CAMBIO CLIMÁTICO NATURAL VERSUS CALENTAMIENTO ANTRÓPICO

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José G. Sánchez Cabañero. Geólogo. Jubilado 2017.

Licenciado en Ciencias. Sección Geológicas. Universidad de Granada, 1975.
Colegiado Nº 395 del ICOG, 1980.
Funcionario del Cuerpo de Seguridad Nuclear y Protección Radiológica, Consejo de Seguridad Nuclear, 1989.

RESUMEN

Hace tiempo que la ciencia zanjó el dilema del título: los cambios climáticos siempre los ha gobernado la naturaleza; pero el calentamiento global observado hoy en día lo determina la actividad antrópica y los agentes naturales son actores secundarios. No obstante, hay un negacionismo residual persistente que mantiene ad infinitum la discusión pública, y cabe deducir intencionalidad política. Artículos como el titulado “La geología versus el dogma climático (1ª parte)” publicado en la revista del Colegio de Geólogos y cuya 2ª parte fue publicada en una web distinta, ilustran bien la forma y el fondo del discurso negacionista donde el resultado científico es irrelevante, aunque esté basado en evidencias y soportado por datos. Su discurso es paradigma de posverdad: oculta evidencias geológicas relevantes, confunde las citas, utiliza de forma equívoca los datos, los retuerce y hurta el análisis de las implicaciones éticas que se derivan del carácter social de este asunto que, de forma necesaria, es su trasfondo. Se distorsiona de forma deliberada la realidad científica para confundir al lector y manipular las emociones e influir en su opinión; con el propósito de perder el tiempo con argumentos que solo pretenden ganar la discusión, en vez de buscar una respuesta cierta, o más probable, sobre la variabilidad climática que supone el calentamiento global observado. Se divulga para desinformar. Son escritos erísticos que pretenden derrotar al contrario en vez de buscar la resolución del conflicto.

SUMMARY

Science has long since settled the dilemma of the title: climatic changes have always been drived by nature; but the global warming observed today is determined by anthropic activity and natural agents are secondary actors. However, there is a persistent residual denialism that maintains public discussion ad infinitum, and political intentionality can be deduced. Articles such as the one entitled «Geology versus climate dogma (1st part)» published in the College of Geologists magazine and whose 2nd part was published on a different website, well illustrate the form and substance of the denialist discourse where the scientific result is irrelevant even though it is based on evidence and supported by data. His discourse is a paradigm of post-truth: he hides relevant geological evidence, confuses the citations, misuses the data, twists them, and steals the analysis of ethical implications that derive from the social nature of this matter, which is necessarily his background. Scientific reality is deliberately distorted to confuse the reader and manipulate emotions and influence his opinion; with the purpose of wasting time with arguments that only aim to win the discussion, instead of looking for a certain answer, or more probable, about the climatic variability that the observed global warming supposes. It is disclosed to misinform. They are eristic writings that seek to defeat the opponent instead of seeking the resolution of the conflict.

INTRODUCCIÓN

Vaya por delante la consideración de que no pretendo debatir aspectos técnico-científicos de un asunto per se complejo en extremo y que la ciencia ha resuelto hace ya decenas de años. Hacerlo no tendría el rigor que merece el tema ni el respeto debido a los lectores. Como colegiado profesional y alentado por el precedente del artículo “La geología versus el dogma climático (1ª Parte)” publicado en la revista Tierra y Tecnología del ICOG, pretendo explicar la forma y el fondo de los argumentos negacionistas, explicitar su falta de rigor científico en los aspectos que conozco por formación o experiencia y mostrar el trasfondo ético y social, y por tanto político, de la dicotomía que expresa el dilema del título. Como referencia para ese fin, utilizo la 1ª Parte publicada por el ICOG de Ortega E. (2022a).
La publicación motivó que investigadores del asunto denunciasen en UDC (2022) su falta de rigor y firmaran un manifiesto de adhesión, y que algunos comentarios web de su publicación también lo señalaran. Así mismo, su publicación fue apoyada por testimonios que solo contribuyen a desinformar al lector.
Divulgar una opinión científica no está reñido con el rigor científico al que se debe, excepto si contribuye a difundir mantras como: “el cambio climático siempre ha existido, lo dicen expertos y científicos” o “el CO2 es bueno”, que son textos eclécticos con léxico y sintaxis elementales, utilizados en política como señuelo de equidistancia engañosa que solo pretende confundir y limitar las capacidades del razonamiento complejo y crítico.
Así mismo, la libertad de expresión es un pilar democrático protegido que no se cuestiona. No se trata de publicar un artículo antagónico y mucho menos de censurarlo; tiene que ver con verificar la consistencia y el soporte científico de la divulgación y propongo que antes de publicar sobre el asunto se visite el sitio de Ferrán Puig Vilar (1).
En el portal Skepticalscience (2) se contrasta lo que dice la ciencia frente a 218 argumentos no científicos, incluidos los más peregrinos. En este asunto la estulticia no es una opción. El consenso de la comunidad científica sobre el origen antrópico del calentamiento global es abrumador Cook et al. (2016), Mark Lynas et al (2021), y es el resultado de argumentos soportados por el análisis de evidencias sólidas que planteó una minoría disidente hace ya décadas, cuando imperaba una postura hoy residual y se decía: “es cosa de ecologistas”.
Que haya consenso sobre el origen antrópico del calentamiento global no significa que este asunto complejo ya esté caracterizado; así, los modelos climáticos incluyen agentes que pueden necesitar más investigación para cuantificar su contribución al balance total, como el polvo mineral antrópico de la troposfera que influye en su transparencia Kok J.F. et al (2023), el aumento del albedo debido a la actividad antrópica Skepticalscience (1), o el previsible aumento de incendios del permafrost por el deshielo polar ártico El Ágora (2022).
Sin embargo, los autores que divulgan un discurso revisionista lo plantean de forma simple y sin rigor, mezclando populismo con medias verdades y reiterando argumentos que ya fueron utilizados hace décadas y que la ciencia sigue refutando hoy en día. También resulta sorprendente que se niegue la connotación política de estos artículos divulgativos, cuando lo central del debate no es que se niegue un hecho aceptado por la comunidad científica tras décadas de acumulación de evidencias y discusiones, sino utilizar la negación como herramienta política para derrotar al contrario, y manipular la necesidad de cambio del desarrollo antrópico que señala la ciencia. La revista digital que publica la 2ª Parte del artículo Ortega E. (2022c) lo etiqueta con el tag POLITICA, y su epílogo Ortega E. (2023) lo etiqueta: “artículo negacionista difundido por el Colegio de Geólogos escandaliza a la comunidad científica”.
Tras la polémica, el ICOG se propuso mejorar el proceso ICOG (2022) y señala que su postura oficial se emitió con motivo de la Cumbre del Clima COP25 (2019) de Madrid, que incluye su compromiso con la Agenda 2030 de la ONU, y con la necesidad de trabajar por una economía circular ICOG (2019).

