Texto: Francisco J. Leonardo Docanto. Doctor en Biología | Fotos de los minerales: Archivo fotográfico del Museo de Historia Natural de la Universidad de Santiago de Compostela.
Las colecciones de minerales del Museo de Historia Natural “Luís Iglesias” de la Universidad de Santiago de Compostela tienen su origen en las investigaciones de diversos científicos ligados a dicha Universidad, regalos de otras instituciones españolas y extranjeras y donaciones de particulares. Dentro de estas últimas destaca, por su riqueza y belleza, la colección de José Viqueira Barrio. En el presente artículo explicamos sus características, origen y como llegó al Museo “Luís Iglesias”.
Viqueira Barrio, tras estudiar Medicina en la Universidad de Santiago, ejerció gran parte de su vida como médico municipal en Vilagarcía de Arousa durante el siglo pasado. El interés por su trabajo hizo que se convirtiera en un personaje respetado en la villa, donde llegó a participar en la constitución de la Cruz Roja vilagarciana, única entidad que ofrecía sanidad pública en aquellos años. Prueba del agradecimiento de sus vecinos es que José Viqueira Barrio da nombre, en la actualidad, a una de las calles de dicha localidad. Viqueira también ocupó el puesto de médico en sanidad exterior. El puerto de Vilagarcía, declarado de “interés general” en 1888, estaba destinado a fondeaderos y depósitos mercantiles, carga y descarga de los buques que se empleaban en la industria y el comercio marítimo. Las pasiones de este médico iban más allá de su trabajo, compaginándolo con el de bibliófilo, restaurador de obras de arte, coleccionista de monedas, cerámicas o minerales.
ORIGEN DE LA COLECCIÓN
El interés por los minerales de José Viqueira tuvo su origen en la amistad con un ingeniero de minas inglés, que trabajaba en las minas de San Finx, Lousame (A Coruña)[1]. Este le había enseñado un libro de mineralogía que contenía láminas en color de minerales cristalizados, lo que fascinó a Viqueira hasta el punto de proponerse reunir una colección similar (Sanmartín, 1982). Para ello, el ingeniero inglés le aconsejó que se pusiera en contacto con tres de las casas europeas de venta de minerales más importantes: la inglesa James R. Gregory, la francesa Les Fils D’Emilie Deyrolle y la alemana Sepp Haüser. Viqueira así lo hizo. Con alto grado de exigencia solicitó ejemplares perfectamente cristalizados, sin condición de precio. Se reservaba, eso sí, el derecho de devolución de los ejemplares que no fueran de su agrado. Las casas de material científico aceptaron esta condición, pero a cambio impusieron que la devolución, el seguro y el certificado corrieran a cargo de este médico de Vilargarcía.
Las compras más numerosas realizadas por Viqueira, con un total de 237 ejemplares, fueron hechas en la casa inglesa James R. Gregory, fundada en 1858. James Reynolds Gregory (1832-1899) era uno de los comerciantes de minerales más destacados de la segunda mitad del siglo XIX. Su establecimiento de venta de minerales fue uno de los más reputados de Londres, ganando premios por la calidad de sus ejemplares. Los especímenes que vendía procedían principalmente de compras en subastas, a coleccionistas y a otros comerciantes, y entre sus clientes figuraban destacados coleccionistas o científicos que requerían de los ejemplares para sus investigaciones. Con el establecimiento llamándose James R. Gregory, y figurando como tal en el etiquetado de los ejemplares, Viqueira compró 177 muestras. A partir de 1896, esta casa de venta de material científico pasó a llamarse J. R. Gregory & Company y en 1931 cambió nuevamente de nombre, pasando a ser Gregory, Bottley & Co (con esta denominación aparece en las etiquetas de 60 ejemplares comprados por Viqueira). Desde 1982 se llama Gregory, Bottley & Lloyd, nombre que recibe a día de hoy, representando una de las casas de material científico más antiguas aún en funcionamiento (Wilson, 2014).
James R. Gregory también era un auténtico apasionado de los meteoritos, reuniendo una de las colecciones privadas más grandes de estos especímenes, procedentes de más de 400 caídas. Fue autor de diversos trabajos sobre los mismos, publicados en prestigiosas revistas[2]. En la actualidad gran parte de esta colección de meteoritos se encuentra en el Museo Británico de Historia Natural. Gregory también fue miembro de destacadas sociedades, como la Sociedad Geológica de Londres, la Sociedad Mineralógica de Londres y de la de Francia. La fama que tenían él y su colección de meteoritos hizo que Viqueira decidiese comprar dos sideritos. Uno, procedente de Carlton, Hamilton County, Central Texas, USA, y otro de Mount Joy, a cinco millas al sureste de Gettysburg, Adams County, Pennsylvania, ambos ejemplares descubiertos en 1887[3].
