TIERRA Y TECNOLOGÍA Nº 58 | DOI http://dx.doi.org/10.21028/jamg.2021.07.02 Autor: Juan Antonio Morales González, Catedrático de Estratigrafía de la Universidad de Huelva y Presidente de la Sociedad geológica de España.


Para el público en general, la geología es “esa ciencia extraña que pone nombre a las piedras y pinta los mapas de colores”. Rara es la persona que conoce realmente la geología y sus aplicaciones. Pero el caso es que muchos profesionales de la geología también desconocen algunas de las aplicaciones menos convencionales de nuestra ciencia. En los últimos tiempos, el conocimiento geológico se viene utilizando para resolver aspectos muy dispares y que hace unas décadas ni siquiera se nos hubieran ocurrido. Entre estos aspectos están la Geología Forense y la Geo-arqueología.

La geología como prueba de cargo

El 13 de enero de 2008 saltó a la prensa el caso de la desaparición de una niña de Huelva. La búsqueda se prolongó durante casi tres meses. Al margen de que durante esta búsqueda se contó con geólogos que emplearon métodos de geofísica marina, las labores fueron infructuosas y el cuerpo apareció el 7 de marzo flotando en la ría de Huelva arrastrado por las mareas. La policía científica se encontraba ahora en la tesitura de que no se conocía el lugar del crimen ni el sitio en el que el cadáver había reposado durante estos meses. Y volvieron a contar con geólogos, en este caso con el autor de estas líneas y sus compañeros José Borrego y Berta M. Carro.

La primera labor fue determinar por qué el cuerpo había permanecido oculto durante todo ese tiempo y por qué había aparecido precisamente ese día. Y las claves las encontramos en el conocimiento de los procesos geológicos activos: el régimen de marea conjugado con el viento. En un principio se pensó que los niveles alcanzados por la marea podrían explicar el tiempo de espera, dado que el día de la desaparición y probable muerte se experimentaron mareas vivas muy altas y el día de la aparición del cuerpo también. Sin embargo, un análisis más detallado mostró que en los días intermedios hubo 15 mareas que superaron la cota de la fatídica noche del 13 de enero. ¿Por qué entonces el cuerpo no había reflotado esos días? La respuesta hubo que buscarla en el viento. Todos los días en los que actuaron pleamares vivas hubo viento de componente este, todos excepto el día de la reaparición. Supusimos entonces que el cadáver había reposado en una orilla este y que cada vez que el cuerpo había reflotado el viento lo había mantenido anclado a la orilla. Pero el día que reapareció, el viento soplaba desde la orilla y cuando reflotó el viento lo arrojó hacia el centro del canal, desde donde la marea pudo sacarlo a la corriente principal. La pregunta ahora fue: ¿en qué parte de la ría de Huelva está esa orilla este? La respuesta la obtuvimos esta vez en la velocidad de las corrientes mareales.

Teniendo en cuenta que el lugar donde el cuerpo apareció tiene una estación mareográfica, pudimos determinar la velocidad de la corriente en el momento de la aparición. Integrando las velocidades en el tiempo y remontando hasta el momento de la pleamar, el punto de partida debería estar como máximo a 6 kilómetros y medio del lugar de aparición. Marcando un círculo con ese radio pudimos observar que hay tres posibles lugares con orillas en el este desde donde el cuerpo pudo haber partido.

Fotografía aérea de la ría de Huelva indicando el lugar de aparición del cuerpo flotante (punto rojo) y el radio de 6,5 km indicando los posibles lugares de partida del mismo.

