Para qué sirve la geología  del petróleo

Dado que es evidente que los hidrocarburos se generan, se mueven o migran, y se entrampan o acumulan en un yacimiento localizado en un preciso lugar geológico del subsuelo profundo, y que este subsuelo fue edificado por los procesos y leyes geológicas, la industria de los hidrocarburos ha venido a desarrollar una geología, un tanto especial, que se conoce como geología del petróleo.

Esta disciplina se nutre de todos los conocimientos y conceptos que, puramente geológicos, se ocupan o relacionan con las cuencas sedimentarias y sus mecanismos de deformación, pero también incorpora otras muchas herramientas que constituyen una fuente de datos, directos e indirectos, que pueden ser traducidos a procesos y atributos geológicos.

Los más significativos ejemplos de estas herramientas son los relativos a la interpretación de numerosos métodos geofísicos (sísmica de reflexión, gravimetría y magnetismo, principalmente), de los registros de propiedades físicas, naturales o inducidas, obtenidas desde la pared de los pozos profundos (radiactividad natural, resistividad, velocidad de una onda acústica, densidad, etc.) y de los análisis geoquímicos realizados tanto sobre muestras de superficie y pozo como en petróleos (contenido y tipo de materia orgánica, indicadores de maduración o de metamorfismo de muy bajo grado, cromatografía y espectrometría de  masas, biomarcadores, etc.).

Este conjunto de ciencias de la Tierra, disciplinas, herramientas y datos, convenientemente adquiridos e interpretados, constituyen lo que comúnmente se conoce como geología del petróleo y ella conforma la base conceptual y operativa que es usada en  la búsqueda y producción de los hidrocarburos líquidos y gaseosos.

Las líneas precedentes son más que suficientes para indicar cuál es el objeto de la geología del petróleo, pero quizá son insuficientes para mostrar su enorme importancia en un mundo tan dependiente de los hidrocarburos. Por ello, quizá conviene añadir que los hidrocarburos no son sólo fuentes de energía sino también el soporte de una industria química que, al igual que la energética, es necesaria para lo que ha venido a llamarse Estado o Sociedad del bienestar.

El impacto en este bienestar socioeconómico y los problemas derivados de las dificultades de encontrar nuevas reservas de hidrocarburos quedan reflejados en la figura 1, pues indica tanto la previsible demanda de hidrocarburos de nuestra sociedad como el alarmante desequilibrio existente entre el consumo y la incorporación de recursos nuevos o futuros, sea desde nuevos descubrimientos o desde mejoras en los viejos yacimientos.

La geología del petróleo es pues la herramienta creada por el hombre, mezcla de ciencia y tecnología que, inmersa en un proceso de investigación continua, trata de asegurar el abastecimiento en hidrocarburos que demandan tanto las sociedades del mundo industrializado como las que aún se encuentran en fase de desarrollo.

La demanda y dificultad de encontrar nuevos yacimientos son traducidas inmediatamente a precios del petróleo y del gas en el mercado global, circunstancia que obliga   a que la geología del petróleo haya abierto un abanico de especializaciones, que se ocupan de encontrar y producir hidrocarburos del modo más económico posible, disciplinas que pueden ser resumidas y expresadas en:

  • Geología de cuencas sedimentarias.
  • Estratigrafía secuencial.
  • Geología estructural.
  • Geología de pozo.
  • Diagrafías de pozo.
  • Geoquímica orgánica o del petróleo.
  • Interpretación geológica de los métodos geofísicos, especialmente de la sísmica de reflexión.
  • Geología de yacimientos.

Especializaciones que además cuentan con la inestimable ayuda de otras disciplinas, no puramente geológicas, tales como las ingenierías de yacimiento y de superficie, la perforación de pozos profundos en todas sus modalidades y el análisis de proyectos exploratorios desde una óptica puramente económica.

El trabajo que realiza y las herramientas que utiliza

Es así como la geología del petróleo, cuyo fin es encontrar y producir hidrocarburos, realiza multitud de trabajos que, procedentes de una base conceptual geológica y de distintas herramientas especializadas, se aplican o ponen en obra, en general auto-alimentándose y según requieren las diferentes fases de un proyecto exploratorio. Estas fases pueden resumirse en:

1.   Nuevas áreas o definición de las zonas merecedoras de exploración futura. Trabajo, tanto técnico como económico que culmina en la firma de un contrato de exploración- producción entre la compañía y el gobierno del país al que pertenece el área previamente seleccionada.

Son tres las más usuales formas de acceder a un área o contrato que, desde una valoración exclusivamente técnica (expectativa de hallazgos, probabilidad de éxito y programas de trabajos necesarios) da paso a un concienzudo y también no exento de incertidumbres (futuros precios del barril y del dinero) estudio económico:

a)     Concursos internacionales promovidos por gobiernos soberanos, en los que la compañía que más ofrezca (pagos por firma del contrato, trabajos, inversiones y condiciones económicas del contrato en caso de éxito) será la ganadora del concurso y accederá a los derechos de exploración-producción del área en los términos fijados en el concurso y bajo la reglamentación jurídica-económica del país en cuestión. Para dar una idea de la actual demanda de nuevas áreas prospectivas, baste añadir que muy recientemente se han otorgado algunas mediante el pago inicial de un bono de firma de mil millones de dólares y compromisos de trabajos de exploración por valor de otros cientos.

b)     Cesiones, compañía a compañía, sobre contratos firmados y activos, conocidos como farmouts. En ellos es muy usual que la compañía que accede, financie el doble del porcentaje de participación adquirido del futuro programa de trabajos, programa que casi siempre es referido a sondeos de exploración por realizar. La valoración técnica y económica de las numerosas ofertas de farmout que aparecen en el mercado llegan a ocupar un 20-25 por ciento del trabajo de los equipos de exploración.

c)     Negociación directa con gobiernos, caso cada vez menos posible, por causa de la enorme competencia creada entre las compañías de exploración-producción, y el convencimiento de los gobiernos de que un concurso es una buena oportunidad para obtener mejores condiciones contractuales para el país al que representan.