LOS ARGUMENTOS NEGACIONISTAS COMO ARQUETIPO

Desde los años cincuenta del siglo pasado se propagan los siguientes argumentos: siempre ha habido variabilidad climática y sólo se debe a causas naturales (radiación solar, rayos cósmicos, ciclos de Milanković, etc); luego, cuando las evidencias acumuladas fueron demoledoras, se atacó el método científico: la estadística se utiliza de forma torticera, los modelos son poco fiables por haber incertidumbre alta, no se puede separar la contribución natural de la antrópica, hay intereses, etc. Y cuando el calentamiento global fue muy evidente se dejó el enfriamiento natural en el tintero y se abrazó el calentamiento, eso sí, insistiendo en que se debía solo a causas naturales y que, en todo caso, la contribución antrópica siempre será secundaria.
Este proceder lo muestra Peterson et al (2008) y ya resulta palmario con la práctica de ExxonMobile que se comenta mas adelante. Así mismo, algunos autores revisionistas asocian el calentamiento global con un ciclo de alta frecuencia, lo que resulta de una exactitud sorprendente para la geología tradicional –según Gil J. (2002), se llaman ciclos de alta frecuencia a los ciclos de sedimentación que duran 0,1 y 1 Ma, y se relacionan con los orbitales de Milanković. Ello no quiere decir que no haya subciclos naturales centenarios Voelker Antje H.L. (2002) como recojo luego y otros de varias décadas debidos en general a sucesos excepcionales (vulcanismo, etc.) evidenciados por el registro geológico.
En resumen, para justificar la variabilidad climática observada durante el siglo pasado, los autores negacionistas aducían la interacción cíclica de los agentes naturales, que siempre había sido así como muestra el registro geológico, y que dicha interacción señalaba hacia el enfriamiento del planeta; ahora, forzados por la acumulación de evidencias y datos que señalan un calentamiento, añaden que la actividad antrópica podría influir, pero sólo como agente secundario y con un papel menor. Seguidamente comento las principales causas naturales del arquetipo y como hilo conductor me valgo del artículo de Ortega E. (2022a), (2022b) y (2022c):

La radiación solar

La correlación tan marcada que muestran las figuras 3 y 4 de Ortega E. (2022a), 1ª Parte, la explica Adrián Fernández Sánchez en los Comentarios (3, «El sol lidera el calentamiento actual“) tras aclarar que hoy en día no hay correlación entre la temperatura de la Tierra y los procesos naturales, y cuestionar que se muestren datos hasta el 2000 habiendo más recientes. Y en NASA (1) se muestra que la actividad solar reciente está en mínimos frente a la observada desde 1880, y que la radiación del Sol no puede ser causa de la tendencia de calentamiento global observada desde hace años.
La Figura 6 de la 1ª Parte es una proyección astronómica de la curva radiación solar que fue deducida por Milanković M. (1930) para una ventana temporal de 200.000 años y donde la influencia antrópica es ajena. Es fácil deducir que la tendencia de la curva cuando cruza el presente es descendente desde hace ≈10.000 años y que continúa descendiendo en los próximos ≈20.000; es decir, marca una tendencia que contradice el calentamiento global observado, pero Ortega E. (2022a) no explica esta circunstancia, lo oculta. La figura empezó a conocerse cuando Wladimir Peter Köppen y Alfred Lothar Wegener (1924) la incluyeron en Die Klimate der geologischen Vorzeit; sin embargo, el autor toma la figura de Ferrer A. (2003) pero oculta el texto que se asocia: «Aunque astronómicamente nos aproximemos a una época fría las predicciones son muy difíciles. El futuro próximo es muy incierto pues hay que añadirle el efecto del ser humano sobre la atmósfera. La liberación masiva de CO2 a la atmósfera y su efecto invernadero puede llegar a anular la próxima glaciación o bien crear un clima muy cálido». Es decir, se entresaca lo que interesa y se evita lo que contradice.
El portal NASA (2) también informa que: a) desde 1950 no hay un incremento neto de la energía solar recibida, y que la temperatura global observada tiene una tendencia que es ascendente muy marcada; b) las capas más altas de la atmósfera se enfrían, y la superficie terrestre y la troposfera que acumula gases de efecto invernadero se calientan; y c) cuando se incorpora la radiación solar a los modelos climáticos, hay que aumentar el contenido de gases con efecto invernadero para reproducir la tendencia ascendente de la temperatura.
En Skepticalscience (3) se pueden consultar hasta 32 entradas de respuestas científicas que refutan que la radiación solar sea determinante en el calentamiento actual. El mínimo de Maunder y el posterior de Dalton se analiza en Skepticalscience (4) donde se estima que, si ocurriera otro mínimo equivalente al primero, la temperatura global descendería -0,3°C, como máximo: Según Skepticalscience (5) el impacto en el calentamiento global debido a la adición antrópica de CO2 supera con creces la influencia de la actividad solar e incluso la derivada de cambios orbitales de la Tierra.
Así mismo, en NASA (3) se aclara que el mínimo de Maunder (1645-1715) se solapa con la Pequeña Edad de Hielo (1550-1850) que puso fin al óptimo climático medieval europeo (siglos X a XIV); es decir, la radiación solar pudo contribuir al aumento del rigor del subciclo de frío más reciente, pero no es causa de su inicio ni de su terminación.

La radiación cósmica

La Figura 5 de Ortega E. (2022a) relaciona la actividad solar con la radiación cósmica en los últimos 500 Ma, y se cita para argumentar que a mayor actividad del Sol, llegará a la Tierra menos radiación cósmica y que a menor radiación cósmica, la formación de nubes yambién será menor y aumentará la insolación y con ello la temperatura. Sin embargo, Skepticalscience (6) informa que la radiación cósmica ha aumentado durante los últimos 50 años, que su efecto sería de un enfriamiento y que la evidencia disponible no soporta el argumento.

