La reciente desgracia en Totalán, ha puesto de manifiesto como la geología puede ser muy relevante a la hora de enfrentar las emergencias.

La zona donde se ha producido este accidente, en un pozo ilegalmente construido y no sellado, se corresponde a lo que los geólogos denominamos el dominio interno de la Cordillera Bética una región montañosa del sur de España resultado de la orogenia (proceso de formación de montañas) Alpina, un proceso de plegamiento que tuvo lugar por la colisión entre la placa ibérica y la placa africana hace unos 30 millones de años, dando lugar a la cordillera más joven y elevada de la península ibérica.

El subsuelo de Totalán son rocas de una antigüedad superior a 350 millones de años

Los geólogos han llamado Complejo Maláguide al conjunto tectónico superior de esa zona interna de la Cordillera Bética. Este complejo tiene dos zonas principales, un zócalo rocoso inferior de edad hercínica (es decir afectado por esta otra orogenia mucho más antigua) que es sobre el que está la población de Totalán contiene estos materiales), sobre el que se ha superpuesto una cobertera de edad alpina.

El subsuelo de Totalán son rocas de una antigüedad superior a 350 millones de años pero que no se han podido datar con precisión, dado que no hay restos biológicos fósiles que permitan determinar su edad. Cuando se formaron eran rocas sedimentarias en un mar que rodeaba un continente que ya no existe, denominando Gondwana, consistentes en arcillas con intercalaciones de arenas y, a veces de gravas.

Esos sedimentos han sufrido un enterramiento y se han transformados por metamorfismo (presión y temperatura) en filitas y meta-arenitas, y en ocasiones, también aparecen cuarcitas, que se corresponden en su origen con las arenas silíceas parecidas a las que podemos observar hoy en día en una playa de nuestro litoral gallego. El proceso de plegamiento resultado de la colisión continental también produjo una serie de pliegues muy apretados y la formación de la lo que en geología se denomina esquistosidad, por la orientación de los minerales micáceos planares de las rocas originales y las transformadas que se aprecia en las rocas por una fina laminación o lajosidad. La antigua estratificación de los sedimentos es hoy esquistosidad, pero aun se puede reconocer en las charnelas de esos pliegues apretados.

Como resumen, la litología de esta formación es una alternancia de niveles sedimentarios plegados con capas de diversa composición petrológica, pero principalmente silíceas, unas más arcillosas en origen (pizarras y filitas) y otras más arenosas (cuarcitas). El conjunto de estas rocas tiene una estructura interna esquistosa, esto es, finamente laminada por efecto tectónico, con facilidad de separarse en la dirección de estos planos internos (se puede deshojar fácilmente), pero que, en dirección perpendicular a éstos, ofrece gran resistencia por tratarse de materiales muy compactos que han sufrido un plegamiento importante.

Por todo ello, desde el punto de vista geotécnico Totalán  y en concreto el monte del Dolmen del Cerro de la Corona, tiene un sustrato rocoso relativamente duro en profundidad, con alternancia de niveles muy duros, pero que generalmente tiene muy baja permeabilidad. Sobre estos sedimentos antiguos el cerro está recubierto por el resultado de la alteración reciente (cuaternaria) que consiste en un manto o coluvión de fragmentos de la formación descrita, que al ser materiales sueltos, han producido los desprendimientos cuando se ha intentado perforar un túnel lateral.

Con esta situación geológica, y teniendo en cuenta la dirección (N144E)  el buzamiento (inclinación) de la esquistosidad (unos 35º en dirección Nordeste) nos encontramos con un modelo hidrogeológico que, de forma simplificada, no retiene el agua subterránea y que, por tanto, con este esquema sencillo resulta muy difícil poder conseguir agua mediante un pozo ubicado en dicho punto.

una geología de más detalle se podría realizar por parte de un geólogo durante unas pocas horas de trabajo

Esta geología que se ha descrito, es la que se puede deducir del Mapa Geológico Nacional (MAGNA) a escala 1:50.000 que edita el Instituto Geológico y Minero de España (www.igme.es). Pero una geología de más detalle se podría realizar por parte de un geólogo durante unas pocas horas de trabajo, tomando previamente los mapas geológicos generales existentes, una fotografía aérea y un plano topográfico, y haciendo una revisión de los datos en campo, con una brújula una lupa y un martillo y revisando los taludes de las carreteras que rodean o cruzan el cerro. Con ello en muy poco tiempo se podría levantar un croquis con precisión suficiente como para poder abordar un proyecto dirigido a conocer la existencia o no de aguas subterráneas y su posible configuración, o en el caso de esta emergencia,  de los materiales que previsiblemente nos vamos a encontrar al hacer un túnel o un sondeo.

En todo caso, el subsuelo no es nunca del propietario de una finca, sino que es patrimonio del Estado, que deberá autorizar cualquier actividad que le afecte. En caso de las aguas subterráneas y de acuerdo con la Ley de Aguas, el permiso lo debe otorgar la Confederación Hidrográfica de la cuenca en la que se esté realizando la actuación. En este caso que nos ocupa sería la cuenca del Guadalquivir. Además se debe solicitar licencia de obras del Ayuntamiento. La reciente sentencia del Supremo aclara que no es necesario ni preceptivo solicitar permiso de la Jefatura de Minas, ya que este asunto es competencia exclusiva de la Confederación.

El conocimiento geológico es fundamental para poder realizar estudios de detalle del uso del subsuelo, que van desde el uso para energía geotérmica, obtención de recursos naturales, almacenamiento de residuos o de CO2, etc. La gestión de riesgos de además otro ámbito fundamental donde la prevención es clave para trabajar con eficiencia económica, planificando la obra civil de forma adecuada, y gestionando posibles riesgos como el de terremotos, inundaciones, deslizamientos, etc.

El Colegio de Geólogos manifiesta la necesidad de que haya mejor cultura geológica

El Colegio de Geólogos manifiesta la necesidad de que haya mejor cultura geológica y que se actúe desde todas las administraciones para evitar que se hagan trabajos sin control y que suponen además un riesgo para la ciudadanía. Como medidas a tomar se encuentran: Realizar inspecciones a las empresas de sondeos; más controles medioambientales por parte de las distintas administraciones, y colaboración ciudadana para evitar que se realicen actuaciones contrarias a la ética profesional y a la seguridad y salud de los ciudadanos.