien señala en el libro de Durán: Werner frente a Hutton, “el primer gran debate de la Geología”. Luego les suceden Smith, Lyell, Darwin, Murchison, Sedgwick… La representación espacial de los terrenos, y sus relaciones espaciales, el mapa geológico encuentra muchos usos en la Minería, el diseño de la red de comunicaciones, el análisis de los riesgos naturales. La respuesta del planeta deja de ser caprichosa e inevitable, como  en el Medioevo, y se vuelve predecible, y hasta minimizable.

El descubrimiento de la radioactividad, a la imagen de una “nueva piedra filosofal”, para obtener nuevos elementos químicos por transmutación de otros, bajo los efectos de bombardeo con partículas subatómicas, permitió acceder a las armas nucleares, a la medicina nuclear, y a la energía nuclear; pero también, la posibilidad de usar métodos radioactivos en la datación de las rocas. La cronología relativa de las series geológicas dará paso a las escalas crono-estratigráficas, que daban respuesta a la demanda de conocer la “edad de la Tierra”.

El desarrollo de la industria automovilística, la fuerte demanda de hidrocarburos estimuló la investigación de las cuencas sedimentarias, y con ello las técnicas geofísicas en la de exploración de los grandes fondos oceánicos, y el desarrollo de modelos que acabaron convergiendo en una nueva interpretación del funcionamiento del Planeta: la Tectónica de Placas intuida desde principios del s. XX, defendida por Holmes, y Hess, y confirmada por los datos de Vine, Mattews, Opdike, mucho otros.

El descubrimiento por Laüe en 1912 de la difracción de Rayos X por los minerales, y su uso en la interpretación de la estructura de los mismos abrió la investigación en Mineralogía Estructural, y a muchos campo nuevos como al campo de la bioquímica y de las bases moleculares de la vida…

Las aplicaciones de la geología, e incluso la idea de la “especie humana como agente geológico”, iniciada por los trabajos sobre el Tecnógeno: Beginning of the Tecnogene, Ter Stepanian, 1988; y hoy consagrada por el Antropoceno, recientemente admitido a discusión por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, y que representa un análisis del impacto humano sobre el planeta, y que epistemológicamente consagra la Geología Ambiental, la Planetología…  dentro de las Ciencias de la Tierra.

El libro escrito en forma agradable y de fácil lectura, presenta una visión holística de la historia de Geología

Los espectros de la luz emitida por las estrellas obtenidos desde 1861 por Kirchhoff y Bunsen, constituyeron la base de la Cosmoquímica y de la Cosmogénesis Elemental, y base de la Geoquímica.  Por último ya dentro de  la galaxia cósmica, en el sentido antes aludido de Mac Luhan, ha llevado a la geología desde la observación de los espectros de las estrellas, base de la Geoquímica y Cosmoquímica, y del desarrollo de las estructuras atómicas, que fuera desarrollado por Kirchhoff y Bunsen estudiaron el espectro del sol en 1861, descubrimiento incluso nuevos elemento… Hasta el primer viaje a la luna en el verano de 1969, que llevaron a los geólogos al mundo de la Planetología (Geología Planetaria), o del estudio de los planetas, de cualquier sistema planetario y de sus lunas, un futuro para el conocimiento, los recursos, y hasta un posible realojamiento en caso de problemas en nuestra vieja y querida Tierra, o iniciar el aprovechamiento de sus recursos minerales explotación…

El libro escrito en forma agradable y de fácil lectura, presenta una visión holística de la historia de Geología, como Ciencia de la Tierra, y de sus aplicaciones, con un lenguaje que mantiene una cierta tensión y suspense, que invita a continuar la lectura, y que salvando las distancias en el tiempo, la experiencia y la visión amplia, que da la edad; tiene un cierto parecido con la “La gran aventura del cristal”, de Amorós, ed. 1978-2015.

Autor de la reseña: Salvador Ordóñez Delgado. Geólogo colegiado nº 296. Departamento de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente. Universidad de Alicante.