Demostrar cuál de esos tres puntos fue el lugar donde permaneció oculto el cadáver era otra tarea. En este caso, fueron las tierras raras las que dieron con la solución. Las Tierras Raras (REEs) son un grupo de 14 elementos con un comportamiento geoquímico coherente en sistemas naturales. Sus propiedades químicas hace que presenten una gran sensibilidad frente a los cambios ambientales como el pH, condiciones redox y reacciones de absorción/desorción. Esto permite que el patrón de estos elementos pueda ser usado como indicador de procedencia de aportes, procesos de meteorización o trazadores de cambios en las condiciones ambientales en el agua y los sedimentos. Dicho de otro modo, las tierras raras son el ADN del sedimento y las rocas sedimentarias. La ría de Huelva es un ambiente donde se producen procesos de mezcla de salinidades típicos de los estuarios que se suman con procesos de mezcla de pH con dos ríos de extrema acidez (Tinto y Odiel proceden de la Faja Pirítica Ibérica) y además procesos específicos inducidos por los vertidos de los complejos industriales de sus márgenes. Esto hace que cada lugar del estuario, cada orilla, cada estero, tenga un patrón de tierras raras específico y diferente al resto. En definitiva, cada lugar tiene un ADN distinto. La comparativa de los patrones de tierras raras obtenidos en los análisis de la ropa ofreció un resultado idéntico a los del sedimento del Estero del Rincón (círculo central en la fotografía), que resulta ser el lugar más inaccesible de los tres. Esto indicó claramente que el cadáver había permanecido oculto en ese lugar hasta que las condiciones de marea y viento lo hicieron salir a la circulación estuarina.

Patrones normalizados de las muestras de ropa y botas.

Ahora bien, conocer este hecho no podía ser utilizado como prueba de cargo de los asesinos. Sin embargo, se da la circunstancia de que para acceder a ese recóndito lugar sólo hay un camino… y el material de los caminos también tiene tierras raras. Una vez más, la comparación de los patrones tierras raras de ese camino con las muestras de fango obtenidas en los bajos del coche de la hermana del asesino mostró un resultado idéntico.

Toda esta información geológica digna del CSI fue recogida en un informe pericial y presentada como evidencia de la fiscalía, siendo aceptada como prueba de cargo que contribuyó finalmente a la condena de Santiago del Valle y su hermana Rosa del Valle.

La Geo-arqueología y la búsqueda de tesoros piratas

Si la aplicación anteriormente descrita puede sonar a guión de película, esta otra no le anda a la zaga. En este caso la geología fue utilizada como herramienta en la búsqueda de los restos de naves piratas y de un tesoro enterrado en la isla de Sainte Marie, en Madagascar, en lo que históricamente fue la República Pirata de Libertalia.

Carta histórica de Madagascar en cuyo noreste se aprecia la isla de Libertalia.

Según cuentan las crónicas, corrían los últimos años del Siglo XVII cuando el pirata humanista James Misson, con la colaboración de un fraile dominico llamado Caraccioli, fundó una colonia utópica llamada Libertalia en una pequeña isla al noreste de Madagascar. En principio, esta colonia fue ideada como refugio de piratas con actividad en el océano Índico de forma semejante a lo que suponían la isla Tortuga o Nassau para los piratas del Caribe. La gran diferencia es que Libertalia fue fundada bajo unos principios de convivencia que se guiaban por la igualdad de derechos entre personas de distinta raza y nacionalidad, en la que el sistema de gobierno era por completo democrático y todo estaba sometido a votaciones igualitarias. A pesar de esta idea utópica que presidió la fundación, la historia de Libertalia no estuvo exenta de actividad delictiva desde el momento que piratas como los capitanes Thomas Tew, William Kidd y Olivier Levasseur (La Buse) se incorporaron a la población de la isla. Entre las “hazañas” de  estos capitanes está el haber capturado el buque Gran Mohammed, a bordo del cual viajaban más de 1000 peregrinos de origen indio que se dirigían hacia La Meca. Estos peregrinos fueron “liberados” en la colonia, con excepción de unas 100 mujeres de entre 12 y 18 años de edad, que fueron recluidas en un pequeño islote y usadas como mercancía sexual, a pesar de a oposición de Misson y Caraccioli, hasta que fueron muriendo de las enfermedades transmitidas por los mosquitos.  La existencia de Libertalia se prolongó durante unos 25 años hasta que los ataques de la armada inglesa acabaron con ella. En mayo de 1699, el buque de guerra británico HMS Queensborough se aproximó a la entrada del estuario y al conocer su llegada, Kidd escondió su tesoro en el islote de Forban, situado en el centro de su estuario, y hundió sus barcos en la boca de la ensenada para evitar su entrada hacia el mismo.