2.  Operaciones de exploración en áreas bajo contrato. Contratos que siempre incluyen obligaciones de trabajo (sísmica y pozos), tiempos de realización e inversiones financieras. Esta fase comporta la realización de las diferentes operaciones que son necesarias para cumplir el contrato y alcanzar el éxito o el fracaso:

a)     Obtención de los informes-estudios de impacto ambiental necesarios para todas y cada una de las operaciones previstas en el programa exploratorio.

b)     Geología de campo, hoy, usualmente a la búsqueda de datos muy precisos, especialmente relacionados con atributos y modelos sedimentarios de las formaciones previamente definidas como objetivos preferenciales, valoración de rocas madre mediante muestreos sistemáticos y recogida de todo tipo de observaciones que ayuden a la interpretación estructural.

Otro de los usuales trabajos de campo radica en la llamada geología de análogos, que no es otra cosa que la búsqueda y caracterización de afloramientos que, ya sean próximos o muy alejados del área bajo contrato, puedan ser usados como modelo geológico de imágenes sísmicas o de yacimientos ya descubiertos y realizados en cualquier tipo de medio sedimentario: fluviales, deltas, turbiditas, arrecifes, etc.

Cuando lo que se busca es la correlación con una imagen sísmica, se pretende estimar el volumen de roca almacén que a ella puede asignarse, mientras que cuando se busca la correlación con un yacimiento, se investiga tanto la geometría- volumen de los cuerpos almacén y los cambios de porosidad-permeabilidad que inducen sus pautas sedimentarias, como el grado de conexión o desconexión que entre ellos existe.

c)     Planificación, disparo y procesado de las campañas sísmicas necesarias. Campañas puestas en obra por contratistas especializados, conocidas como Compañías de Servicios, pero en las que las compañías operadoras han de velar por su calidad, su exacta localización geográfica, su mejor definición a la profundidad de los objetivos exploratorios y su precio.

d)     Interpretación de la sísmica para obtener tanto la definición y valoración de las trampas merecedoras de sondeos como un sinfín de datos nuevos relativos al registro sedimentario de la cuenca y sus estilos y pautas de deformación. Es una fase puramente interpretativa en la que se trata de estimar las reservas potenciales de todo tipo de posibles trampas (estructurales puras, estratigráficas y mixtas), los objetivos de los sondeos exploratorios, la secuencia de perforación más adecuada para obtener información geológica dudosa o desconocida y el riesgo o probabilidades de hallazgo que cada uno de estos sondeos comporta.

Como en el caso de las nuevas áreas, la información técnica es la base de nuevos estudios económicos.

e)     Previsión geológica de la columna que reconocerá el sondeo exploratorio: definición y profundidad de los objetivos, problemas potenciales derivados de niveles  con pérdidas de circulación de lodo, sobrepresiones, intervalos de muestreo, etc. y programas fijos u opcionales de diagrafías de pozo, en función de los resultados obtenidos durante y después de la perforación del sondeo. Este informe de implantación de pozo trata de no dejar nada a la improvisación o la sorpresa y recoge todos los objetivos exploratorios y geológicos que se pretenden obtener del mismo. Es evidente que en función del grado de exploración previa del área en que nos encontremos (sondeos próximos, calidad de la información sísmica disponible, etc.) el informe de implantación incluirá un mayor o menor número de incertidumbres, y es por esta suerte por lo que podremos encontrar desde sondeos puramente estratigráficos a sondeos que buscan un objetivo muy preciso, por productivo y conocido.

f)     Programa de perforación más adecuado, construcción de accesos al lugar elegido y búsqueda-contratación del equipo y de los materiales necesarios, y algo tan importante como la implementación de medidas de seguridad para las personas, el medio ambiente y los equipos de perforación.

g)     Control geológico del pozo en todas sus variantes: temperatura, salinidad y resistividad de entrada y salida del lodo, indicios de hidrocarburos registrados durante la perforación, descripción geológica de las formaciones cortadas, empaquetado de las muestras o ripios de perforación, velocidad de avance, registro de pérdidas y ganancias de lodo, control de la presencia de gases venenosos, descripción de testigos convencionales, calidad del programa de diagrafías, control de la trayectoria del sondeo, etc.

El geólogo responsable de este control deberá informar continuamente de las desviaciones que entre la realidad del pozo y el informe de implantación se vayan sucediendo, mantendrá una continua comunicación con el ingeniero de perforación y deberá velar por la consecución de todo el programa de investigación asignado al pozo.

h)     Control tiempo sísmico-profundidad en sus diversas variantes operativas.

i)     Informe final de todos los datos y resultados obtenidos por el sondeo.

j)     Y finalmente, algo que acompaña a todo el programa operacional con una frecuencia de una-dos veces por año, la preparación y ejecución de los llamados Comités Técnicos y de Operaciones. Reuniones en las que la compañía operadora, responsable de llevar adelante los trabajos, presenta, propone y discute con las compañías asociadas los resultados obtenidos y los trabajos-presupuestos a realizar el próximo año.

