Autor: José Luis González García. Geólogo. Analista de Seguridad y Defensa. | Este trabajo se publicó en la 2ª edición del libro «La Profesión de Geólogo» editado por el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos.


Existen numerosos ámbitos securitarios en donde los geólogos pueden desarrollar directamente funciones de estudio, asesoramiento y ejecución en el campo de la seguridad. Es el caso de la geología militar,  la geología forense o la geología aplicada a  la seguridad pública. Los geólogos pueden desempeñar una labor profesional a través  de diferentes cuerpos funcionariales  o de unidades militares (arma de ingenieros de   los ejércitos, unidad militar de emergencia, cuerpos y fuerzas de seguridad, bomberos, plantillas de los servicios de protección civil, etc.).

En otros casos, la labor securitaria de los geólogos se realiza de forma indirecta en el sector público o privado, a través de actividades de apoyo y en el marco de ámbitos concretos de la seguridad, tales como la seguridad hídrica, la seguridad ambiental o la seguridad de las infraestructuras públicas.

Aunque no existe una definición formal sobre seguridad geológica que se refiera a la aportación de las ciencias geológicas en el campo de la seguridad, creemos que la importancia de estas disciplinas es clave para el desarrollo de una seguridad moderna y coherente con los futuros desafíos a los que nos enfrentamos.

Hoy, los riesgos para la seguridad nacional son mucho más diversos y transversales

La seguridad no es un concepto ontológico sino que cambia con el tiempo y forma parte de un debate casi permanente. Hace unos años, la doctrina sobre seguridad se refería a acciones concretas para garantizar el orden interno de un Estado o la defensa del territorio frente a agresiones exteriores. Hoy, los riesgos para la seguridad nacional son mucho más diversos y transversales (tabla 1); y la seguridad abarca diferentes dimensiones que incluyen, no solo aspectos políticos o militares, sino otros muchos de carácter económico, social, ambiental y tecnológico.

Tabla 1. Riesgos, amenazas y factores subyacentes identificados en la Estrategia de Seguridad Nacional de España (2013).

En esta concepción, las ciencias geológicas aportan valor en ámbitos de la seguridad tan variados como la prevención de catástrofes, la criminalística, las ciencias forenses, el análisis de inteligencia, el control de la proliferación nuclear, la resolución de controversias de soberanía marítima o la seguridad del almacenamiento de residuos de alto riesgo (tabla 2).

El objetivo de este capítulo es identificar un campo de actividad profesional poco conocido pero fundamental. Muchos de los grandes problemas para el futuro de la humanidad, como el cambio climático, el incremento del impacto de las catástrofes o el agotamiento de los recursos naturales, son desafíos de seguridad que también constituyen retos para las ciencias geológicas. La aportación científica puede ayudar a identificar cómo afectarán estos cambios a nuestro futuro y contribuir a la resolución de los problemas planteados.

Sin embargo, la interdisciplinariedad y el intercambio de ideas con otros especialistas no se consideran de forma suficiente en el mundo académico. Con frecuencia, muchos científicos que trabajan o intervienen en determinados temas de seguridad y gestión de riesgos desconocen las prácticas y los principios organizativos del sector de la seguridad. Por lo tanto, es imprescindible extender el conocimiento de los profesionales de la Geología a los conceptos, teorías y métodos de las diferentes disciplinas que entran en juego.

Tabla 2. Algunas aportaciones de las Geociencias en diferentes ámbitos de la seguridad.

En este capítulo no es posible realizar un examen detallado del conjunto de actividades profesionales que un geólogo puede realizar en el campo de la seguridad. Por ello, se han seleccionado a título de ejemplos tres aportaciones de singular interés:

  • Geología en el ámbito de las ciencias forenses.
  • Información geológica en el análisis de inteligencia.
  • Geología y seguridad internacional.

