El Papa Francisco, Meteoritos, el Vaticano y la exploración espacial

0
164

Jesús Martínez Frías

Instituto de Geociencias (CSIC-UCM) y Reales Academias de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y Doctores de España

En el momento de escribir estas líneas, estamos a punto de saber quién será el nuevo Papa. El fallecimiento del Papa Francisco culmina una etapa histórica de gran relevancia, que pone fin a más de 12 años de pontificado. Sin pretender entrar en más detalles, cabe subrayar su singular personalidad y preocupación por los marginados y su carisma y ser el primer pontífice jesuita hispanoamericano (argentino), guía y referente para millones de católicos de todo el mundo. 

Al igual que sucedió con sus antecesores, este triste acontecimiento está caracterizado por su impacto mundial, con implicaciones no solo religiosas, sino también políticas, sociales y culturales. Es en este último contexto, concretamente en el ámbito científico de la exploración espacial (incluyendo la geología planetaria y astrobiología), donde pretendo enmarcar y describir algunas actividades e iniciativas poco conocidas. Aunque para muchos pueda parecer inusual, estas incluyen aspectos que van desde el estudio de meteoritos y asteroides, a la investigación del origen del universo o incluso vanguardistas temáticas relacionadas con la posible existencia de vida extraterrestre y su búsqueda e importancia para la humanidad.

En mi caso personal, la trágica noticia me trajo el recuerdo de mi visita, en 2011, al Observatorio Vaticano (Fig.1) en relación con un proyecto de divulgación y un simposio científico, que estábamos desarrollando sobre el meteorito de Berlanguillas (Berlangas de Roa, Burgos): el único caído en España, pero que no se encuentra en nuestro país (Fig.2). La casualidad hizo que el 8 de julio de 1811 impactara delante de las tropas francesas, que se encontraban invadiendo España en dicha localidad y estas lo recuperaron y lo trasladaran al Museo Nacional de Historia Natural, en París.

Figura 1: El palacio de Castel Gandolfo, con las dos cúpulas del Observatorio Vaticano. Foto: H. Raab. Wikipedia.

Fig. 2: Meteorito de Berlanguillas (Berlangas de Roa, Burgos). Este es el ejemplar principal que se encuentra en el Museo Nacional de Historia Natural de París. Un fragmento adicional se encuentra formando parte de la colección de meteoritos del Vaticano, que formó parte de nuestra investigación documental.

El prestigioso y emblemático Observatorio Vaticano de Castel Gandolfo cuenta con una extraordinaria colección de meteoritos, de entre las más importantes del mundo y, como parte de los intercambios museísticos habituales de estos ejemplares, un fragmento de Berlanguillas fue a parar a su litoteca meteorítica.

En ese momento, la colección estaba dirigida por el Hermano Dr. Guy Consolmagno, un reputado astrónomo, físico y jesuita a quien tuve la oportunidad de conocer personalmente, en 2009, en el congreso internacional sobre Bólidos y Meteoritos celebrado en Praga. Él fue quien nos mostró el fragmento de Berlanguillas y se prestó a participar en el cortometraje “Berlanguillas: el meteorito olvidado”, que hoy forma parte de la CIENCIATK del CSIC. El Dr. Consolmagno es, actualmente, además de buen colega, director del Observatorio Vaticano y presidente de la prestigiosa “Meteoritical Society”.

Pero, como se ha indicado previamente, las actividades del Observatorio Vaticano en relación con la exploración del espacio se remontan decenios atrás en el tiempo y cubren muchos campos:

  • los Museos Vaticanos conservan fragmentos de rocas lunares traídos por el Apolo 11, donadas por el Presidente Richard Nixon, así como la bandera del Estado de la Ciudad del Vaticano que los astronautas llevaron al espacio. El propio papa Pablo VI envió el 21 de julio de 1969 un mensaje a los tres astronautas Armstrong, Aldrin y Collins.
  • el papa Juan Pablo II clausuró, en 1997, la Conferencia Internacional sobre investigación espacial celebrada en la Universidad de Padua sobre el tema “Los tres Galileos: el hombre, la nave espacial y el telescopio”; 
  • Las relaciones institucionales, principalmente con la NASA y ESA, siguen una rica pauta de colaboración sobre distintos temas de ciencia y divulgación y comunicación; entre otros, la extraordinaria misión OSIRIS-REx de recogida y estudio de material del asteroide Bennu;
  • con los telescopios del Observatorio se localizaron varios asteroides. El astrónomo y jesuita Richard Boyle fue uno de los descubridores del asteroide 2012 XH16. Asimismo, varios asteroides han sido nombrados honrando a sacerdotes que han realizado contribuciones a la exploración espacial. El propio papa Benedicto XVI tiene un asteroide que lleva su nombre (8661 Ratzinger). En esta misma línea, dos astrónomos jesuitas del Vaticano codescubrieron el objeto trans-neptuniano 2021-XD7 y una galaxia enana desconocida llamada Pontus;
  • incluso la astrobiología ha sido abordada por la Academia Pontificia de Ciencias. En 2009, como parte del Año Internacional de la Astronomía, un grupo interdisciplinar, de más de una docena de prestigiosos científicos, debatieron sobre las múltiples implicaciones acerca de la posible existencia de vida extraterrestre y su búsqueda más allá de la Tierra.

El papa Francisco no solo no fue ajeno a estas temáticas, sino que participó activamente en ellas. Por ejemplo, con conversaciones en 2017 con la expedición 53 (Fig.2) en la Estación Espacial Internacional o utilizando, por primera vez, un pequeño satélite, lanzado bajo los auspicios de la Agencia Espacial Italiana, conteniendo la bendición «Urbi et orbi» en plena pandemia.

Fig. 3: Imagen del Centro de Control de Misión de la NASA en Houston. A la derecha, el papa Francisco habla con la tripulación a bordo de la ISS, el 26 de octubre de 2017. Créditos: NASA.

No es extraño el emotivo mensaje de la NASA con el que fue despedido en su fallecimiento, utilizando su propia frase. “El amor nos mueve hacia las estrellas”. D.E.P.