Los ciclos orbitales de Milanković

Este científico serbio compiló su obra principal en Kanon der Erdebestrahlung und Seine Anwendung auf das Eiszeitenproblem (1941), y su trabajo empezó a tener interés cuando el sector petrolero descubrió que los ciclos orbitales quedaban registrados en las secuencias sedimentarias, permitiendo su aplicación a la cicloestratigrafía y a la caracterización de los sistemas petroleros. Se han identificado ciclos orbitales desde el Período Precámbrico, y en el límite Cretácico/Terciario (66,5 Ma) se registró un evento de excentricidad máxima que duró ≈2 Ma, Martínez M., et al (2017).
Según su teoría, las variaciones de la órbita y del eje de la Tierra alteran el ciclo estacional de insolación y controlan la variabilidad climática. En NASA (4) se describe de forma simple la teoría y en NASA (5) se informa que no puede explicar toda la variabilidad climática del Período Cuaternario y mucho menos el calentamiento observado desde la era industrial (1850-1900), ni su rapidez desde 1950. Confirma que, al menos, desde el inicio del Período Cuaternario (2,558 Ma) los ciclos climáticos han ocurrido con la periodicidad que proyectó Milanković (≈41.000 años); sin embargo, durante los últimos ≈800.000 años la periodicidad se ha alargando ≈100.000 años y los científicos no han descubierto todavía una causa cierta que explique la extensión temporal registrada.

Izquierda. Figura A. Mapa del Océano Ártico y los bordes costeros adyacentes. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mapa_del_Oc%C3%A9ano_%C3%81rtico.png
Derecha. Figura B. Mapa del borde costero de la Antártida. https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=660496
La deriva de continentes desde la Época Plioceno (5,3 Ma) hasta la disposición geográfica actual, ha sido coetánea con la tendencia al enfriamiento y determinante para helar el agua del océano Ártico y para que, de forma excepcional en la historia del planeta, los dos polos estén helados a la vez de forma permanente cuyas consecuencias se manifestaron cientos de milenios más tarde, tanto en magnitud como en la duración de los ciclos interglaciares y glaciares observados. La apertura neta del Atlántico, la deriva de la Antártida al polo Sur junto con su separación de América y el desarrollo de una corriente circumpolar, y la cuasi oclusión del Océano Ártico, determinaron la circulación oceánica profunda de agua fría, y la superficial más caliente y salada, forzando la existencia de un casquete de hielo en el dominio del polo Norte (Figuras A, B y C), que terminó de configurarse hace  ≈1 Ma, tras formarse el istmo de Panamá hace 2,558 Ma (inicio Período Cuaternario), Hardy R. et al (1998), Ferrer A. (2003),  Boned M. (2006).

Figura C. Boned M, (2006). Desde el Oligoceno (33,9 Ma), el planeta tiende a un enfriamiento que desde el Cuaternario está caracterizado por una alternancia de episodios glaciares muy largos con otros interglaciares cortos.

La Figura 8 de la 1ª Parte refiere el indicador (proxy) δ18O y según el autor se ha tomado de Jouzel et al (2007) pero ese artículo trata datos de deuterio (²H) y la Figura 8 no está. Con la figura intenta justificar que las variaciones climáticas serían cíclicas pero solo durante los últimos 800.000, lo que contradice las evidencias identificadas por el sector petrolero.
Esta Figura 8 señala la tendencia natural reciente al frío y resalta el repunte cálido reciente que ya no cabe refutar; Ortega E. (2022a) reproduce lo dicho con la Figura 9 que superpone las figuras 6 y 8; sin embargo, no se comenta que la tendencia natural al frío se quebró por el repunte cálido reciente como refleja el gráfico “C “ de ExxonMobil (Figura D) también.

Figura D. Supran G. et al (2023). Variación histórica de la temperatura (en rojo) y la concentración atmosférica de CO2 (en azul) frente a las proyecciones del calentamiento global de los científicos de ExxonMobil.
A) Protecciones modeladas por ExxonMobil en 1982.
B) Resumen de las proyecciones (en gris) de siete informes internos de la compañía y cinco publicaciones revisadas por pares entre 1977 y 2003.
C) Gráfico de un informe interno de 1977 sobre el efecto del CO2 en el calentamiento global a escala interglaciar; En A) y B) se refleja la temperatura histórica media, y en C) se simula la temperatura de los últimos 150.000 años.

La variabilidad climática desde ≈2,7 Ma se grafica en las tablas cronoestratigráficas global ICS V. 2022b y de la Península Ibérica, v.2 Silva P.G. et al (2009); y las principales divisiones  del tiempo geológico global del Período Cuaternario en ICS-ISQS (2023).
Tras el máximo glaciar MIS 2, se inició la Época Holoceno hace ≈13.700 años, y hace ≈6.100 años se registró el óptimo cálido (MIS 1). Después se inició un proceso de enfriamiento lento caracterizado por episodios centenarios cada vez más fríos que alternaban con otros también centenarios pero cada vez menos cálidos. El último episodio de enfriamiento no fue centenario y por ello se conoce como la Pequeña Edad de Hielo; la tendencia natural al frío fue efímera, terminó sin completar el subciclo episódico de orden centenario cuando, de forma inesperada, se inició un calentamiento súbito que ha aumentado con rapidez y que no lo explica la intervención de agentes naturales.
La Figura E de LisieckiL.E. et al (2005) que se cita en Jouzel et al (2007) grafica el valor δ18O promedio de los estadios isotópicos marinos (MIS, ó OIS) y confirma el carácter cíclico de la variabilidad climática y la tendencia al enfriamiento del planeta desde, al menos, la Época Plioceno (5,3 Ma) hasta hoy, y no solo desde los últimos 800.000 años. MIS pares refieren el máximo de los ciclos fríos, y los MIS impares el óptimo de los cálidos. 
De los seis ciclos más recientes que grafican las tablas y la Figura E se puede deducir: a) el tránsito de un MIS impar al siguiente impar dura ≈100.000 años de media, esa duración es mayor que en los ciclos precedentes, y hay muchos subciclos calentamiento/enfriamiento episódicos centenarios; b) el tránsito de un MIS par al siguiente impar es muy rápido y dura ≤ 15% o menos de un ciclo completo, y hay algunos subciclos enfriamiento/calentamiento también episódicos y centenarios; c) Los máximos cálidos son mayores y los glaciares son notablemente mayores que los precedentes.
Figura E. LisieckiL.E. et al (2005). La amplitud de los ciclos aumenta en el tiempo, y es máxima desde ≈0,6 Ma; los óptimos cálidos se alcanzan en muy poco tiempo, y los máximos glaciares tras un descenso prolongado en el tiempo.

