¿Fiebre del oro en el Ripollés (Girona)?

Históricamente, esta zona ha sido muy prolífica en la extracción de minerales. Ya en la época de la dominación romana se aprovecha la galena y los óxidos derivados de su alteración para la obtención de hierro y plomo.

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La noticia saltó a los medios de comunicación a finales de 2016, a raíz de una solicitud para un permiso de investigación minera admitida a trámite por la Direcció General d’Energia i Mines de la Generalitat de Catalunya. Se trataba de realizar una investigación para buscar oro en distintos municipios de la comarca del Ripollés (Girona). La noticia alcanza mayor relevancia cuando en la actualidad en Cataluña no se explota ningún mineral metálico y se reduce prácticamente a la extracción de potasas, áridos para la construcción y algunas canteras de rocas ornamentales. En Cataluña hay actualmente activas 461 explotaciones mineras a cielo abierto y 5 explotaciones en interior. Se han solicitado para la investigación del oro 261 cuadrículas mineras, en total una zona de 7.830 hectáreas, que comprenden los términos municipales de Toses, Planoles, Queralbs, Ribes de Fresser, Campelles y Pardines.

Los antecedentes

Históricamente, esta zona ha sido muy prolífica en la extracción de minerales. Ya en la época de la dominación romana se aprovecha la galena y los óxidos derivados de su alteración para la obtención de hierro y plomo. Los subproductos que acompañan esta mineralización se abandonaban a pie de la mina, dado que se desconocía su presencia y la técnica metalúrgica que permite obtener la plata y el oro que hay en estas rocas.

En el transcurso de los siglos, los derechos mineros pasaron a ser propiedad de la monarquía o del estado, lo que hizo perder el interés privado en este tipo de investigación.

Con los cambios posteriores de las leyes mineras, durante el siglo XIX, las aventuras inversoras hacia la investigación de los metales volvieron a interesar a los empresarios. A finales del siglo XIX algunos ingenieros de minas empiezan a interesarse por la zona y así empieza la fiebre del oro en la región. Hacia 1905 – 1910, se realizaron las primeras prospecciones con resultados dispares. A finales del siglo XIX y principios del XX se explotaban minas de antimonio, y hacia 1940 se explotaba la arsenopirita. La arsenopirita es la principal mena del Arsénico y se utilizaba como materia prima para fabricar raticidas en fábricas de Badalona (Barcelona). Las minas cerraron definitivamente hacia 1960.

El mineral

Existen evidencias objetivas de la presencia de oro en los sulfuros (arsenopirita, piritas y calcopiritas) de todo El Ripollés. El oro no forma minerales propios sino que se encuentra en la red cristalina de estos sulfuros así como en sus óxidos de alteración dónde el oro ha quedado atrapado. Los sulfuros se encuentran en filones hidrotermales que atravesaron, al final del paleozoico, las areniscas y lutitas del cambro-ordovícico, así como los esquistos, pizarras y carbonatos posteriormente fracturados por la actividad tectónica.

Las numerosas minas antiguas subterráneas que se encuentran en la comarca son todas de pequeño tamaño. Las galerías presentan longitudes de 10 m a 400 m. La mina más conocida es la Mina Saragossa, en Queralbs, que tiene 400 m y 3 niveles de galerías. En ellas se observan filones de hasta 30 cm de potencia. Se han tomado muestras de esos filones que han dado valores de hasta 60-70 gramos de oro por tonelada de mineral (gr Au/t). La explotación más importante y la última que cerró, se encuentra en el paraje de Espinosa (Rio Rigart) y cuenta también con 3 niveles de galerías.

Como regla general en la minería del oro, para acometer una explotación a cielo abierto, se considera rentable a partir de unos contenidos de 3 gr Au/t de mineral; mientras que para realizar una explotación subterránea rentable, los valores deben ser mucho más altos. En un tipo de explotación de grandes dimensiones, a partir de explotaciones a cielo abierto que puedan extraer importantes volúmenes de roca, el límite de rentabilidad baja hasta los 2 gr Au/t de roca. A pesar de que en distintas muestras analizadas de la zona se han obtenido valores puntuales de hasta 24 gr Au/t de mineral, realmente hay una gran variabilidad de un lugar a otro.

El procedimiento

En nuestra opinión, parece imposible que actualmente en el Ripollés pueda prosperar una mina con un sistema de extracción mineral a cielo abierto, ya que al tratase de filones de pequeño tamaño no sería rentable y ambientalmente también sería inviable. En todo caso, los expertos apuntan tan solo a explotaciones subterráneas con pozos y galerías. Pero, ¿cuál es el procedimiento que se sigue antes de la explotación mineral?