Con estas premisas, los arqueólogos necesitaron, en 2015, emplear técnicas geofísicas y geológicas para localizar los naufragios en los fondos de la ensenada, así como el tesoro en el islote Forban, actualmente poblado de una densa jungla. Así, que el equipo de geólogos ibéricos formado por el autor de esta trabajo y sus compañeros José Antonio Grande y Teresa Valente, nos dispusimos a colaborar en esta campaña, que fue cubierta por las cámaras de la productora October Films para la realización del documental de History Channel titulado “The pirate treasure of the knigth templars”.

En el documental puede seguirse cómo se llevaron a cabo las prospecciones de geofísica marina con sonar de Barrido Lateral y sísmica de reflexión, con las típicas líneas de navegación paralelas que posteriormente permiten montar mosaicos geo-referenciados y esquemas tridimensionales. Los esquemas geológicos que pudieron construirse con estos registros mostraban cómo la bahía se fue cegando y evolucionó desde poseer una estructura recifal  de aguas abiertas hasta restringirse y verse cubierta por un cuerpo de fangos orgánicos. Justo en el cambio litológico, los perfiles permitieron delimitar la localización de 7 embarcaciones hundidas que estaban enterradas bajo el cuerpo de lodos. La excavación arqueológica de estos pecios permitió el hallazgo de numerosos cañones y un enorme lingote de 25 kilos que tenía marcado el año 1695 y la cruz templaria.

Fotografía del lingote donde se observan los grabados del año una S y la Cruz templaria. El lingote fue entregado protocolariamente por el equipo de arqueólogos a las autoridades gubernamentales de Madagascar.

En tierra, sin embargo, las prospecciones se llevaron a cabo en el Islote Forbán a base de cartografía geológica unida al empleo de Geo-radar y sonda Abem Wadi VLF (Very Low Frequency). Esta última sonda capta ondas de muy baja frecuencia emitida por emisoras de radio militares después de que hayan atravesado el terreno, captando todas las anomalías del mismo, entre las cuales se encuentran fallas, acuíferos o anomalías metálicas. En este caso, la cartografía geológica ayudó a centrar las prospecciones en lugares concretos donde se acumulaban formaciones recientes. La aplicación de sondas de forma conjugada detectó una enorme anomalía compatible con una gran acumulación de metales. La expectación fue máxima ¿Habíamos encontrado un tesoro?

Perfil de la sonda VLF Abem Wadi mostrando la anomalía metálica donde luego sería descubierto el tesoro pirata.

Ante el peligro de expolio, el jefe de la brigada antipiratería intentó forzar una excavación sin la presencia de un arqueólogo malgache, a lo que nosotros nos negamos, ya que sería actuar en contra del permiso concedido por el Gobierno. Tras una fuerte discusión en la que el militar intentó imponer su autoridad (evidentemente, sin aceptar ponerlo por escrito), los geólogos fuimos expulsados del islote. Al parecer, semanas después de que volviéramos a España, las autoridades locales realizaron una excavación, de la que se extrajo un importante tesoro consistente en varias toneladas de lingotes de plata. Hasta ahora no ha trascendido su valor real, ni el lugar en el que se encuentra depositado. Tristemente, tras haberlo localizado, no pudimos ser testigos directos de la extracción del tesoro.

A modo de conclusión

Estas aplicaciones no son más que la punta del iceberg de todo lo que la geología puede aportar a la sociedad en diferentes ámbitos. Lejos quedaron aquellos años en los que la geología era una ciencia cualitativa, muy al contrario, hoy día la geología se auxilia de técnicas muy sofisticadas para obtener datos cuantitativos que le permiten realizar aproximaciones muy complejas a la realidad. Las aplicaciones más inmediatas del uso de estas técnicas son conocidas y utilizadas por la mayoría de profesionales de nuestro colectivo, pero siendo un poco imaginativos podemos aplicar nuestro conocimiento a aspectos menos convencionales. Y a los geólogos, precisamente imaginación no nos falta. Así las cosas, auguro que estamos lejos de tocar techo.