3.  Programas de trabajo futuro en los casos en que no se realizaron descubrimientos o se realizó alguno que necesita una valoración más precisa.

Análisis de las causas del fallo y propuestas de abandono del área o de continuar la exploración con nuevos trabajos e inversiones, apoyados en los iniciales conceptos exploratorios o en diferentes ideas u objetivos nacidos de los nuevos datos geológicos y geofísicos provistos por la fase de trabajos que acaba de realizarse.

Un sondeo es siempre una fuente de información geológica y ésta necesita integrarse en la concepción y valoración del área objeto de exploración. ¿En qué y por qué nos equivocamos, qué hemos aprendido, y en qué medida estos nuevos datos modifican la probabilidad de hallazgo asignada al proyecto?

Localización de nuevos sondeos que tratarán de evaluar la dimensión de un descubrimiento realizado, pues conocer el volumen de los hidrocarburos contenidos en el des- cubrimiento y los que de ese total en subsuelo podremos extraer a superficie, frecuentemente necesita de un número variable —según tamaño del yacimiento— de nuevos pozos llamados de apreciación. Son nuevos pozos que definirán los límites exactos del yacimiento, las variables petrofísicas (porosidad y permeabilidad) y las barreras estructurales (fallas y discordancias) que a pequeña escala afectan a los cuerpos de roca almacén impregnados en hidrocarburos.

Aunque suele decirse que el petróleo y el gas recuperable de un yacimiento sólo se sabrá cuando se produzca el último barril o metro cúbico, esta evaluación previa es de suma importancia para el proyecto de desarrollo comercial del yacimiento, ya que éste implica cuantiosas inversiones que no es raro que alcancen cifras de varios miles de millones de euros.

4.  Desarrollo comercial de los descubrimientos realizados. Trabajo consistente en llevar el hidrocarburo a los mercados al menor costo posible: número de pozos necesarios, localización de los mismos, plantas de tratamiento del crudo o el gas, oleoductos-gasoductos, puertos de embarque y complejos trabajos de tratamiento-inyección de aguas contaminantes, y de conservación y restitución del medio durante la explotación y cuan- do finalice la vida del yacimiento.

Estas cuatro fases —diríamos que clásicas— de la actividad exploratoria, se apoyan y nutren de esas especializaciones que en párrafos anteriores fueron esquemáticamente enunciadas y que ahora pasamos a describir con más detenimiento:

  • Geología de pozo. Dedicada al control geológico, instantáneo y diferido, de todos   los atributos geológicos de la columna cortada en un sondeo de exploración o producción. El control instantáneo es la base de la prevención de las peligrosas, y por ello no deseadas, erupciones a superficie de petróleo, gas o incluso agua.
  • El control diferido es la elaboración de un informe final que reunirá tanto lo provisto por los ripios y lodo de perforación como lo facilitado por las diagrafías de pozo y las ope- raciones dedicadas a la exacta correlación entre la profundidad y el tiempo sísmico.
  • Interpretación geológica de las numerosas diagrafías que se registran en un pozo.  Se ocupa de establecer la traducción a datos geológicos de las diferentes y numerosas medidas eléctricas, acústicas, magnéticas, radioactivas y nucleares, procedentes de estos registros de pozo. Trabajo especialmente dedicado a la identificación y valoración de rocas almacén y rocas sello, cuantificación de las zonas impregnadas en hidrocarburo (tipo, porcentajes de hidrocarburo y agua contenidas en la porosidad), caracterización de fracturas y micro-fracturas, de  medios sedimentarios y su ordenación en secuencias de depósito, obtención de datos estructurales (buzamientos, fallas, pliegues, discordancias), identificación de rocas madre de hidrocarburos y un largo etc. Conjunto de datos que trata de convertir la sección cortada por un pozo en un afloramiento al que se le extrajeran todos los atributos geológicos que contiene y las zonas mineralizadas o impregnadas en hidrocarburo.

  • Valoración de muestras y procesos, procedentes de pozo o de afloramiento, de  rocas generadoras de hidrocarburos o rocas madre, lo que se suele conocer como geoquímica del petróleo y de la que podemos diferenciar dos técnicas y trabajos diferentes: la geoquímica puramente analítica y la geoquímica geológica. La pri- mera trata de estimar la riqueza de las muestras, el tipo de materia orgánica que contienen, el tipo de hidrocarburo que expulsarán, el grado de madurez que po- seen, la correlación de petróleos con petróleos y de éstos con rocas madre. La se- gunda o geológica, reúne los datos precedentes y los traslada e integra en la his- toria geológica de la cuenca para conseguir informaciones tales como: medio sedimentario de depósito de la roca madre y su previsible continuidad paleogeo- gráfica, condiciones de enterramiento (tiempo y temperatura) en  que  la  roca  madre alcanzó, o si no lo hizo, alcanzará las ventanas de expulsión de petróleo y gas en otro lugar de la cuenca sedimentaria, localización de este lugar, eventos térmicos ocurridos, evaluación de la magnitud de los procesos erosivos y un largo etc., que busca situar, en el tiempo y en el espacio, la cocina o cocinas de hidro- carburos, las vías de migración de éste hacia las trampas y la relación temporal entre la edad de la migración o migraciones y la edad de la trampas.