Así mismo, el grupo de trabajo OC3 “Ciclo del Carbono y de Circulación Oceánica” Muglia, J. et al (2023) ha puesto a disposición del ámbito científico la primera base de datos global de tasas de isótopos estables de Oxigeno y de Carbono de foraminíferos bentónicos deducidas desde el último máximo glaciar; y de su análisis derivarán importantes resultados sobre la variabilidad climática natural mas reciente.
Con el fin de conocer la influencia de los agentes orbitales sin el “ruido” de la deglaciación del Hemisferio Norte, Jones, T.R. et al (2023) analiza la respuesta climática a los cambios estacionales de la insolación de la Antártida en los últimos ≈13.000 años (≈ la mitad de un ciclo de precesión). Los resultados estivales muestran que la temperatura durante la Época Holoceno ha variado ≈+2 °C, que entre ≈13.000 años y ≈6.100 años hubo un calentamiento que excedió +0.7 °C y que el enfriamiento posterior excedió -0.6 °C.

En Hu F.S. (2021) se enfatiza la complejidad del sistema climático del planeta y se advierte sobre la inconsistencia que supone comparar cambios climáticos entre zonas geográficas alejadas. Así, deduce dos períodos cálidos –del 2000 al 1700 (0-300 AC) y del 1150 al 800 (850-1200 AC)– que concuerdan con evidencias de anillos de árboles de Fenoscandia (Escudo Báltico) y muestran que el calor reciente no es atípico en los últimos 1000 años; sin embargo, los registros de diatomeas y los anillos de árboles del Ártico canadiense y ruso, sugieren que el calentamiento del siglo XX no tiene precedentes en el Holoceno tardío.

Variaciones del nivel del mar medio global

También hay controversia cuando se pretende minusvalorar el carácter catastrófico de la subida del nivel del mar causada por el calentamiento antrópico, al compararlo con los valores impuestos por la naturaleza en el pasado geológico; es decir, no es anómalo que el mar inunde espacios costeros, ha ocurrido siempre, y como no podemos hacer nada hemos de sufrir consecuencias de todo tipo que afectan seriamente a la vida y la economía de los humanos, y por ende a todas las especies del ecosistema Tierra.
Ortega E. (2022b) dice que el último informe del IPCC anuncia «que la elevación del nivel medio mundial del mar está creciendo a un ritmo de 4 milímetros al año entre 1990–2025, pero que se acelerará hasta los 5,5 milímetros al año hasta 2100», no obstante tras un cálculo simplista afirma que en los últimos 20.000 años el ritmo ha sido mayor a 6mm/año, y que «hace milenios, también ascendía más deprisa que los 5,5 mm/año preconizados por el IPCC», confundiendo medida con proyección (los datos de 2025 son una proyección y los de 1990 una medida). El informe IPCC (2021) de contribución del Grupo de Trabajo I (WGI) The Physical Science Basis al último informe AR6 del IPCC, informa que el ascenso del nivel global (centil 83%) fue +2,3mm/año (+0,25m) en el período 1901-2018, y de +4,2mm/año para 2006-2018. La cifra de +4mm/año está próxima a la medida entre 2006 y 2018, pero la extensión al año 2025 es una proyección a futuro.
El mismo informe proyecta en el año 2100 una tasa de +6,4mm/año (+0,55m) para el centil 83%, en el escenario SSP1-1.9 de muy bajas emisiones y sobre la línea base 1955-2014. Esta cifra es mayor que la que cita el autor –parece confundir m por mm– y mayor a la deducida de forma simplista. El escenario SSP1-1.9 es el que propone la ciencia para alcanzar cero emisiones netas de CO2 y estabilizar el incremento de temperatura que induce, y que el revisionismo considera esfuerzo vano. También sorprende que se comparen las tasas del pasado geológico con las obtenidas en ese escenario, y no frente a las que proyecta para el mismo horizonte (2100) el escenario SSP5-8.5 de muy altas emisiones (similar al “no hacer nada”) que es el más desfavorable: +11,7mm/año (+1,01m) y sin descartar que el nivel global medio aumente ≈+2m (≈23,3mm/año) sobre el rango probable, debido a la incertidumbre sobre el deshielo polar; es decir ≈+3m (≈+35mm/año). Y este escenario proyecta en 2150 un nivel global medio de +1,88m (+10,1mm/año) y no descarta un aumento ≈+5m (≈+36,8mm/año) por la misma incertidumbre; es decir, ≈+6,9m (≈+50,6mm/año). Y para el 2300 proyecta un nivel +16,2m (+56,6mm/año) que puede ser mayor por la misma razón
El informe del IPCC-WGI tampoco descarta que en los próximos 2.000 años el nivel global medio del mar suba +2-3m (1-1,5mm/año) si se limita de forma mantenida la temperatura del calentamiento a +1,5°C (escenario muy bajas emisiones); ó +19-22m (+9,5-11mm/año) si son +5°C (escenario de muy altas emisiones); y que subirá +6-7m en los próximos 10.000 años si se limita a +1,5°C, y +28-37m si son +5°C. Estas proyecciones son comparables con la reconstrucción del nivel global del mar deducida para climas cálidos del pasado geológico, y desvelan una intención torticera cuando se pretende minimizar los efectos catastróficos asociados al calentamiento antrópico.
Como ejemplo, el informe del IPCC-WGI informa que durante el óptimo cálido del Plioceno medio, hubo un calentamiento de +2,5°C a +4°C mayor al de referencia (1850-1900) y que, con confianza media, el nivel global medio del mar fue de +5m a +26m más alto que en 1900. Y que, durante el Eoceno inferior, hubo un calentamiento de +10°C a +18°C y con alta confianza el planeta estuvo libre de hielo. Ello permite proyectar a 10.000 años una subida del nivel global medio de +8m a +13m si la temperatura global no excede +2°C (escenario cercano al de muy bajas emisiones), y de +28m a +37m si en el escenario más desfavorable no se exceden +5°C.
La información restante del último informe del IPCC se puede descargar en: IPCC (2022a). Contribución del WGII; IPCC (2022b9. Contribución del WGIII; e IPCC (2023). Este último es el AR6 SYR (2023) The Synthesis Report (el pasado 19 de marzo se publicaron los Summary for Policymakers y Longer Report, y está previsto que en breve se publique el Full volume), e incluye las contribuciones de los tres grupos de trabajo y los resultados de tres informes especiales: IPCC (2018), IPCC (2019) y IPCC (2019).
El máximo del último ciclo glaciar (Gürm) terminó hace ≈19.000 años y el inicio del Período Holoceno, que es el interglaciar en el que vivimos, se ha datado (AEQUA) en 13.700 años (11,7ka ó b2k antes del AD 2000). En la transición el nivel del mar subió ≈+70m (de -120m a -50m) y desde el Holoceno inferior hasta el óptimo climático ≈+50m (-50m a -3,5m). En el Holoceno medio (6,5ka – 5,5ka) bajó -3,5m y subió +0,5m, y desde entonces se mantuvo casi estable hasta iniciarse el período industrial IPCC (2021). Las subidas del nivel del mar indicadas fueron episódicas y su duración centenaria NASA (7).
Kemp A.C. et al (2011) reconstruyen con detalle el nivel del mar de los últimos 2.100 años, y deducen cuatro cambios persistentes que son consistentes con la temperatura global: a) el nivel fue estable desde 2.100 a 1.050 años (100 AC a 950 DC); b) luego aumentó con tasa de 0,6 mm/año durante 400 años; c) desde hace 600 años (1400 DC) hasta finales del siglo XIX ha habido otro período estable, con un ligero descenso asociado a la Pequeña Edad de Hielo; y d) entre 120 y 80 años (1880 y 1920 DC) el nivel aumenta +2,1 mm/año y, a escala de siglo, es la mayor tasa de aumento persistente de los 21 siglos anteriores.