Geología en el ámbito de las ciencias forenses

La geología forense es una herramienta auxiliar de la investigación criminal. Para ello, el geólogo identifica, analiza y compara diferentes materiales geológicos (trazas) presentes en la escena del crimen con otras muestras halladas en un sospechoso, víctima, vehículo u objeto relacionado con la investigación (Donnelly, 2010). El propósito de esta comparación es establecer un grado de asociación entre una persona u objeto y determinada ubicación específica. Tales evidencias pueden constituir una prueba pericial susceptible de ser presentada ante un tribunal en el marco de un proceso judicial.

El fundamento de la geología forense se basa en la aplicación de los principios de las ciencias criminalísticas utilizando materiales geológicos. Para ello, se parte de un criterio básico que tiene que ver con la transferencia de materiales denominado “principio de intercambio de Locard”. Este principio sostiene que en dos objetos que han estado en contacto siempre hay una transferencia de materiales. Tales objetos pueden ser el propio entorno de la escena del crimen, la víctima, el sospechoso, sus zapatos, automóviles o cualquier otro objeto. Los materiales geológicos transferidos abarcan desde el polvo, fragmentos de roca, minerales, cenizas o cualquier otro material presente en la escena del crimen.

Aunque lo más común es la utilización de muestras de sedimentos y partículas del suelo como trazas, otras aplicaciones de la geología forense incluyen el uso de técnicas geofísicas y de sensores remotos para localizar tumbas clandestinas, depósitos de armas u otros objetos enterrados.

La geología forense es un concepto integrador basado en gran medida en métodos y técnicas de numerosas disciplinas que, a veces, van más allá de las ciencias experimentales (fig. 1). Es lógico que así sea. La superficie de la Tierra ha sido intensamente modificada por actividades humanas y existen pocas áreas en donde el suelo pueda considerarse completamente natural. Los materiales geológicos pueden ser transportados de una zona a otra con fines económicos. Por ello, la investigación geológica forense implica algo más que una simple comparación de muestras e incluye un conocimiento completo de las actividades antrópicas previas al momento del crimen.

El valor de las evidencias geológicas en el proceso de investigación criminal se reconoce desde hace más de un siglo. El profesor austriaco Hans Gross fue el primero en llamar la atención sobre el valor del estudio microscópico de minerales en muestras de polvo y suciedad en zapatos de sospechosos de un delito. También Arthur Conan Doyle, creador del detective de ficción Sherlock Holmes, utilizó en alguna de sus obras la comparación de muestras de suelo para la resolución de casos criminales.

Fig. 1. Relación entre la geología forense y otras disciplinas.

El primer libro sobre geología forense fue publicado en 1975 por Ray Murray y John Tedrow, bajo el título Evidence from the Earth. Forensic Geology and Criminal Investigation. Posteriormente fue reeditado por Murray bajo el mismo título. Es una mezcla de libro de texto y compendio divulgativo sobre numerosos casos mediáticos que han sido resueltos con ayuda de evidencias geológicas.

El asesinato de John Dodson, en Colorado, es uno de los casos más interesantes en la historia de la geología forense. La evidencia geológica (restos de bentonita encontrada en los zapatos y jeans de Janice Dodson) fue inequívoca y vinculó a la sospechosa directamente en el crimen eliminando su coartada.

Fig. 2. Sedimentos arcillosos con bentonita que sirvieron de evidencia geológica en el caso del asesinato de John Dodson. Fuente: Ray Murray.

En los últimos años, la geología forense está experimentando cierto renacimiento gracias al uso de nuevas técnicas analíticas. También existe un importante impulso académico e institucional, especialmente en países anglosajones. Y se ha incrementado la cooperación entre geólogos y otros científicos forenses, como arqueólogos y genetistas. Una revisión integral de la geología forense ha sido compilada por Pye and Croft (2004) y por Ruffell y McKinely (2008).

También se han adoptado iniciativas a nivel internacional. Por ejemplo, la Iniciativa sobre Geología Forense, auspiciada por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, engloba a más de cien países. Su finalidad es impulsar y promover las aplicaciones de esta disciplina en los servicios de policía científica y criminalística de todo el mundo.