El segundo establecimiento en el que Viqueira hizo compras más numerosas fue el francés Les Fils d’Émile Deyrolle, donde adquirió 128 ejemplares. Este comercio había sido abierto en 1831 por el naturalista Jean-Baptiste Deyrolle. En 1866 se hizo cargo del negocio su nieto, Émile Deyrolle (1838-1917) convirtiéndose en un destacado proveedor de ejemplares de historia natural, especializado en minerales, rocas, fósiles, taxidermia, … El nombre de Les Fils d’Émile Deyrolle en el etiquetado de los ejemplares, como los de la colección Viqueira, fue establecido a partir del año 1896, cuando la cuarta generación familiar asumió el negocio, que en la actualidad se denomina simplemente Deyrolle (Wilson, 2014). De las compras hechas en esta casa de material francesa destacamos los siguientes, por estar representados por un único ejemplar en la colección: glaucodoto, procedente de Häkansboda (Suecia), fenacita, de Minas Gerais (Brasil), estaurolita de Bretaña o hubnerita de Silverton, Colorado (EUA).
La tercera casa de material científico que Viqueira usó para aumentar su colección fue la alemana Sepp Haüser Darmstadt, Mineralien, Petrefakten, con sedes en Darmstadt y Frankfurt, donde el médico de Vilagarcía tan solo compró 24 ejemplares, que contribuyeron a aumentar el número de especies de la colección. De esta forma adquirió, entre otras piezas, un ejemplar de covelita con cristales de pirita procedente de Alghero (Cerdeña), un grupo de grandes cristales de colemanita de San Bernardo (California) o inyoita cristalizada, de Inyo County (California). Viqueira también aprovechó para comprar un nuevo meteorito en este mismo establecimiento. Se trata de un ejemplar caído en Sao Juliao de Moreira, Minho, Ponte da Lima (Portugal) y encontrado en el año 1883. Otros 15 ejemplares de la colección de José Viqueira fueron comprados en casas de material científico, pero su etiquetado está en mal estado, no permitiendo identificar su origen (Bugallo, 2003).
Todas estas compras son la base de la colección, si bien más de la mitad de la misma (417 ejemplares) no procede de compras a estos establecimientos. Conservan una etiqueta escrita por el propio Viqueira, muchas utilizando su propio papel timbrado, Bugallo (2003). Estos ejemplares tuvieron su origen en compras o intercambios que Viqueira hizo con la tripulación de los buques que llegaban al puerto de Vilagarcía. El puesto de médico en sanidad exterior permitía a Viqueira entrar y salir de buques extranjeros sin dificultad, estableciendo interesantes contactos, que contribuyeron a enriquecer en gran medida su colección de minerales[4]. Dicha colección también cuenta con piezas recogidas en el campo por el propio autor y ejemplares donados o comprados a particulares. El conjunto resultante está caracterizado por la gran pureza de los minerales (exentos de ganga) y su valor sistemático, cristalográfico y estético.
LLEGADA DE LA COLECCIÓN VIQUEIRA A LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO
En el año 1928 José Viqueira se puso en contacto con Luís Iglesias, profesor auxiliar de Mineralogía, Botánica y Zoología General en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Santiago y director del Museo de Historia Natural de dicha institución. La intención de Viqueira era la de pedirle que fuera a ver su colección mineralógica a su casa de Vilagarcía. Iglesias así lo hizo, acompañado por el geoquímico Isidro Parga Pondal, por aquel entonces profesor auxiliar de las cátedras de Análisis Químico, Química Inorgánica y Química Orgánica en la universidad compostelana y años más tarde importante actualizador de la cartografía geológica del NO de España[5]. Ambos profesores, al ver la colección, se quedaron asombrados con su importancia, ante lo cual Iglesias preguntó el motivo de haberlos invitado. Viqueira respondió que su intención era que Iglesias adquiriera la colección para su Departamento universitario. La colección estaba valorada, según su autor, en más de 40.000 pesetas, cantidad que quedaba lejos del alcance de los modestos presupuestos universitarios.
Iglesias y Parga negociaron la adquisición de la colección con Mariano Álvarez Zurimendi, decano de la Facultad de Ciencias y con Luis Blanco Rivero, rector de la Universidad de Santiago, convenciéndoles de que, con la compra, la universidad compostelana pasaría a tener la colección de minerales más importante de todas las universidades españolas.