  • Interpretación geológica, estructural y sedimentaria, de las imágenes provistas por las líneas sísmicas: tipo, edad y volumen de las trampas, identificación de medios sedimentarios y de los almacenes y sellos que pueden contener. Dada la notable calidad alcanzada por las líneas sísmicas modernas, especialmente por los programas conocidos como sísmica en tres dimensiones (3D), puede afirmarse que la traducción de sus imágenes a información geológica (sedimentológica, paleogeográfica y estructural), ocupa hoy una de las mayores dedicaciones de los profesionales de base geológica. Es así como, desde hace una decena de años, las compañías de exploración-producción dedican a sus geólogos y geofísicos a trabajar-interpretar en equipo, si bien y en general, el geofísico se ocupa de la adquisición y procesado de las campañas sísmicas y el geólogo de la traducción de sus imágenes a toda la  amplia gama de  datos geológicos que de ellas pueden obtenerse. Puede entonces decirse que geología y geofísica son inseparables y que ambas son el núcleo y motor de la moderna exploración de hidrocarburos.
  • Interpretación de datos, a escala de cuenca, procedentes de gravimetría y magnetismo. Métodos cada vez más en desuso, por el simple hecho de que las cuencas sedimentarias del planeta poseen ya un elevado grado de información, de gran escala o regional, procedente de mapas de superficie, líneas sísmicas y pozos, y porque estos métodos de penetrar-interpretar el subsuelo profundo, son mucho menos precisos que los facilitados por la sísmica de reflexión. Puede así afirmarse que no encontraremos un sondeo perforado en los 30 últimos años que no haya sido propuesto mediante el concurso de la sísmica de reflexión.
  • Geología de yacimiento. Especialmente dedicada a la más precisa caracterización sedimentaria de los almacenes mineralizados en hidrocarburos. Se trata de miniaturizar la geometría y volumen de los cuerpos rocosos que significan almacén impregnado en hidrocarburo, de las heterogeneidades que, ya sea por su medio sedimentario de depósito o por las impuestas por la deformación tectónica, significan barreras de permeabilidad entre ellos. Cada una de estas barreras de las líneas de flujo del hidrocarburo hacia los pozos de producción, significará la necesidad de perforar más pozos para producir el petróleo y el gas contenido en el yacimiento. Conocer y definir la posición del número de pozos necesarios y el volumen y las características del almacén impregnado que drenará cada pozo de producción son objetivos de esta disciplina, conocida como geología de yacimiento, que precisa de una estrecha colaboración entre el geólogo y el ingeniero de yacimientos.

  • Geología integral o de cuenca que, realizada por profesionales no especialistas pero con conocimientos de todo lo anterior, se ocupan de interpretar el contenido global de una cuenca sedimentaria y localizar las reducidas áreas de la misma, donde es probable que se encuentren los yacimientos de hidrocarburos.

Se podría decir que sobre esta actividad recae el inicio y el fin de la exploración, pues es ella la que debe proveer de: las áreas prospectivas, el potencial de recursos que pueden contener, la planificación y valoración de los trabajos e inversiones necesarias para alcanzar esa expectativa de recursos, y la cuantificación del riesgo geológico, expresa- da en probabilidad de éxito del programa exploratorio, que los datos e interpretaciones manejadas involucran.

Hoy, ya no se pide a un geólogo la realización de un informe meramente geológico- exploratorio, sino que se exige la discusión y valoración numérica de la probabilidad de presencia de las seis condiciones necesarias para que exista un yacimiento:

  • Roca madre activa. Generación y expulsión de hidrocarburos desde un volumen de cuenca conocido como cocina.
  • Almacén. Roca porosa y permeable que lo almacene y permita producirlo.
  • Vía de migración. Comunicación útil entre la cocina y el almacén.
  • Sello. Roca impermeable que envuelva el almacén y detenga la migración hacia la superficie del hidrocarburo.
  • Trampa. Volumen de almacén cerrado por el sello, creado en una edad anterior a la edad de la migración del hidrocarburo.
  • Conservación. Ausencia de todo tipo de procesos geológicos que puedan haber destruido el viejo yacimiento.

La probabilidad final será el producto de las probabilidades individuales, luego si una sola falla, es cero y no habrá yacimiento.

A pesar de la enorme dificultad que tales condiciones representan, los precios del gas  y el petróleo en los mercados mundiales y los miedos a la falta de abastecimiento han llevado a que la histórica actividad exploratoria sobre las cuencas sedimentarias del planeta haya sido tan intensa que su alto grado de exploración, millones de pozos, traduce una creciente y añadida dificultad para encontrar nuevos yacimientos. Tal es así, que podemos resaltar que todo el desarrollo científico y tecnológico introducido en  las cuatro últimas décadas por esta moderna geología del petróleo, ha sido mucho menos eficaz o productivo que el viejo concepto exploratorio de la trampa creada  por un anticlinal. Esta afirmación viene contrastada por el hecho de que el 50-60 por ciento de todos los hidrocarburos descubiertos, ya consumidos o por consumir, fueron encontrados en la primera mitad del siglo pasado con la sencilla herramienta del mapa geológico de superficie y rudimentarios métodos geofísicos. Esta observación viene a explicar por qué las compañías han ido abriendo caminos a medida que se desarrollaban nuevas tecnologías capaces de llevar los conocimientos geológicos y   los equipos a las cuencas no exploradas: primero las llanas y cubiertas selvas, segundo las plataformas marinas y hoy las aguas profundas y ultra-profundas (3.000 metros) de los márgenes continentales.

