Viendo los espectáculos mediáticos que nos impone el sistema y cuando te sientes en clara minoría frente al mal gusto y la permanente escatología televisada, de vez en cuando vale la pena volver a las raíces del espectáculo y darse una vuelta por el teatro, sobre todo para animarse. Como no soy crítico de teatro, simplemente voy a aprovechar este espacio que me ofrece el ICOG para dar mi lega opinión.

He tenido la oportunidad de asistir a un estreno de teatro, de teatro clásico, de teatro en estado puro. Una obra no por conocida menos sorprendente, gracias al impecable versionado de Rafael Pérez Sierra, sobre todo cuando “El Mercader de Venecia” tiene, para la mayoría, un reciente referente cinematográfico (el film de Michael Radford estrenado en 2005 en España). Tener un referente cinematográfico con los inmensos recursos que el cine da al director, frente a las limitaciones escénicas del teatro, puede ser una desventaja, si uno no capaz de valorar la habilidad del equipo teatral para despertar la imaginación del espectador. En el teatro lo importante no es lo que se ve sino lo que uno se puede imaginar gracias al estímulo de lo que se ve. Y en este caso, con el reducido espacio con el que cuenta el escenario del histórico Teatro Infanta Isabel se han conseguido recrear las calles de Venecia, el palacio y los jardines de Belmont y el palacio del Gran Duque, todo ello con un habilidoso empleo de decorados móviles, bastidores y telones de fondo. Desgraciadamente son necesarios muchos cambios de escena para representar los diferentes ambientes, lo que hace que a veces los tránsitos se hagan algo repetitivo, sobre todo en el primer acto y a pesar de la ayuda de la música que se ha diseñado para ellos.

La obra de William Shakespeare es una obra compleja con historias superpuestas y conectadas, amor y odio se unen en un complicado devenir imposible de predecir. Pero hay un delicioso contrapunto de comedia que hace al conjunto más humano y convierte a la obra en una especie de romance. La dirección de Denis Rafter parece que ha separado con excesiva precisión a los actores que deben seguir un guión estrictamente dramático y los que interpretan un papel más distendido. Mientras Fernando Conde (Shyloc) y Juan Gea (Antonio)o Ruth Salas (Yesica) sufren impecablemente sus amores y sus odios respectivos, sin una solo concesión al resto de los sentimientos, Alfonso Montón (Solanio), Natalia Millán (Porcia), Maribel Lara (Nerisa) y especialmente David Fernández (Lancelot) tienen unas interpretaciones divertidas con salidas muy graciosas en ocasiones. Esa separación tan estricta es un poco desconcertante, en particular por la evidente diferencia de experiencia teatral del elenco.

El vestuario a cargo de Pedro Moreno, no puede ser más acertado y espectacular. Actores y actrices exhiben un repertorio de trajes que seguramente es digno de una pasarela. Combinan el aspecto probablemente propio de la época (finales del XVI) pero con una adaptación moderna muy interesante.

Natalia Millán y Fernando Conde son, para mí, los actores que están mejor en la obra. Natalia hace una interpretación deliciosa, en la que combina sabiamente los momentos serios y los simpáticos además de cantar maravillosamente en las escenas que incluyen breves canciones, un detalle que la acerca todavía más al público. Fernando esta imponente con su extraordinaria y potente dicción, y aunque supongo que el papel lo requiere, imagino que algún toque humano quizás podría hacerlo más próximo.

Me parecieron simpáticas las interpretaciones de Edgar S. Millán (Príncipe de Marruecos) imitando el acento marroquí con mucho acierto, la de Ángel García Suárez (Salerio), la de Carlos Moreno (Príncipe de Aragón), también muy divertida, y naturalmente la de David Fernández (Lancelot) que hace el ganso para deleite del público durante toda la función. Las escenas con los cofres están bien al principio, pero luego se hacen poco imaginativas.

En conjunto la obra es muy recomendable para reconciliarse con el arte, quizás las restricciones de espacio imponen a las escenas poca movilidad que se intenta corregir con bastantes desplazamientos de los actores en el parco escenario, pero imagino que Shakespeare la concibió para que atendiéramos a los textos más que las imágenes. Así que recomiendo a los que les guste el teatro que se pasen por el Infanta Isabel, porque van a pasar un muy buen rato.

FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA

Teatro Infanta Isabel
Dirección: Barquillo, 24
Horario: 20:30h
“El mercader de Venecia” de William Shakespeare
Versión de Rafael Pérez Sierra.

Natalia Millán
Fernando Conde
Juan Gea
con Luis Rallo, Jorge Lucas, Camilo Rodríguez, Luz Nicolás, Carlos Moreno, Edgar S.Millán, Ángel García Suárez, Ruth Salas, Alfonso Montón, David Fernández y la colaboración de José Hervás
Escenografía: Pedro Moreno y Javier Roselló Vestuario: Pedro Moreno
Iluminación: Flavia Mayans
Dirección: Denis Rafter
Producción: Darek Teatro

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Manuel Regueiro y González-Barros
Licenciado en geología por la UCM (Promoción 23. 1979). Jefe de relaciones Externas y Comunicación del Instituto Geológico y Minero de España y especialista en rocas y minerales industriales, después de 17 años en el Área de Rocas y Minerales Industriales del IGME. Máster en Liderazgo en la Función Pública 2015 (INAP-UIMP). Profesor Colaborador Honorífico tras 20 años como Profesor Asociado del Departamento de Cristalografía y Mineralogía de la UCM. Ha sido por dos veces no consecutivas, presidente de la Federación Europea de Geólogos y pasado por casi todos los cargos de la Junta de Gobierno del ICOG, desde vocal hasta Vicepresidente 1º, Presidente del ICOG en la actualidad. Actualmente miembro de los comités editoriales de diversas revistas científicas y técnicas y sigo publicando con asiduidad en revistas nacionales e internacionales en todos los temas de la geología profesional. Ha sido además miembro fundador y Secretario de la ONG Geólogos del Mundo.