Autor: Joaquín Lahoz Gimeno, presidente de la Delegación de Aragón del Colegio Oficial de Geólogos | En los últimos meses los medios de comunicación están recogiendo con gran interés, un riesgo geológico que suscita inquietud y controversia entre diferentes estamentos de la sociedad, es la aparición de dolinas, simas, subsidencias, o por utilizar un término vulgar hundimientos del terreno.
Aunque la causa es bien sabida, y conocida desde hace mucho tiempo, no deja de inquietarnos la aparición de este fenómeno, a veces brusca e inesperada.
En el valle del Ebro son frecuentes las rocas sedimentarias solubles, en el entorno de la ciudad de Zaragoza encontramos gran abundancia de yeso y otros materiales solubles como la sal común, todos conocemos las minas de sal de Remolinos, localidad cercana a Zaragoza. Una parte de las aguas, tanto de lluvia como de riego acaban circulando a través del terreno, cuando las formaciones geológicas que atraviesan son yesos o limos yesíferos sufren una disolución progresiva.
En las zonas donde la roca se disuelve se forma una oquedad que va creciendo, se produce el desprendimiento progresivo de los materiales que forman el techo de ésta, de forma que la oquedad progresa hacia arriba hasta que alcanza la superficie del terreno, apareciendo entonces la sima.
Este fenómeno se encontró en la propia traza del AVE cuando excavaron algunas de las trincheras, sin que se construyeran estructuras de seguridad para sustentar las vías en el caso de producirse este riesgo geológico.
Calatayud es otra localidad aragonesa con un entorno geológico problemático, éste ha quedado registrado en sus edificios, como vemos en su plaza, en sus iglesias mudéjares, y en el edificio que tuvo que ser evacuado en plena noche, por los daños causados por subsidencia del terreno sobre el que se cimentaba.
Otra zona problemática con yesos, son los alrededores de la localidad de Zuera y parte de la zona regada por el canal de La Violada, terrenos sobre los que discurre la línea de alta velocidad Zaragoza-Huesca en la que esperemos se hayan tomado las medidas precisas, pues el deterioro, abandono y derribo del pueblo de Puilatos por las subsidencias está reciente en nuestras mentes .
Como queda comprobado el riesgo geológico que conlleva la disolución de materiales yesíferos, no es despreciable, ya que en ocasiones se produce con extraordinaria intensidad y rapidez, inusual entre los procesos geológicos que suelen ser muchísimo mas lentos. Entre los técnicos sin una formación geológica especializada, es difícil de entender que el valor de los ensayos geotécnicos de estos terrenos, tiene una “fecha de caducidad”, es decir un parámetro determinado hoy puede sufrir un cambio radical unos meses después .
Esta problemática tan especial, exige por parte de las Administraciones, implantar una normativa que garantice que los trabajos son hechos con los medios idóneos y por profesionales suficientemente capacitados, no solo desde un punto de vista académico, sino esencialmente desde un punto de vista práctico. El riesgo geológico de subsidencia puede quedar sobradamente cubierto con una cimentación adecuada, su diseño se hará sobre la base de un estudio geotécnico apropiado, en el que el geólogo juega el papel esencial a la hora de establecer las recomendaciones constructivas.
Hay que destacar y agradecer el interés demostrado por el nuevo consistorio zaragozano, cuando D. Alberto Belloch se reunió con los representantes del ICOG-Aragón para conocer de primera mano la problemática de estos riegos, pues al extenderse el núcleo urbano de Zaragoza estos problemas serán mas frecuentes estas incidencias en algunos puntos de Valdespartera y Miraflores.
Por otra parte la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación autoriza al Gobierno para que, mediante Real Decreto y en el plazo de dos años a contar desde su entrada en vigor, desde el 5 de mayo de 2000, a los seis meses de su publicación en el B.O.E., apruebe un Código Técnico de la Edificación que establezca las exigencias que deben de cumplir los edificios y sus estudios geotécnicos. Después de lo ocurrido en Calatayud consideramos en la Delegación del Colegio de Geólogos en Aragón que su aprobación debería de acelerase de forma que se establezca la obligatoriedad del estudio geotécnico para conocer las características geológicas previamente a la construcción de un edificio de nueva planta y para las obras de reforma y rehabilitación que afecten a la cimentación. Estos aspectos quedan reflejados en la Ley 2/1999 de la Comunidad de Madrid, de medidas para la Calidad de la Edificación. Esta circunstancia se la planteamos al Ministro de Fomento, en Barcelona, a la vez que le expusimos los problemas de riesgos geológicos del AVE en Aragón.
También la Consejería de Obras Públicas y Urbanismo de la Diputación General de Aragón debería elaborar una Guía para la Planificación de Estudios Geotécnicos que fuese un instrumento orientado a los profesionales de la edificación que determinase el estudio geotécnico adecuado a los diferentes tipos de edificaciones, como lo ha editado la Generalitat Valenciana. Todo ello en beneficio de la Calidad de la Edificación que los geólogos también deseamos.