Esta necesaria diversificación y especialización de conocimientos hace que podamos resumir que las compañías de exploración y producción se preocupen de procurar una formación completa y diversa a los geólogos del petróleo que en ellas trabajan, y para ello nada mejor que rotarlos o hacerlos pasar sucesiva y cíclicamente por todo lo que incluyen las actividades que en la industria se conocen como operaciones de exploración, nuevas áreas, análisis de proyectos, síntesis de cuencas y yacimientos. Esta formación profesional, que las compañías procuran dar a sus geólogos, es bastante usual que les lleve a un desarrollo profesional que esquemáticamente se puede resumir en los siguientes pasos:

  • Asistencia a cursos en los que se trata de mostrar los conceptos, valores, aplicaciones y programas informáticos relativos a algunas de las herramientas propias de la industria: geoquímica, petrofísica y sedimentología desde las diagrafías de pozo, interpretación sísmica y control geológico de un pozo, yacimientos, cálculos de reservas y riesgos, etc.
  • Estancias como asistente y posteriormente como responsable del control geológico de pozo.
  • Integración en un equipo de trabajo de nuevas áreas o de operaciones de exploración, tanto en las oficinas centrales como en cualquiera de los países donde la compañía es activa.
  • Asignación como responsable y, más tarde, como jefe de exploración de uno de estos equipos.

A partir de este último empleo, un geólogo del petróleo se verá obligado a elegir entre su continuidad en la rama técnica o su paso a la rama de gestión.

Conocimientos que aporta

Una vez que se ha definido el objeto de la geología del petróleo y descrito el trabajo que realiza, vamos a tratar de expresar los conocimientos que ella aporta, cosa que haremos desde dos vertientes muy diferentes. Primero, con una mirada retrospectiva al progreso geológico que ha promovido y, segundo, a lo que el conocimiento de los recursos disponibles significa en la planificación de las economías de los países en vías de desarrollo o ya desarrollados.

La dificultad inherente al subsuelo profundo y la pujanza de la industria de los hidrocarburos promovió necesidades de todo tipo, que sin duda han contribuido notablemente al progreso de la ciencia geológica. Ejemplos muy significativos de estos conocimientos que inició la geología del petróleo y que hoy son usuales, diríamos que obligados en los trabajos geológicos, pueden ser resumidos como sigue:

  • El pequeño tamaño de las muestras de pozo obligó al desarrollo de la micropaleontología en sus diversas variantes: foraminíferos primero, y más tarde nanoplancton, pólenes, etc. Era ésta la única forma de poder asignar una edad a los sedimentos cor- tados por un pozo exploratorio.La biocronoestratigrafía como herramienta básica de correlación entre pozos, y entre éstos y los afloramientos.
  • La creciente calidad de las líneas sísmicas de reflexión promovió el progreso conceptual derivado de los cambios de nivel marino y lo que ello implica en la organización y distribución de los sedimentos. Curvas eustáticas y secuencias de depósito significaron una revolución geológica en la interpretación de las columnas sedimentarias y todo ello nació de un grupo de geólogos del petróleo y de su intento    de aproximar edades de los sedimentos, a partir de la información trasmitida por las líneas sísmicas. Un nuevo paso en el campo de la sedimentología se realizó cuando la sísmica tridimensional nos permitió visualizar, sobre grandes superficies, las pautas de distribución rocosa de numerosos medios sedimentarios, muy especialmente a los que genéricamente conocemos como de aguas profundas. La necesidad de conocer la geometría, distribución y conexión o desconexión de los cuerpos que significan una roca almacén, obligó a este esfuerzo investigador, cuyo progreso se ha extendido a una importante rama de lo que hoy se llama o conoce como geología marina. También y desde esta calidad sísmica se ha dado un paso de gigante en la visualización e interpretación de los sistemas de deformación, contractivos, extensivos y salinos, desde profundidades hace años impensables hasta niveles superficiales, a los que no por ser más accesibles a nuestra observación en campo, acabábamos de comprender. Un ejemplo muy significativo de este progreso geológico puede expresarse en el hecho de que la deformación halocinética y halotectónica ha crea- do una base conceptual y diferenciado una nomenclatura estructural exclusiva de la geología del petróleo: mock, turtle back, weld, salt window, overhang, toe thrust, minibasin, grow fault etc.
  • La geoquímica del petróleo promovió dos conocimientos que por sorprendentes podrían calificarse de ciencia ficción. Ellos son los biomarcadores o herencia genética impresa en los hidrocarburos líquidos de organismos extinguidos millones de años atrás, y los termómetros con reloj que representan las huellas de fisión de los apatitos contenidos en los sedimentos detríticos. Si a ello unimos los conocimientos derivados de lo que podríamos calificar de metamorfismo de muy bajo grado, se ha ampliado considerablemente la escala de entendimiento de los procesos tiempo-presión-temperatura a los que son sometidos los sedimentos de una cuenca.