Proceso de investigación geológica en la escena del crimen

La función de los servicios de criminalística comienza a desarrollarse en la escena del crimen mediante el reconocimiento y la recogida de las pruebas materiales. Continúa con su análisis y la evaluación de los resultados en el laboratorio, y concluye con la presentación de las conclusiones periciales ante las autoridades judiciales.

Los geólogos que intervienen en el proceso deben contar con suficientes conocimientos sobre las ciencias forenses y las metodologías del proceso de investigación y laboratorios de criminalística.

El reconocimiento, la recogida y la preservación de las pruebas es la parte fundamental del trabajo que se realiza en la escena del crimen. Su objetivo es localizar e identificar el mayor número posible de pruebas materiales y salvaguardar la integridad de las muestras. Documentar el estado inicial de la escena de forma cronológica y minuciosa también es esencial, ya que permite velar por la “trazabilidad” y la “continuidad” de las pruebas durante el proceso de investigación.

Un aspecto fundamental en el análisis geológico forense lo constituye el procedimiento de la toma de muestras. Rige el principio denominado “el frágil espacio de la prueba”, que se refiere a la vulnerabilidad del muestreo y a la custodia de las evidencias (Schiro, 1998). Para ello, existen protocolos de “cadena de custodia” específicos en cada campo analítico.

En el estudio pericial se comparan las muestras que ofrecen dudas, recogidas a través de la víctima, sospechoso o de otros objetos, con las muestras de referencia. La finalidad del proceso es encontrar una evidencia que pueda servir para establecer la verdad del hecho delictivo.

Fig. 3. Proceso del estudio pericial y análisis de comparación de muestras forenses.

Información geológica en el análisis de inteligencia

El análisis de inteligencia es un proceso orientado al ámbito de la seguridad nacional, cuyo objetivo es la creación de conocimiento a partir de diferentes fuentes. Para  ello,   el analista explota la información mediante un procedimiento sistemático que incluye actividades de recolección, valoración, análisis, integración e interpretación. El producto elaborado se difunde y contribuye a conformar la toma de decisiones por parte de diferentes responsables políticos, militares o económicos.

Dependiendo de la temática se puede hablar de diferentes ámbitos de inteligencia: militar, económica, sociológica, política, tecnológica y geológica

Dependiendo de la temática se puede hablar de diferentes ámbitos de inteligencia: militar, económica, sociológica, política, tecnológica y geológica. El objetivo básico de la inteligencia geológica es analizar la naturaleza del terreno, las rocas y estructuras que lo condicionan y los procesos que tienen lugar en la Tierra, su finalidad es determinar los efectos del medio físico en diferentes ámbitos de la seguridad y, en su caso,establecer líneas apropiadas de actuación.

Inteligencia geológica

Históricamente, la inteligencia geológica ha sido un proceso vinculado al ámbito militar, ya que de las características del terreno se pueden derivar consideraciones tácticas (Underwood, 1998). Existen cinco aspectos clave con incidencia geológica que deben tenerse en cuenta a la hora de analizar la influencia táctica del terreno en una operación militar: la posición de las fuerzas, la movilidad, las condiciones del sustrato, la presencia de recursos naturales y la posibilidad de que fenómenos naturales extremos puedan poner en riesgo las operaciones.

En la tabla 3 se destacan como ejemplo diferentes operaciones históricas en donde estos aspectos resultaron esenciales para el desarrollo de una campaña militar.

Tabla 3. Ejemplos de operaciones militares con influencia táctica de la geología.

La utilización militar de peligros geológicos inducidos también ha sido habitual a lo largo de la historia. Un tercio de las inundaciones producidas en Holanda entre los años 1500 y 2000 no se produjeron por fuertes lluvias o grandes tormentas sino como resultado de acciones militares (Kraker, 2015). En el pasado, en períodos de guerra, los holandeses habrían destruidos los diques y malecones para defender su territorio de ejércitos enemigos. El agua que inundaba el área impedía avanzar al adversario. Sin embargo, este tipo de operaciones son tácticas de alto riesgo. Además de la pérdida de vidas y los daños económicos, las inundaciones inducidas militarmente en Holanda provocaron fenómenos de salinización del suelo e incrementaron los procesos de erosión y sedimentación.