Los gases de efecto invernadero

Forzados por las evidencias y los datos, los autores revisionistas aceptaron muy a su pesar que la actividad antrópica contribuya al calentamiento global, pero siempre como parte de la variabilidad natural y cuestionando que pueda ser determinante, y mezclando verdades y medias verdades como nos ilustrar frases como: “sea cual sea la contribución humana al cambio climático, las acciones que se emprendan para intentar corregir sus impactos, tendrían sólo un efecto parcial”; “que será totalmente imposible detener, y mucho menos revertir, el actual ciclo de calentamiento”; “si nuestras actividades están modificando el clima de forma significativa, a lo máximo que podríamos aspirar es a devolver el proceso de calentamiento a su ritmo natural”; “la actividad humana se superpondría a la tendencia natural y solo representaría una parte del proceso total del calentamiento”.
La 2ª Parte Ortega E. (2022c), 2ª Parte, da la respuesta argumental a lo que el revisionismo considera la cuestión clave del debate sobre el dilema calentamiento global versus cambio climático «reside en determinar el porcentaje, importante o insignificante, de la contribución antrópica […] Determinar cuál es el porcentaje de esa contribución (es decir, saber si es importante o insignificante), constituye realmente el quid de la cuestión, el verdadero nudo gordiano: ¿cuál es la importancia relativa de las emisiones producidas por el Hombre en comparación con los factores naturales?».
Este agente es parte esencial del cambio climático observado y su análisis excedería con mucho la extensión de este artículo, y no aportaría nada nuevo a su objeto; además, la 2ª Parte no está publicada por el ICOG y comparto el deseo de no polemizar con su autor. No obstante, adelanto que el artículo de Supran G. et al (2023) desvela que estos argumentos ya se plantearos a finales de los setenta, cuando el negacionismo estaba acorralado por las evidencias y el consenso científico.
Para obtener información específica sobre el efecto de la adición de emisiones antrópicas de CO2 y de otros gases de efecto invernadero, se puede consultar el informe del WGI IPCC (2021), Skepticalscience (7), Skepticalscience (8), NASA (2), Ferrán Puig Vilar (2), (3), (4), (5), (6), o el portal 350.org (1) de carácter divulgativo.
El artículo de Lapenis A. (2020) también resulta de interés porque pone en valor el trabajo del climatólogo ruso Mikhail Ivanovich Budyko (1972, 1972a) sobre el calentamiento global a largo plazo, y que rechazó la comunidad científica del momento por mostrar la tendencia creciente e inevitable hacia el calentamiento del planeta por la emisión antrópica de CO2. Proyectó para el año 2000 una concentración de CO2 en la atmósfera de 375 ± 10 ppm muy próxima al valor medio (369 ppm) obtenido en la estación de Mauna Loa, Hawai ese año.
BudBudyko dedujo que si se doblaba la concentración de CO2 la temperatura aumentaba ≈+2°C, y que en latitudes polares se amplificaba un factor de 2. Su pronóstico aumentaba ≈+2,25°C la temperatura media global el año 2070, y concluía que en 2050 el océano Ártico no estaría cubierto de hielo permanente. De 1970 a 2019 proyectaba +1°C de aumento de temperatura media global y la disminución de ≈50% del hielo permanente del Ártico. Según el IPCC en los últimos 50 años la temperatura global media ha aumentado +0,98 °C y la extensión del hielo marino del Ártico es ≈46 % menor (Figura F).

Figura F. Lapenis A. (2020). Fig. 1. Proyecciones (en gris) de M. Budyko 1972 de (a) la temperatura y de (b) la extension de hielo del océano Ártico. En (a) se muestra (linea continua negra) la variación de la temperature media observada en cinco años; la línea de puntos es el resultado en el scenario del IPCC “business-as-usual” de emission alta, y la línea de trazos resulta del escenario de bajas emisiones. (b) muestra en negro la variación de la extension del hielo Ártico plurianual observada desde satellite. El area de hielo se obtiene a partir de la proyección original de Budyko (1972).

A finales de los ochenta el consenso científico internacional sobre la contribución antrópica al calentamiento global ya era alto, y la proyección climática de Budyko se incorporó al 1er informe del Study of Man’s Impact on Climate (SMIC), donde solo con el aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera, se concluía para el año 2000 un aumento de ≈+0,5°C (≈+0,17°C/década) de la temperatura y que ha resultado ser un valor preciso (Figura F). La temperatura global media aumentó de 1970 a 1999, con una tasa de +0,17°C/década, y después del 2000 la tasa ha sido de +0,25°C/década, GISTEMP (2020).
Ese 1er informe consideró dos escenarios similares a los suyos llamados A (de emisión alta, hoy RCP 8.5) que es continuista –business as usual– y que pronostica un incremento anual medio de la temperatura global media de +0,3°C/década (+0,2°C a +0,5°C/década); y B (de emisión media, hoy RCP 6.0), que considera cambios hacia la eficiencia energética y mayor consumo de gas natural, control de emisiones de CO2, tendencia inversa de deforestación y aplicación total del Protocolo de Montreal, que pronostica +0.2°C/década de incremento medio anual de la temperatura global media.
Es importante notar que la variabilidad climática extrema que sufrimos como consecuencia del calentamiento global, revela la dependencia que las actividades productivas y sociales tienen del clima. Morales M.S. et al (2020) analizan registros del atlas SADA que abarcan 600 años (1400-2000 DC) y deducen que la frecuencia de sequias severas y lluvias extremas ocurridas desde los años sesenta no tiene precedente, y que “Las anomalías combinadas de ENOS (El Niño Oscilación del Sur)SAM (Modo Anular del Sur) junto a la intensificación de chorros subtropicales de bajo nivel debido al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero pueden causar sequías y lluvias más extremas en América del Sur durante el siglo XXI”.