  • De otra parte, esta vez, más económica que científica, la geología del petróleo permite visualizar, y quizá planificar, un futuro energético. Para ello sólo hay que tomar en consideración las cifras relativas a la distribución geográfica de las reservas mundiales de petróleo y gas que periódicamente son publicadas por la industria. Si estas se combinan con la previsión, siempre azarosa, de la incorporación vía exploración de nuevos recursos, quizá podamos entender el porqué del espectacular desarrollo como fuente energética del limpio gas natural.
  • Y como hemos hablado del menos contaminante gas natural, merece la pena indicar que se emplean las mismas técnicas que la geología del  petróleo puso a  punto y utiliza, tanto para el almacenamiento subterráneo de esta fuente energética como reservas estratégicas y de consumos punta, como para el secuestro  e inyección de los gases de efecto invernadero, como el preocupante CO2, los residuos de nuestras centrales nucleares o la llamada hidrogeología profunda. ¿Qué sería de éstos sin las herramientas y técnicas facilitadas por la geología del petróleo?

Profesionales con los que se relaciona

Como el trabajo de abastecer al mundo de esa materia, no renovable, que personalizan los hidrocarburos, es demasiado complejo y precisa de las grandes inversiones que representan las operaciones de exploración y producción, las compañías han tratado y tratan de reducir los llamados costos de encontrar, desarrollar y producir hidrocarburos. Y nada parece más apropiado para ello que interconectar y responsabilizar a las ciencias y tecnologías más adecuadas: geología-geofísica, ingeniería, economía y, recientemente, informática. Es de esta forma por lo que hoy un geólogo  del petróleo no es un especialista aislado en un mundo exclusivamente geológico,  pues ha de integrarse en equipos multidisciplinares que reúnen profesionales de muy diferente procedencia académica. Por razones lógicas que no es preciso expresar, es evidente que los grados de comunicación interprofesional serán  muy  diferentes, pues nunca será tan estrecha la comunicación entre geólogos, geofísicos e ingenieros de yacimientos y de perforación, como la existente entre este grupo de profesionales y otros dedicados a temas tan necesarios y a la vez distantes, tales como economistas, biólogos, químicos, informáticos, geógrafos y jurídicos, entre otros muchos.

De otra parte, una de las relaciones profesionales más atractivas por lo que de intercambio de culturas significa, es sin duda la provista por la frecuente discusión-colaboración con geólogos de múltiples nacionalidades que trabajan en la propia compañía o en otras compañías e instituciones. Aunque el apelativo de multinacional no provenga de aquí, es evidente que el conglomerado multiétnico y los viajes o estancias en países un tanto exóticos, en el que un geólogo del petróleo se encuentra inmerso, representan una fuente de riqueza técnica y cultural que va mucho más allá de la que puede obtenerse con la asidua lectura de las revistas especializadas.

Principales clientes

Para ultimar esta ya larga visión de la geología del petróleo, podríamos preguntarnos quiénes son los principales clientes y beneficiarios de esta larga serie de tareas que, sea de forma individual o en equipo, ocupan la vida profesional de un geólogo. La respuesta a esta pregunta podríamos reducirla a tres grandes grupos, que por orden de importancia serían:

  • La sociedad, tan necesitada de esa energía e industria química que proviene de los hidrocarburos. El mantenimiento o acceso al llamado Estado del bienestar.
  • Las compañías, privadas, mixtas o públicas, que obtienen considerables beneficios que no serian sostenibles sin esos primer y segundo paso que personalizan la exploración y la producción.
  • Y por último, las llamadas ciencias de la Tierra, por lo que, con menos frecuencia de lo que nos gustaría, hay de transferencia de conocimientos entre la industria y la academia.

Finalmente, nos gustaría añadir que la geología del petróleo es una actividad que, aun- que no exenta de desilusiones —pues no hay nada que duela más que un pozo seco— es capaz de llenar toda una vida profesional en la que ni la rutina ni la monotonía suelen tener cabida.