En primer lugar, se pide un permiso de investigación sobre determinadas cuadrículas mineras (aproximadamente 30Ha por cuadrícula) al Departament de Mines. Con este procedimiento el solicitante se está asegurando la titularidad del derecho a explorar, investigar y en su caso a explotar el recurso natural de un territorio.

A continuación, si el permiso de investigación es otorgado, una primera fase de investigación consistiría en explorar de forma no agresiva la zona, levantando una cartografía geológica, haciendo un estudio de campo descriptivo de los materiales, de las estructuras geológicas, o del seguimiento geométrico de los filones. En esta fase se puede incluir la teledetección, la recogida y el análisis químico en el laboratorio de las muestras de rocas y la prospección geofísica, como por ejemplo la investigación de anomalías gravimétricas. En esta zona se llegaron a realizar investigaciones para determinar el contenido en oro en la hojas de las plantas. Este estudio dio como resultado valores de hasta 200 ppm de Au en Planolas. Hasta esta fase no existe ningún tipo de afectación medioambiental que impida proseguir en la investigación.

En la fase posterior, generalmente, ya consiste en la ejecución directa de sondeos. Estos sondeos, cuando no requieren de la apertura de pistas forestales, no precisan tampoco de ningún permiso específico, más allá de solicitar los permisos de paso a los propietarios de las fincas. Los sondeos pueden tener distintas profundidades aunque generalmente no son inferiores a los 200 o 300 m. El método utilizado suele ser a rotación con recuperación de testigo continuo. Este tipo de sondeos ya necesitan utilizar agua, tanto para refrigerar la perforación, como para la contención de las paredes de perforación mezclándola con lodos de perforación. Para ello se construyen pequeñas balsas dónde se recicla el agua.  A partir de esta primera fase y con el apoyo de entre 3.000 a 4.000 m de testigo de perforación, ya se puede preparar un informe de reservas inferidas con una certeza estimada del 40%.

Una campaña de investigación para redactar un informe de reservas demostradas con una certeza del 75%, ya precisa sobre unos 20.000 metros de sondeos; y es aquí cuando probablemente sea necesaria la apertura de nuevas pistas forestales para hacer llegar la maquinaria a los puntos de investigación. En este caso se hará necesaria la presentación de un estudio de impacto ambiental, y el depósito de una fianza proporcional a los impactos que se puedan derivar de la actividad.

En caso de que las reservas sean las adecuadas y rentables para su explotación y tratamiento metalúrgico el siguiente paso es solicitar un permiso de explotación, que implica la obtención de una Evaluación de Impacto Ambiental positiva del Departament de Medi Ambient y los permisos municipales pertinentes.

En cualquier caso, la explotación en esta zona únicamente del oro no se considera posible, ya que la estrategia debería consistir en explotar todos los recursos presentes, entre ellos el oro y este casi como subproducto con valor añadido.

La alternativa

Todos los expertos consultados coinciden en descartar que en este caso fuera factible una explotación a cielo abierto. A pesar de todo, los indicios de presencia de oro que puedan encontrarse siguiendo en profundidad los filones que fueron explotados históricamente en superficie, quizás pudieran dar sorpresas. En todo caso habría que estudiar con mucho mayor detalle las características geológicas de la mineralización. Por lo tanto, la alternativa de explotación subterránea siguiendo los filones minerales con sulfuros y óxidos no se puede descartar definitivamente, aunque los controles ambientales deberían ser muy estrictos.

Otra alternativa que según los expertos podría ser posible, sería que la actual promoción minera obedezca a un movimiento especulativo. Suele ser habitual en el mundo de la investigación de los recursos minerales avanzar con toda la investigación científica disponible y con la tramitación administrativa hasta el límite posible y, posteriormente, con toda esta documentación bajo el brazo vender las expectativas de explotación de oro en la Bolsa de Metales de Toronto (Canadá). De este modo con una evaluación de reservas inferidas, una campaña de exploración y algo de investigación, así como con el permiso de investigación otorgado, algún grupo inversor podría llegar a tener interés en comprar la información aunque nunca se llegara a mover ni siquiera un solo kilogramo de roca del terreno.

Agradecimientos

El Consell de Govern dels Col.legi de Geòlegs de Catalunya desea agradecer muy sinceramente  el asesoramiento y las aportaciones de los compañeros geólogos Manuel Viladevall i Solé, Josep Maria Mata i Perelló y Joan Santamaría i Casanovas, fruto de su experiencia profesional y que sin los cuales no hubiera sido posible la redacción del presente artículo.

Tierra y Tecnología nº 49 | Autor: Xavier Cuello, geólogo colegiado nº 2.500 | http://dx.doi.org/10.21028/xcv.2017.01.30