EL CONSENSO CIENTÍFICO SOBRE EL DILEMA

La investigación científica de la naturaleza y la evaluación rigurosa de las evidencias encontradas, demuestran que la causa determinante del calentamiento global observado son los gases de efecto invernadero emitidos por nuestra civilización (humankind); y son multitud los artículos que reflejan este hecho en las diversas revistas científicas.
El consenso científico internacional sobre ello se fraguó en los años setenta, se generalizó a finales de los ochenta y hoy es abrumador, tal y como muestran los artículos publicados en revistas científicas que analizan el contenido de los mismos sobre el asunto.
El portal NASA (7) adjunta enlaces a artículos que evalúan de forma específica el consenso científico existente sobre la causa del calentamiento global y en todos ellos se señala a la actividad antrópica como la causa principal. En Skepticalscience (9) se confirma el 97% de consenso que cuantificaron Cook et al. (2016) y que se cuestionó en su momento, y facilita los  enlaces a otros artículos que endosan ese porcentaje de consenso.
The Consensus Project lleva analizados 12.465 artículos revisados por pares en los últimos 21 años, y ha identificado 4.014 resúmenes de 10.188 científicos en los que el 97,1% de los artículos y el 98,4% de los autores apoyan que la causa principal del calentamiento global son las actividades antrópicas. En Skepticalscience (10) hay herramientas que permiten revisar el proceso seguido para cuantificar el consenso en los artículos científicos, y aloja un hub de enlaces que lo apoyan; así mismo, el lector puede cuantificar el consenso actual sobre cualquier otro asunto de su elección.
Mark Lynas et al (2021) han revisado 88.125 artículos sobre el asunto publicados desde 2012, y solo han podido identificar un 1%, o menos, que de forma implícita o explícita sean negacionistas; y en ellos es recurrente que citen a los rayos cósmicos, la radiación solar o fluctuaciones naturales como causas del cambio climático actual. Y concluyen que no hay debate significante entre expertos sobre si la causa del cambio climático es antrópica o natural, y que es poco probable que el 99% de los artículos deduzcan que las emisiones de gases de efecto invernadero son la causa del calentamiento global y que ello se deba solo al analfabetismo científico o a la falta de comprensión de sus autores.
Los resultados muestran que los artículos que sostienen el revisionismo son residuales, lo que hace muy probable que la causa principal del calentamiento global observada desde los años cincuenta del siglo XX sea la emisión antropogénica de los gases de efecto invernadero. O dicho de otra forma: es muy poco probable que tras aplicar el método científico estén equivocados tantos.
El artículo que comento seguidamente desvela que, pese a negarlo en público, los propios científicos y expertos de la petrolera ExxonMobil endosaban en sus informes internos el consenso que había a finales de los setenta sobre el origen antrópico del calentamiento global reciente, y sobre la probabilidad baja de un enfriamiento global; y adversativamente muestra que era falso el consenso científico sobre el enfriamiento global publicitado en los años setenta como bien señala Peterson et al (2008) y que fue pregonado hasta hace unas décadas por la petrolera.

DÉCADAS DE NEGACIONISMO Y POSVERDAD SOBRE EL DILEMA

Frente al enfoque cualitativo habitual, Supran G. et al (2023) evalúan por primera vez de forma cuantitativa proyecciones climáticas del sector de los combustibles fósiles. Analizan 32 documentos propiedad de ExxonMobil desde 1977 a 2002, y 72 artículos revisados por pares de defensores de la petrolera publicados de 1982 a 2014 y concluye que, desde décadas atrás, la petrolera conocía los efectos medioambientales adversos previstos, que estos coincidían con las conclusiones de los científicos externos, y que ello lo negaban en público para desprestigiar “al otro”. En concreto, los científicos y expertos de ExxonMobil:
a) Modelaron de forma sofisticada y proyectaron con precisión el calentamiento debido al consumo de combustibles fósiles; sin embargo, para frenar las políticas de abandono de los combustibles fósiles, en público defendían lo contrario que deducían sus resultados. Los modelos climáticos de los “otros” eran poco fiables y las incertidumbres demasiado altas para diferenciar la influencia antrópica de la natural; cuando en realidad ambas eran similares. El calentamiento medio proyectado por ExxonMobil era +0,20°C/década ± 0,04°C, que es un resultado es similar al deducido por las proyecciones externas.
b) En los setenta se posicionaron internamente a favor de una época super-interglaciar inducida por el CO2, donde la Tierra se calentaría más que en cualquier otro momento de los últimos 150.000 años, y descartaron correctamente la posibilidad de una próxima edad de hielo. La Figura D incluye el gráfico original de la petrolera y las temperaturas simuladas (en rojo) por un modelo reciente; y muestra que los científicos de ExxonMobil fueron muy precisos al proyectar el calentamiento antrópico, que estaban del lado correcto de la mayoría, y que desechaban el enfriamiento global natural que apoyaban en público Peterson et al (2008). Su previsión interna era consistente con la mayor parte de los artículos de la época revisados por pares y solo un ≈14% de los mismos anticipaba un enfriamiento global natural.
c) Predijeron de forma precisa que, en el marco de las fluctuaciones climáticas naturales, el calentamiento global antrópico sería detectable por primera vez en el 2000 ± 5 años.
 d) Estimaron la cantidad de CO2 que se puede agregar a la atmósfera del planeta antes de alcanzar +2°C por el calentamiento global inducido, y dedujeron que para estabilizar la concentración de CO2 por debajo de 550 ppm y/o limitar el calentamiento a +2°C, había que limitar las emisiones de CO2entre 2015 y 2100.
El artículo informa de otra documentación donde se muestra que el sector petrolero y del gas de los EE.UU. lo sabía desde los cincuenta, la industria del carbón desde los sesenta, y Total, GM, Ford y varias eléctricas desde los setenta. Los lectores interesados en conocer el relato pseudocientífico construido para ocultar durante décadas la causa del calentamiento global, pueden consultar “Mercaderes de la Duda” de Oreskes N. y Conway E.M. (2018).