Referencias bibliográficas

  • Allen, J. R. L. (1982). Sedimentary Structures: their character and physical basis. Deve- lopment in Sedimentology. 2 vols. Elsevier Co. Amsterdam.
  • Anderson, R. O. (1984). Fundamentals of petroleum industry. Universidad de Oklahoma.
  • Asociación de Geólogos y Geofísicos Españoles del Petróleo. Libro XXV Aniversario. AGGEP / W. Martínez del Olmo (eds.).
  • Baker, R. (2001). A primer of oilwell drilling. A basic text of oil and gas drilling. Houston, PETEX & IADC.
  • Bally, A. W. y Snelson, S. (1980). Realms of subsidence. Miall, D. A. (ed.). Facts and prin- ciples of world petroleum occurrences. Canada. Soc. Petroleum Geol. Mem. 6: 9-94.
  • Berg, O. R. y Woolverton, D. G. (1984). Seismic Stratigraphy II. An Integrated Approach to Hydrocarbon Exploration. AAPG. Mem. 39.
  • Bidle. K. T. (ed.) (1991). Active Margin Basins. AAPG. Mem. 52: 324.
  • Bouma, A. H.; Normark, W. R. y Barnes, N. E. (eds.) (1985). Submarine fans and Related Turbidite Systems. Springer-Verlag, Nueva York.
  • Clopine, W. C.; Lane, R. H. y Vork, D. (1995). Biostratigraphy: Adding Value to the Exploration and Development Process. AAPG. Bull. 79: 13, 17.
  • Dahlstrom, C. D. A. (1969). Balanced cross-sections. Canada. Journ. Earth Sciences 6: 743-754.
  • Davison, J.; Alsop, G. I. y Blundell, D. J. (1996). Salt tectonics: some aspects of deforma- tion mechanics. Geol. Society Spec. Public. 100: 1-10.
  • De Chazeau, M. G. y Khan, E. (1959). Integration and competition in the petroleum industry. Universidad de Yale.
  • Demaison, G. J. y Moore, G. T. (1984). Anoxic environments and oil source beds gene- sis. AAPG. Bull. 64: 1179-1209.
  • Faugéres, J. y Stow, D. A. V. (1993). Bottom current controlled sedimentation: a synthe- sis of the contourite problem. Sediment. Geol. 82: 287-297.
  • Faugéres, J.; Stow, D. A. V.; Imbert, P. y Viana, A. (1999). Seismic features diagnostic of contourite drift. Marine Geology 162: 1-38.
  • Fleisher, R. L. y Lane, H. R. (1999). Applied Paleontology. Beaumont, E. A. y Foster, N. H. (eds.). Treatise of Petroleum Geology / Handbook of Petroleum Geology: Exploring for Oil and Gas Traps. AAPG, Tulsa, cap. 17.
  • Greene, W. (1982). Strategies of the major oil companies. Universidad de Michigan Research, Ann Arbor.
  • Haq, B. U.; Hardenbol, J. y Vail, P. R. (1987). Chronology of fluctuating sea level since the Triassic. Science 235: 1156-1166.
  • Harding, T. P. (1974). Petroleum traps associated with wrench faults. AAPG. Bull. 58: 1290- 1304.
  • Harding, T. P. y Tuminas, A. C. (1988). Interpretation of footwall fault traps sealed by reverse faults and convergent wrench faults. AAPG. Bull. 72: 738-757.
  • Hossack, J. (1995). Geometric rules of section balancing for salt structures. AAPG. Mem., 65: 29-40.
  • Hunt, J. M. (1996). Petroleum Geochemistry and Geology. (2ª ed.) Freeman, Nueva York.
  • Irwin, H. y Meyer, T. (1990). Lacustrine organic facies. A biomarker study using multivaria- te statistical analysis. Organic Geochemistry 16: 176-210.
  • Isaaka, E. y Srivastava, M. (1989). Introduction to Applied Geostatistics. Oxford University Press, Nueva York.
  • Jackson, M. P. A. (1995). Retrospective salt tectonics. AAPG Memoir 65: Salt Tectonics. A Global Perspective: 1-28.
  • Jackson, M. P. A. y Vendeville, B. C. (1994). Regional extension as a geologic trigger for diapirism. Geol. Soc. America Bull. 196: 57-73.
  • Jackson, M. P. A.; Vendeville, B. C. y Schultz-Ella, D. (1993). Structural dynamics of salt systems. Annual Review of Earth & Planet. Scien. 22: 1-18.
  • Klemme, H. D. (1980). Petroleum basins-classifications and characteristics. Journal Petroleum. Geol. 23: 30-66.
  • Klemme, H. D. y Ulmishek, G. F. (1989). Depositional control, distribution, and effective- ness of world´s petroleum source rocks. AAPG. Bull. 73: 372-373.
  • Kuenen, P. H. (1964). Deep-sea sands and ancient turbidites. Bouma, A. H. y Brouwers,
  • A. (eds.). Elsevier Co. Amsterdam, 3-33.
  • Letouzey, J.; Colletta, B.; Vially, R. y Chermette, J. C. (1995). Evolution of salt-related structures in compressional settings. AAPG. Mem. 65: 29-40.
  • Lopatin, N. V. (1971). Temperature and geologic time as factors in coalification. Akad, Nauk, SSSR. Serv. Geol. 3: 95-106.
  • Magoon, L. B. y Dow, L. G. (1994). The Petroleum system-from source to trap. AAPG Bull. Memoir 60
  • Martínez del Olmo, W. (2006). ¿El fin del petróleo? Comunidad Autónoma de Madrid.
  • Martínez del Olmo, W. (2008). Almacenes geológicos de C1 y CO2. Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, Madrid.
  • Mauduit, T.; Guerin, G.; Brun, J. P. y Lecanu, H. (1997). Raft tectonics: the effects of basal slope angle and sedimentation rate on progressive extension. Journal. Struct. Geolgy. 19: 1219-1230.
  • Meyer, M. L. y Nederlof, B. H. (1984). Identification of source rocks on wireline logs by density / resistivity and sonic transit time / resistivity crossplots. AAPG. Bull 69: 1255- 1268.
  • Mitcchum, R. M. Jr. (1985). Seismic stratigraphic expresion of submarine fans. AAPG. Mem. 39: 117-136.
