acarbaAutor: Ángel Carbayo Olivares – Presidente de Geólogos del Mundo | La producción de fenómenos geológicos ha sido siempre consustancial a la dinámica propia del planeta Tierra. Así desde su formación hace 4500 millones de años, ha existido esporadicamente una actividad magmatica, consistente en una circulación de magma muy lenta, que al aflorar a la superficie, se fue enfriando también lentamente y dio origen a las rocas plutonicas (granitos sl.) Asimismo a lo largo de la historia de la Tierra y en determinadas épocas, se fueron produciendo erupciones rápidas de magma, formándose las rocas volcánicas (basaltos sl). Por otra parte también esporadicamente se fueron depositando sedimentos marinos o continentales, que originaron las rocas sedimentarias (calizas, areniscas y arcillas) Y finalmente parte de estas últimas fueron sometidas a grandes presiones y temperaturas y como consecuencia cambiaron sus propiedades, formando las llamadas rocas metamórficas (pizarras y mármoles).

Todas las rocas citadas durante su formación, han tenido una relación intensa con otro importante fenómeno geológico, cual es la actividad tectónica de la Tierra, fundamentada en la llamada teoría de la tectónica de placas. Esta consiste en esencia en la migración de los continentes, bien separándose o bien produciéndose choques entre ellos o entre los continentes y la corteza oceánica y como consecuencia de esos choques se produjeron grandes fallas.

Asociados con la formación de rocas y fallas se originaron grandes y diversas mineralizaciones, entre las que cabe destacar la formación de los hidrocarburos, lo cual ha permitido y permite al hombre disponer de grandes recursos mineros, energéticos e industriales de una manera constante. También las buenas condiciones de permeabilidad de ciertas rocas permiten la infiltración y almacenamiento de agua dulce en su seno, ofreciendo al hombre un recurso básico fundamental y otro recurso básico lo constituyen los suelos, que se han formado a partir de la alteración superficial de los diversos tipos de rocas.

De todo esto se desprende que la Tierra ha sido generosa desde el punto de vista económico para con el hombre hasta llegar a su constitución geológica actual. Pero no solamente esto, sino que unido a la geomorfología como una parte de la misma, a la biología, a la climatología y a la existencia del agua en todas sus facetas, da lugar a la existencia de un conjunto perfecto, que cual gran tesoro es necesario conservar.

Sin embargo esporádicamente la Tierra nos sorprende, al seguir su curso de ente vivo, tal como ha hecho siempre, con la repetición de nuevos fenómenos geológicos, bien originando procesos internos no controlables, tales como terremotos, erupciones volcánicas y tsunamis, que son olas gigantescas producidas por grandes fallas activas submarinas, o bien mediante procesos externos controlables, tales como deslizamientos de ladera, subsidencias y hundimientos, avalanchas e inundaciones.

En principio parece lógico considerar cuales son los medios “a priori” de que dispone el hombre para evitar o mitigar los efectos perjudiciales y que consisten en el estudio preventivo de los riesgos geológicos, de que las amenazas debidas a los fenómenos geológicos ocurran y las medidas a tomar en su caso. Pero esto forma parte de un tema a tratar con posterioridad en esta misma revista.

Consideramos ahora el caso de una emergencia ante un fenómeno geológico imprevisto del que no se conoce el riesgo si aquel se produce. Sea por ejemplo un terremoto de alta intensidad que en muchos casos puede producir además un efecto “dominó”sobre laderas inestables, provocando su deslizamiento a causa de las vibraciones sísmicas. De esta manera las víctimas pueden sufrir el doble efecto de enterramiento, uno debido al hundimiento de las viviendas por efecto del terremoto y otro debido al efecto del deslizamiento de ladera moviendo grandes masas de tierra. Así sucedió en los terremotos de El Salvador ocurridos en enero y febrero del año 2001 y en cuyo plan de emergencia Geólogos del Mundo participó activamente con la actuación de siete geólogos.

Cabe preguntarse cuál es la aportación que puede realizar el geólogo ante sucesos de esta índole. Indudablemente que los servicios primarios corresponden al descombro, al traslado de heridos y a los servicios sanitarios. pero simultáneamente debe analizarse la situación de las laderas inestables que están amenazando a viviendas y en su caso ordenar su desalojo.

El paso siguiente respecto a los heridos corresponde a su ubicación y esta habrá de realizarse sobre un suelo alejado de fallas o grietas, que ante la actuación de nuevos movimientos sísmicos, bien puedan removilizarse las unas o bien provocar deslizamientos las otras. Asimismo la ubicación de los heridos deberá estar alejado de la existencia de probables nuevos deslizamientos de tierras, que pueden haber quedado en un estado de inestabilidad avanzada y que por la acción de réplicas del terremoto, se produzca el fenómeno.

Por otra parte si el número de heridos es abultado, surgirán problemas de abastecimiento de agua para todos los usos y como resulta frecuente en muchos casos, las surgencias o manantiales de agua si existían, pueden quedar modificadas por efecto del seísmo, con lo que resultará necesario encontrar rápidamente un acuífero y construir uno o varios pozos.

Finalmente tanto la construcción de letrinas como el enterramiento de los cadáveres requerirá unas condiciones de impermeabilidad adecuada del terreno a fin de impedir la infiltración de sustancias contaminantes y consiguiente contaminación del acuífero, y este se corresponde con el utilizado por la misma población, para cubrir sus necesidades de agua potable.

El escenario descrito podría complicarse aún más, si la ubicación de los heridos se hubiera situado a la salida de un barranco de considerables dimensiones y fuerte pendiente y que se produjeran abundantes lluvias. En este caso, desde la cabecera del barranco se crearía una gran corriente de agua, que aguas abajo arrastraría los depósitos de materiales procedentes de los deslizamientos producidos en las paredes del barranco, como consecuencia del terremoto y que a la salida del barranco, daría lugar a enormes avalanchas e inundaciones.

Este caso se verifica con relativa frecuencia en El Salvador y que tiene como consecuencia la destrucción de cafetales, viviendas e infraestructuras. Ello ha dado origen a la realización de proyectos de ingeniería geológica para mitigación de esos efectos, y cuyo estudio y ejecución ha correspondido entre otras ONG a Geólogos del Mundo. Actualmente se trabaja también en El Salvador en el estudio y ejecución de dos proyectos similares y asimismo existe otro para Nicaragua pendiente de financiación.

Como conclusión importante de todo este escrito, se puede afirmar que ante la declaración de emergencia de cualquier desastre natural, se debe contar con los geólogos, con lo que podrán evitarse males mayores. Y no solamente durante la emergencia, sino lo que es aún más importante en las labores post-emergencia o de reconstrucción, para indicar por ejemplo, los lugares idóneos para ubicar la nueva construcción de viviendas, que desgraciadamente en muchos casos, se hace en el mismo peligroso lugar, donde se produjo su hundimiento.

Estamos pues ante el caso general de prevención de riesgos geológicos a realizar en todos los lugares donde pueda producirse un fenómeno geológico, con la posibilidad de causar daño a las personas o a las cosas, haciendo notar que aunque estos estudios permitan mitigar o anular el efecto perjudicial con la construcción de las obras adecuadas, estas pueden ser rebasadas por una mayor intensidad del fenómeno. Por tanto en cada proyecto se incluye un plan de emergencia a ejecutar por la población llegado el caso y para lo cual resulta necesaria una campaña de mentalización y educación de la misma. De esta manera se minimizan aún más los posibles daños a las personas.