EL DILEMA Y LA CUESTIÓN

Frente al consenso internacional de que el calentamiento global causado por la actividad antrópica es la causa de la variabilidad climática observada hoy en día, todavía permanece una minoría residual disidente que está bien reflejada en Ortega E. (2022a), Ortega (2023c) para la cual esa variabilidad es debida a procesos naturales activos y que, si hay influencia antrópica, esta es pequeña.
En ese contexto cabe preguntarse ¿por qué se reabre el debate público sobre un dilema que ha sido debatido hasta la saciedad por la comunidad científica y sobre el que hay una posición experta robusta?. Y el observador imparcial puede deducir intencionalidad política en ello porque para la vista y el oído resulta evidente que el neoliberalismo ha encontrado en los nuevos medios de comunicación digital el cauce idóneo para reabrir ahora este tema complejo, manipularlo y ganar adeptos, en especial entre los jóvenes que no han vivido el proceso de la resolución científica del dilema.
Las consecuencias éticas que pueden asociarse con el dilema son evidentes y conforman el trasfondo de este debate: la magnitud del proceso natural supera a nuestra capacidad de actuación y no se puede hacer nada al respecto, sería inútil cambiar el sistema actual y solo nos queda sufrir las consecuencias medioambientales de orden global que nos mande la naturaleza; es una posición conservadora. Frente a ello, el intento de una respuesta global armonizada que transforme el sistema productivo actual hacia otro circular, sostenible, que minimice las consecuencias del calentamiento global y mejore el ecosistema Tierra, que incluye a los humanos; es una posición progresista.
El dilema económico que subyace al científico está convenientemente disfrazado por la ideología. Antes, el cambio se percibía lejano y no se consideraba necesario, la tecnología alternativa no estaba desarrollada, el coste era muy alto, y su defensa era cosa de unos pocos “ecologistas”. Ahora una minoría lo plantea con el derecho a disentir, pero lo que pretende es mantener el sistema productivo y son conservadores; otros, que son mayoría siguen la senda racional que marca la ciencia y son progresistas. Esta diferencia no tiene porqué conformar dos bloques antagónicos de carácter político sobre el asunto, porque la ideología política debe tener y tiene diferencias sobre el proceso del cambio, pero respecto al dilema que titula este artículo solo hay una respuesta de elección clara: negacionismo o ciencia.

DISCUSIÓN

El conocimiento de nuestro planeta se aborda con los datos disponibles y el análisis de los mismos sigue, en general, dos principios básicos del método científico: la modelización y el actualismo. El primero utiliza modelos y parámetros (fingerprints) finitos que representan solo una parte del todo, donde, la falta de medidas directas de los parámetros variables, se caracterizan de forma indirecta con indicadores (proxys) como el δ18O tomados del registro geológico. El segundo permite extrapolar al pasado (retrodicción) análogos actuales a partir de la iteración de evidencias observadas en series de datos diferentes y de la convergencia de patrones en las evidencias; y lo resume la frase: “el presente es la llave del pasado”. Si hay hipótesis concurrentes que permiten inferir una causa común que explique mejor el conjunto de evidencias, el principio de causa común permite invertir la retrodicción y hacer postdicciones del presente a partir del pasado como señala Villagrán et al (2014).
La hipótesis de Deriva Continental de Alfred Wegener (1912) es ejemplo de postdicción en la búsqueda de la causa común; y el aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera causado por la actividad antrópica, es otro paradigma científico de búsqueda de una causa común que explique de la forma más plausible el calentamiento global anómalo que se observa de forma evidente desde los últimos 70 años.
Los subciclos fríos registrados después del óptimo cálido (MIS1) son episodios de duración centenaria y marcaron el tránsito hacia el siguiente máximo glaciar, de forma que cada subciclo era más frío que el anterior frio; la Pequeña Edad de Hielo ha sido el último registrado y se interrumpió hace ≈170 años con el inicio de la actividad industrial. Y desde entonces, estamos inmersos en un subciclo cálido anómalo que quebró la tendencia al frío natural, donde el conjunto de evidencias señala como causa más probable el aumento de la concentración de los gases de efecto invernadero debido a la actividad antrópica.
El clima es la respuesta de un sistema que se caracteriza por tener una dinámica muy lenta, y seguiremos viviendo este subciclo cálido por centurias junto con sucesos meteorológicos extremos y subidas del nivel global medio del mar que ya afectan directamente a la vida y a la economía globales. Y si no se contiene el calentamiento global, tanto el medio ambiente como las generaciones futuras sufrirán por milenios consecuencias mucho más graves. Esto nos dice la ciencia, y por ello se habla de “emergencia climática”. Nuestro deber ético tiene por objeto proteger la vida y el medio ambiente futuros dando solución, impidiendo, o al menos minimizando los efectos no deseables derivados de nuestro desarrollo global.
Obtener de forma rigurosa el balance neto del asunto es complejo per se, y la complejidad se acrecienta cuando las proyecciones requieren cuantificar la contribución de agentes que puedan concurrir en el futuro y que necesitarán más investigación, como el deshielo polar, el polvo antrópico, el albedo, o los incendios del permafrost. Y no solo esto es complejo, también lo es la identificación, integración y cuantificación de los efectos, que son muchos, en el sistema económico y social antrópico, lo que incluye al medio ambiente. Sobre esta complejidad añadida se puede profundizar en Ferrán Puig Vilar (3).
Cuando una minoría de científicos descubrió a mediados del siglo XX los primeros indicios del calentamiento global, otros autores lo negaron predicando que la variabilidad climática solo se debía a causas naturales y que el planeta estaba en un ciclo frio. Con el tiempo, la observación de la naturaleza acumuló evidencias de un calentamiento y con la búsqueda de su causa común se comenzó a deducir que la emisión antrópica de CO2 era el agente determinante. Para contrarrestar la corriente científica se aceptó, solo como posibilidad, que la actividad antrópica podía ser un agente, pero se negaba que fuera el determinante y financiaba a la vez investigaciones y campañas de opinión pública para sembrar la creencia de que los modelos no eran fiables, que la incertidumbre asociada era muy grande y que no se podía separar la contribución antrópica de la natural.
El caso de la petrolera ExxonMobil evidencia que incluso en el núcleo duro había consenso en que los gases de efecto invernadero, y en especial el CO2, son la causa que mejor explica el calentamiento global observado desde hace décadas. La petrolera no solo “sabía algo» del calentamiento global, si no que “sabía tanto” como los “otros”; y mientras tanto manipulaba al público negando lo que sabía puertas adentro, enfatizando falsedades y fingiendo ignorancia.