  • Mitcchum, R. M. Jr.; Vail, P. R. y Sangree, J. B. (1977). Seismic Stratigraphy and Global Changes of Sea Level. AAPG. Mem. 26: 117-143.
  • Mutti, E. (1985). Turbidite system and their relations to depositional sequences. Reidel Publ. 65-93.
  • Mutti, E. (1992). Turbidite sandstones. Agip / Instituto Geol. Univ. Parma, 275.
  • Odell, P. R. (1964). Oil and world Power: Background of the oil crisis. Viking Penguin, Nueva York.
  • Ori, G. G. y Friend, P. F. (1984). Sedimentary basins, formed and carried piggyback on active thrust sheets. Geology 12: 475-478.
  • Owen, E. W. (1975). Trek of the oil finders: A history of exploration for oil. AAPG, Tulsa.
  • Parrish, J. T. (1982). Upwelling and petroleum source beds, with reference to the Paleozoic. AAPG. Bull. 66: 750-774.
  • Payne, S. N. J.; Ewen, D. F. y Bowman, M. J. (1999). The role and value of high-impact biostratigraphy in reservoir appraisal and development. Jones, R. W. y Simmons, M. D. (eds.). Biostratigraphy in Production and Development Geology. Geol. Society, Spec. Public. 152: 5-22.
  • Peters, K. E. y Moldowan, J. M. (1993). The biomarker guide: interpreting molecular fossils in petroleum and ancient sediments. Prentice Hall, Nueva Jersey.
  • Pickering, K. T.; Hiscott, R. N. y Hein, F. J. (1989). Deep Marine Environments. Clastic Sedimentation and Tectonics. Unwin Hyman, Londres.
  • Posamentier, H. W.; Jervey, M. T. y Vail. P. R. (1988). Eustatic controls on clastic deposi- tions I. Conceptual framework. In Sea level Changes. SEPM. Spec. Publ., 42: 109-124.
  • Rice, D. D. y Claypool, G. E. (1981). Generation, accumulation and resource of biogenic gas. AAPG. Bull. 65: 5-25.
  • Rider, M. H. (1986). The Geological Interpretation of Well Logs. John Wiley & Sons, Nueva York.
  • Sampson, A. (1988). The seven sisters: The great oil companies and the world they sha- ped. Rev. Coronet, Londres.
  • Schuchert, C. (1924). The value of microfossils in Petroleum Exploration. AAPG. Bull. 8 (5) 539-553.
  • Seifert, W. K. y Moldowan, J. M. (1978). Application of steranes, triterpanes and monoa- romatics to maturation, migration and source of crude oils. Geochimica et Cosmo- chimica acta 42: 77-95.
  • Shipp, D. J. (1999). Well-site biotratigraphy of Danish horizontal wells. Jones, R. W. y Simmons, M. D. (eds.). Biostratigraphy in Production and Development Geology. Geol. Society, Spec. Publ., 152: 75-84.
  • Shwadran, B. (1973). The Middle East, oil and the great powers. John Wiley & Sous, Nueva York.
  • Skeet, I. (1988). OPEC twenty-five years of prices and politics. Universidad de Cam- bridge.
  • Sotomayor, J. E. y Vicente Bravo, J. C. (2002). Integration of logging while drilling ima- ges with wireline logging and thin sections improves reservoir characterisation in karstified reservoirs. 1er Congreso Técnico Explo. Producción Repsolypf, Madrid, 333-364.
  • Stocks, A. E. y Lawrence, S. R. (1990). Identification of source rocks from wireline logs. Geol. Society. Spec. Public. 48: 241-252.
  • Stow, D. A. V. y Mayall, M. (2000). Deep-water sedimentary system: New model for the 21st century. Marine. Petroleum Geology 17: 125-135.
  • Suppe, J. (1985). Principles of structural geology. Prentice-Hall, Nueva Jersey.
  • Tissot, B. P. (1984). Recent avances in petroleum geochemistry applied to petroleum exploration. AAPG. Bull. 68: 545-563.
  • Tissot, B. P. y Welte, T. H. (1984). Petroleum Formation and Occurrence. Springer Verlag, Berlín.
  • Turner, L. (1978). Oil companies in the international system. G. Allen and Unwin, Londres.
  • Vail, P. R. (1987). Seismic stratigraphy interpretation procedure. Bally, A. W. (ed.) Atlas of Seismic Stratigraphy. AAPG 27(11).
  • Vail, P. R.; Mitchum, R. H. Jr.; Todd, R. G.; Widmier, J. M.; Thomson, S.; Sangree, J. B.; Bubb, J. N. y Hatlelid, W. G. (1977). Seismic stratigraphy and global change of sea level. Seismic stratigraphy, Application to Hydrocarbon Exploration. AAPG. Mem. 26: 49-212.
  • Walker, R. G. (1978). Deep-water sandstone facies and ancient submarine fans: models for exploration for stratigraphic traps. AAPG. Bull. 62: 932-966.
  • Walker, R. G. (1984). Facies model. Geol. Ass. Canada.
  • Waples, D. (1980). Time and temperature in petroleum formation: Application of Lopatin´s method to petroleum exploration. AAPG. Bull. 64: 916-926.
  • Waples, D. (1985). Geochemistry in Petroleum Exploration. International Human Ressources Development Corporation, Boston.
  • Welte, D. H. y Yukler, M. A. (1981). Petroleum origin and accumulation in basin evolution-a quantitative model. AAPG. Bull. 65: 1387-1396.
  • Wergin, D. (1992). La historia del petróleo: la lucha voraz por el dinero y el poder desde 1853 hasta la guerra del Golfo. J. Vergara (ed.), Buenos Aires.
  • Yergin, D. (1992). La historia del petróleo: la lucha voraz por el dinero y el poder desde 1853 hasta la guerra del Golfo. J. Vergara (ed.), Buenos Aires.

Autor: Wenceslao Martínez del Olmo. Ex presidente de la Asociación de Geólogos y Geofísicos Españoles

Este trabajo pertenece al libro LA PROFESIÓN DE GEÓLOGO (pdf descarga libre) editado por el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos en 2009.