En la actualidad, los factores geológicos y ambientales siguen teniendo un papel fundamental en los temas de defensa y seguridad internacional. La preocupación por    la proliferación de nuevas armas y el uso cada vez más extendido de instalaciones militares subterráneas ha promovido el desarrollo de nuevos programas de inteligencia geológica, dirigidos a evaluar la vulnerabilidad del material rocoso donde se sitúan estos emplazamientos.

Los geólogos compilan lo que Eastler (1998) denomina “inteligencia geológica estratégica”, que permite evaluar la vulnerabilidad geológica en base a información sobre profundidad, caracterización litológica, meteorización y desarrollo del suelo, propiedades mecánicas, relación  peso/volumen y penetrabilidad  ante proyectiles de tipo GBU-28    o bunker buster. El análisis de las propiedades de la roca se realiza en el laboratorio y posteriormente se extrapola bajo diferentes condiciones de meteorización.

La inteligencia geológica también se nutre de otras disciplinas, como la geografía, las ciencias ambientales o la geofísica. Es habitual que los geólogos trabajen en equipos multidisciplinares formados por diferentes profesionales (analistas de imágenes, geofísicos, expertos militares, etc.), ya que la evaluación de cada escenario puede revestir una gran complejidad y el uso de diferentes técnicas.

Durante la guerra de Afganistán, por ejemplo, los grupos insurgentes tomaron ventaja de la oportunidad que ofrecían las estructuras geológicas del terreno. Construyeron una profunda y vasta red de túneles en areniscas y rocas metamórficas conectadas con las cavidades de las formaciones kársticas. De esa forma, la configuración y profundidad de muchos emplazamientos subterráneos representó un reto para la inteligencia geológica, especialmente en la zona de las Montañas Blancas de Tora-Bora y en la región de Zawar Kili.

Otro de los retos actuales de la inteligencia geológica es la proliferación nuclear. El Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares impide la realización de ensayos en y por los países firmantes. Para vigilar el cumplimiento del tratado se cuenta con un sistema internacional de vigilancia, que consiste en una red de sensores repartidos por todo el mundo que son capaces de detectar los efectos producidos por una explosión nuclear. El sistema se basa en el empleo de técnicas de detección sísmica, hidroacústica, infrasónica y de radionucléidos, que permiten caracterizar el rendimiento de la explosión, su localización y, en algunos casos, el tipo de dispositivo ensayado. De esta forma se puede dimensionar la magnitud de las nuevas amenazas nucleares.

Geología y seguridad internacional

Las ciencias geológicas también contribuyen a resolver las controversias territoriales. Por ejemplo, en el marco de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, en donde se establece que los Estados costeros tienen derecho a fijar los límites de soberanía sobre su plataforma continental más allá de las 200 millas, la geología permite aportar argumentos técnicos para demostrar si el dominio que se extiende más allá de las 200 millas desde la costa, tiene la misma estructura y material geológico que el territorio emergido más próximo. De esta forma se facilita la resolución de posibles disputas entre Estados en conflicto.

Las ciencias geológicas también contribuyen a resolver las controversias territoriales

Un ejemplo de las posibilidades de la geología para dirimir los actuales conflictos de intereses que se desarrollan en el océano Ártico es la dorsal de Lomonósov, que se eleva entre el norte de Groenlandia y el mar de Laptev. Mediante el análisis geológico puede demostrarse si esta estructura es o no una extensión de la plataforma continental de alguno de los países en litigio (Rusia, Dinamarca y Canadá). La resolución de esta controversia, pendiente de dictamen en la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de Naciones Unidas, permitiría garantizar la futura estabilidad de una región que, por la abundancia de sus recursos naturales, puede ser en el futuro una fuente de conflictos.