La cantidad ofrecida a Viqueira fue de sólo 6.000 pesetas, que el autor aceptó con altruismo, en reconocimiento a sus buenos recuerdos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago, donde había sido un alumno distinguido (Pérez & González, 1934). De esta forma, el Patronato Universitario compró, en enero de 1929, 507 ejemplares de la colección del médico Viqueira, quien además se ofreció a seguir coleccionando nuevas piezas, con tal de que esta vez se pagase el precio de coste de las nuevas compras. De esta forma, Viqueira continuó reuniendo minerales hasta el año 1936, fecha en la que los envíos se vieron interrumpidos. Hubo que esperar hasta marzo de 1940, fecha posterior al fallecimiento del coleccionista (cuando contaba con 85 años) para la llegada de la segunda parte de la colección. En este caso, el pago se aproximó más al valor real de las piezas, ya que por 204 ejemplares los herederos de Viqueira recibieron 8.000 pesetas, cantidad superior a la que se había pagado años antes por más del doble de piezas (Iglesias, 1956). El dinero para la adquisición provino de los fondos de las prácticas de “Biología” y “Geología con nociones de Geoquímica”, materias impartidas por Luís Iglesias[6]. Si en la primera parte de la colección el propio Viqueira había escogido los minerales a comprar, los procedentes de la segunda etapa fueron seleccionados a instancias de Iglesias. Así llegaron, entre otras piezas, ágatas procedentes de Río Grande do Sul, Brasil, ópalos de Queensland, Australia o un gran bloque de azufre en masa de Corocoro, Bolivia.
Iglesias ayudó de esta forma a aumentar la calidad de la colección: decidió la compra de especies minerales de las que carecía hasta el momento, mejores ejemplares de especies ya existentes y piezas de mayor tamaño. Estas últimas fueron seleccionadas para conseguir una mayor espectacularidad en las vitrinas del Museo de Historia Natural de la Universidad de Santiago, donde la colección puede ser admirada a día de hoy.
BIBLIOGRAFÍA
- Bugallo, A. (2003). O Museo de Historia Natural da Universidade de Santiago. Serv. de Publicacións da USC, 365 pp.
- Gurriarán, R. (2004): A investigación científica en Galicia (1900-1940): Institucións, redes formativas e carreiras académicas. A Guerra Civil. Servizo de Publicacións e intercambio científico. 571 pp.
- Iglesias, L. (1956): Relación y descripción de los minerales de la colección Viqueira del Museo de Historia Natural de la Fac. de Ciencias. Univ. Santiago. Boletín Universitario Compostelano, nº 64, Santiago, Secretariado de Publicaciones de la Universidad, 449-507.
- Leonardo, F. (2013): Isidro Parga Pondal. Doutor en Cencias. Itinerario Investigador. Tesis de doctorado. Universidad de Santiago.
- Pérez, C. e González, S (1934): La Universidad de Santiago (el pasado y el presente), p. 83.
- Sanmartín, C. (1982): Museo de Historia Natural “Luís Iglesias”. Ed. Serv. de publicaciones de la Universidad de Santiago, 118.
- Wilson, Wendell E. (2014). Mineralogical Record Biographical Archive, at www.mineralogicalrecord.com
Fotos de los minerales: Archivo fotográfico del Museo de Historia Natural de la Universidad de Santiago de Compostela.
[1] Seguramente se trate del ingeniero inglés Henry Winter Burbury (1855-1919), asentado en Noia desde 1883. Winter fue copropietario de varias empresas mineras como San Finx Mines, en la localidad de Noia. Esta explotación utilizaba el cercano puerto de Vilagarcía para el envío a Inglaterra del concentrado de estaño.
[2] Como ejemplos, Gregory, James R. (1887): “Two New French Meteorites” Geological Magazine (Decade III) / Volume 4 / Issue 12 / December, pp 552-554; Gregory, James R. (1892): “A large metorite from Western Australia”, Nature, v. 47, pp. 90-92;
[3] El Museo de Historia Natural de la Universidad de Santiago ya contaba con un meteorito antes de la llegada de la colección Viqueira. Se trata de un ejemplar caído en 1866 en Cangas de Onís, Asturias.
[4] Agradecemos la información suministrada por el Sr. Fco. Díaz-Fierros Viqueira (descendiente de José Viqueira Barrio) a través de un correo electrónico con fecha 8/7/2014.
[5] Luis Iglesias e Isidro Parga, además de compañeros en la Facultad de Ciencias, lo eran en el Seminario de Estudos Galegos, asociación cultural galleguista en la que ambos compartían el laboratorio de la Sección de Ciencias (Leonardo, 2013).
[6] Luis Iglesias había ganado en el año 1932 la cátedra de Biología general de la Universidad de Santiago, y estaba encargado de la cátedra de Geología y Geoquímica (Gurriarán, 2004).