CONCLUSIONES

Como parte de mi experiencia en la International Atomic Energy Agency (IAEA) de la ONU como experto en el Emplazamiento, y he de decir que en el debate siempre se impuso la razón científica soportada por evidencias. Además, la ONU es el único instrumento que tenemos para afrontar este reto global, y el IPCC se creó para poder integrar el esfuerzo internacional y armonizar el conocimiento resultante de la interacción de todas las caras de este asunto; principalmente, la comprensión del hecho físico a corto y a largo plazo, la identificación de impactos/vulnerabilidades de todo tipo y de los posibles procesos de adaptación, y la recomendación de medidas de mitigación.
Sobre el dilema cambio climático natural vs calentamiento antrópico se ha debatido hasta la saciedad, y he puesto ejemplos de hipótesis que inicialmente fueron descartadas y luego aceptadas. Con los autores revisionistas ha pasado lo contrario: domeñaron inicialmente a la opinión pública en los medios y en el debate político, pero desde hace más de 50 años la ciencia descartó su discurso y hoy en día el colectivo que niega la evidencia utilizando la misma técnica y argumentos del pasado sigue siendo residual.
En este debate, el consenso de la comunidad científica es abrumador cuando se señala a la actividad antrópica como la causa determinante del calentamiento global del planeta; la ciencia nos alerta de ello desde hace décadas, señala año tras año la ocurrencia de eventos climáticos extremos y las consecuencias que sufrimos, y marca el camino hacia un cambio factible. La ciencia ha resuelto el dilema y la razón desinfla el debate ideológico sobre la causa; la ciencia lo ha cerrado. A partir de aquí, es evidente que el trasfondo económico y el debate ideológico deben tener diferencias. Sin embargo, negar la evidencia y no hacer nada es una gran irresponsabilidad frente a nosotros y frente a las generaciones venideras.
Tras publicarse los informes de los WGI, II y III que soportan el último informe AR6 del IPCC, y ante la inminente puesta en marcha de los procesos de adaptación, a la minoría residual le urge cuestionar esos resultados y, a falta de nuevos argumentos, ataca en particular el último el informe del GWI de Ago/2021 resucitando como fake new el viejo debate sobre el dilema cambio climático natural versus calentamiento antrópico.
También es evidente que la corriente neoliberal está detrás y que lo promueve para crecer y alcanzar una relevancia social y notoriedad política que no tiene. Para ello, encuentra en los medios digitales el cauce idóneo para intentar apropiarse, otra vez mas, de la opinión pública mediante un relato antagónico que manipula de forma torticera y simple sofismas y argumentos del pasado ya refutados, y todo ello para conseguir adeptos, en especial, entre los jóvenes que desconocen la historia y complejidad del asunto.
Termino con una cita pertinente de Antoine de Saint Exupéry (Citadelle, 1948) que incluye el informe IPCC (2018): «Pour ce qui est de l’avenir, il ne s’agit pas de le prévoir, mais de le rendre possible»; y que se puede traducir por “En cuanto al futuro, no se trata de preverlo, sino de volverlo posible”.

AGRADECIMIENTOS

Agradezco las propuestas de cambio de los revisores de Tierra y Tecnología, en concreto, de Imanol López Díaz, y de otro anónimo, y de forma especial, los comentarios de Ana Thomas Hernández; la aportación de todos ellos ha enriquecido de forma notable el texto.
También quiero mostrar mi reconocimiento a los expertos y científicos de las instituciones involucradas por parte española en el informe de contribución del WGI al AR6 del IPCC (2021): AEMET, Centro Supercomputación de Barcelona, Centro Vasco Cambio Climático, CSIC, Instituto Ecología Pirenaico, Instituto Español Oceanografía, Instituto Catalán de Investigación y de Estudios Avanzados, Instituto de Física de Cantabria, Observatorio de Montseny, PREDICTIA Intelligent Data Solutions SL, y Universidades de Alcalá de Henares, Barcelona, Cantabria, Castilla-La Mancha, Complutense Madrid, Extremadura, Granada, Islas Baleares, Las Palmas de Gran Canaria, León, Oviedo, País Vasco, Politécnica de Madrid, Sevilla, Rey Juan Carlos, y Universidad de Vigo.

RECOMENDACIONES AL LECTOR

Si hay interés en informarse o participar en el proceso de transición energética hacia una sociedad liderada por energías renovables y el consumo de combustibles fósiles regulado, o bien para acceder de forma sencilla y rigurosa a este asunto complejo y de interés por el trasfondo ético que nos atañe, recomiendo a los no expertos que visiten foros de calidad contrastada, como NASA, Skepticalscience, 350.org, o Ferrán Puig Vilar. Este último tiene un índice completo de opinión informada e incluye publicaciones especializadas.
Ferrán Puig Vilar recoge comentarios sobre el wording que utilizan los autores negacionisas cuya traducción al castellano no es directa y siempre tiene matices de contexto.

NOTAS

1.  Desde el último máximo glaciar, las edades geológicas del texto se refieren al año 2000 son edades AC (After Christ), ka ó ky (kilo years up to 2000 year). Las edades AD (Anno Domine), CE (Common Era), BCE (Before the CE), BC (Before Christ), ó b2k (before two kilo years) son alternativas, y refieren nuestro año 0; la Era Común (CE) se inicia el año AD uno y se extiende hasta nuestros días.

2.  δ18O: Expresa la proporción, en tantos por mil (‰), de los isótopos 18 y 16 del oxígeno, y es un indicador de la temperatura. La proporción 18O/16O es menor en un clima cálido y mayor en otro más frío.

3.  Las siguientes palabras se utilizan en este texto con la siguiente acepción de la RAE:

Ecléctico: Posición intermedia entre evidencias, hechos o teorías diversas.

Erístico: Que abusa del procedimiento dialéctico hasta el punto de convertirlo en disputa vana.

Estulticia: Ignorancia, necedad o estupidez.

Fake new: Información falsa/engañosa presentada como noticia, a menudo novedosa.

Divulgativo: Propagar o difundir un conocimiento especializado con la intención de informar.

Negacionismo: Actitud que niega determinadas realidades y hechos históricos o naturales relevantes.

Posverdad: Distorsión deliberada de la realidad que manipula creencias y emociones para influir en la opinión pública y las actitudes sociales. El demagogo es maestro de la posverdad.

Sofisma: Razón o argumento falso con apariencia de verdad.

Torticero: Que no se ajusta a la razón.

4.  Acrónimos:

     ICOG: Ilustre Colegio Oficial de Geólogos.

     MIS: Marine Isotope Stages. ó el alternativo OIS: Oxygen Isotope Stages:

REFERENCIAS

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