Fig. 4. Mapa batimétrico/topográfico del océano Ártico y situación de la dorsal de Lomonósov. Fuente: US National Oceanic and Atmospheric Administration.

Cambio climático

Otro tema especialmente sensible que está transformando la noción de seguridad es el cambio climático. A lo largo de la historia de la Tierra el clima ha variado, reflejando las complejas interacciones y dependencias de los sistemas del planeta. Durante el último millón de años, nuestro mundo ha experimentado ciclos de calentamiento y enfriamiento, con oscilaciones de las temperaturas medias globales de unos 5 grados aproximadamente. Pero desde hace unos 11.000 años el clima se ha estabilizado y apenas ha habido fluctuaciones de temperatura. Este hecho, ha promovido la aparición de la agricultura y el inicio de la civilización humana.

En los últimos cien años se ha observado un incremento de las temperaturas globales, que la mayor parte del consenso científico atribuye a un cambio en el comportamiento de la atmósfera por la introducción de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.

En el siglo XXI los científicos esperan que la temperatura de la Tierra continúe aumentando

Es probable que el incremento sea mayor que en el siglo XX. Este calentamiento tendrá un gran impacto en los sistemas naturales y humanos. En un mundo más caliente, el acceso a recursos hídricos (figura 5), alimentarios y energéticos se modificará sustancialmente. Es de esperar que la salud, la biodiversidad, la estabilidad económica, las infraestructuras costeras, las migraciones humanas y algunos riesgos naturales extremos resulten afectados.

Fig. 5. Mapa de estrés hídrico por países hacia 2940. Fuente: World Resources Institute.

Estos cambios agravarán la competencia por los recursos naturales y podrían incrementar los conflictos humanos. Por lo tanto, el cambio climático se está configurando como un potenciador de inestabilidad internacional, que acelera sustancialmente los factores subyacentes de inseguridad e influye decididamente en todos los componentes fundamentales de la Seguridad Nacional (defensa, seguridad pública y acción exterior) y en gran parte de los ámbitos de especial interés. En España, la Ley de Seguridad Nacional aprobada en 2015 ha identificado entre estos ámbitos a la seguridad económica, marítima, ambiental, sanitaria, energética, y seguridad de los flujos migratorios.

Llama la atención que el primer gran estudio sobre seguridad y cambio climático fuera encargado por el Pentágono, y que uno de los estudios más influyentes en el campo de la seguridad climática haya sido dirigido por un grupo de generales y almirantes (CNA, 2007). Este informe, que caracteriza al cambio climático como un “multiplicador de amenazas” fue uno de los detonantes que sirvió para elevar de forma significativa la implicación del proceso del cambio climático en las agendas de seguridad nacional y de política exterior.

Es  importante  resaltar  que  la  preocupación  del  sector  militar  de  Estados Unidos sobre  el  cambio  climático,  además  de  adoptar  los  postulados  científicos  del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, también se basa en consideraciones tanto   de índole estratégica como tácticas. Los cambios ambientales no solo implican un posible deterioro de la estabilidad y seguridad internacional, sino un eventual impacto en infraestructuras militares y en la eficiencia de eventuales operaciones. Por todo ello, las ciencias de la Tierra y medioambientales seguirán teniendo en el futuro una función esencial como fuente de conocimiento y de apoyo en la gestión de la seguridad nacional e internacional.

Referencias bibliográficas

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  • Donnelly, L.J. (2010). The role of geoforensic in policing and law enforcement
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  • Gobierno de España (2013). Estrategia de Seguridad Nacional. Una responsabilidad de todos. 88 pp.
  • Kraker, A.M.J. (2015). Flooding in river mouth: human caused or natural events? Five centuries of flooding events in the SW Netherland, 1500-2000. Hydrol. Earth. Syst. Sci., 19, 2673-2684.
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